LANUS, Agosto 13, (PUNTO CERO-Inforegión) Daniel Scioli cambió su perfil y cargó contra el Jefe de Gobierno porteño en lo que parece el principio de una nueva estrategia política. También se mostró más cerca de Darío Díaz Pérez que de Jorge Rossi.
El anuncio de ampliación del camino de la Ribera entre Lanús y Lomas de Zamora fue otra oportunidad para que el gobernador Daniel Scioli abone la imagen que trabajosamente construye de hombre inquieto y en acción permanente. Un acto rápido, breve, lo mostró otra vez junto a dos intendentes clave del conurbano bonaerense.
Como en otras oportunidades, el gobernador se mostró más cerca de Darío Díaz Pérez, a quien se refirió como “una persona que tiene muchas ganas de cambiar, transformar y resolver problemas históricos” del distrito, una frase que no tuvo paralelo para el caso de Jorge Rossi.
La excusa fue la presentación de una obra millonaria para comunicar ambos distritos, pero en realidad se convirtió en una tribuna desde donde, llamativamente, el Gobernador alzó la voz para cargar contra su par porteño, Mauricio Macri.
“Algunos tienen problemas en el sistema de salud y le echan la culpa a la Provincia o tienen problemas con la inseguridad en la Ciudad de Buenos Aires y responsabilizan a la Nación, o con las inundaciones y le echan la culpa a los antecesores”, disparó Scioli sin nombrar al jefe de Gobierno porteño, y subrayó: “Yo no vine acá a echarle la culpa a nadie sino a resolver los problemas como corresponde”.
Tal vez lo que comienza a aparecer con esas declaraciones sean los primeros escarceos de una batalla que se viene, aunque por el momento son algunos débiles chisporroteos, cuidando que el fuego no se desate abiertamente entre ambos.
Los dos necesitan llevar a buen puerto sus gestiones y eso no es fácil para ninguno.
Scioli no tiene dinero para llegar a fin de año, mientras la presión gremial por incrementos salariales va en aumento. Según cálculos opositores, el gobierno bonaerense necesita al menos unos 8 mil millones de pesos para afrontar los gastos que se generarán hasta fin de año. Parte de ese dinero será refinanciado por el gobierno Federal, pero el financiamiento del resto aún es una incógnita.
En cambio, a Macri no le falta dinero, pero el lastre de una gestión en una ciudad con un alto nivel de demanda ciudadana y los problemas de inseguridad pueden complicarle la construcción de esa imagen de administrador eficiente que pretende sostener.
En cualquier caso, Scioli, un dirigente habituado a no confrontar, a no marcar diferencias –estilo que volvió a estar de moda con la entronización de Sergio Massa en la Jefatura de Gabinete-, parece haber comenzado a modificar su estrategia y a trazar, desde el conurbano, un plan para construir el camino hacia el último peldaño en su carrera política: la presidencia de la Nación.
El anuncio de ampliación del camino de la Ribera entre Lanús y Lomas de Zamora fue otra oportunidad para que el gobernador Daniel Scioli abone la imagen que trabajosamente construye de hombre inquieto y en acción permanente. Un acto rápido, breve, lo mostró otra vez junto a dos intendentes clave del conurbano bonaerense.
Como en otras oportunidades, el gobernador se mostró más cerca de Darío Díaz Pérez, a quien se refirió como “una persona que tiene muchas ganas de cambiar, transformar y resolver problemas históricos” del distrito, una frase que no tuvo paralelo para el caso de Jorge Rossi.
La excusa fue la presentación de una obra millonaria para comunicar ambos distritos, pero en realidad se convirtió en una tribuna desde donde, llamativamente, el Gobernador alzó la voz para cargar contra su par porteño, Mauricio Macri.
“Algunos tienen problemas en el sistema de salud y le echan la culpa a la Provincia o tienen problemas con la inseguridad en la Ciudad de Buenos Aires y responsabilizan a la Nación, o con las inundaciones y le echan la culpa a los antecesores”, disparó Scioli sin nombrar al jefe de Gobierno porteño, y subrayó: “Yo no vine acá a echarle la culpa a nadie sino a resolver los problemas como corresponde”.
Tal vez lo que comienza a aparecer con esas declaraciones sean los primeros escarceos de una batalla que se viene, aunque por el momento son algunos débiles chisporroteos, cuidando que el fuego no se desate abiertamente entre ambos.
Los dos necesitan llevar a buen puerto sus gestiones y eso no es fácil para ninguno.
Scioli no tiene dinero para llegar a fin de año, mientras la presión gremial por incrementos salariales va en aumento. Según cálculos opositores, el gobierno bonaerense necesita al menos unos 8 mil millones de pesos para afrontar los gastos que se generarán hasta fin de año. Parte de ese dinero será refinanciado por el gobierno Federal, pero el financiamiento del resto aún es una incógnita.
En cambio, a Macri no le falta dinero, pero el lastre de una gestión en una ciudad con un alto nivel de demanda ciudadana y los problemas de inseguridad pueden complicarle la construcción de esa imagen de administrador eficiente que pretende sostener.
En cualquier caso, Scioli, un dirigente habituado a no confrontar, a no marcar diferencias –estilo que volvió a estar de moda con la entronización de Sergio Massa en la Jefatura de Gabinete-, parece haber comenzado a modificar su estrategia y a trazar, desde el conurbano, un plan para construir el camino hacia el último peldaño en su carrera política: la presidencia de la Nación.
Claudio Decastelli (PUNTO CERO-Inforegión).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario