(La Política OnLine). Según consta en la reglamentación de la ley 1.777 por la que se organiza la división de la Ciudad en 15 comunas con un consejo de siete miembros cada una y presupuesto propio, cada mesa ejecutiva tendrá a su cargo la ejecución y control de la iluminación, espacios verdes, calles y veredas, entre otras atribuciones. Todas áreas que dependen, hasta ahora, del ministerio de Ambiente y Espacio Público que conduce Diego Santilli.
En junio de 2011 se votarán las autoridades de cada una de las 15 comunas en las que será dividida la Ciudad de Buenos Aires y a través de las cuales se buscará mayor democratización y descentralización administrativa. Aunque todavía falta, desde diferentes sectores de la Legislatura y el propio macrismo reconocen que la autonomía concreta se verá recién en cinco años y que su funcionamiento impactará en el ministerio de Ambiente y Espacio público que verá reducidas sus facultades.
Con el funcionamiento de los consejos comunales, los cuales estarán integrados por siete miembros de diferentes fuerzas políticas y contarán con un presupuesto anual estimado en 35 millones de pesos, a la cartera que hoy conduce Diego Santilli sólo le quedarán dos rubros significativos: contratos de recolección de la basura y la agencia ambiental.
Según se precisa en la reglamentación de la ley de Comunas, la 1.777, compete a los consejos ejecutivos la administración y control de lo vinculado a trabajos en calles, veredas, plazas, bulevares, semaforización y poda. Hoy esas cuestiones dependen del ministerio de Santilli. Si bien en la ley se precisa que sólo dependerán de las comunas las vías de circulación secundarias (calles), de lo que se desprende que la mantención de las Avenidas continuará a cargo de Ambiente y Desarrollo Urbano, en los barrios apenas el 20 por ciento son avenidas, cifra que sube a 32 por ciento en toda la Ciudad.
Además del desguase que la puesta en funcionamiento de las Comunas significará para el Ministerio que hoy conduce Santilli, en la Legislatura se mostraron preocupados por la organización de las adjudicaciones que ya fueron otorgadas a través de licitación pública en las distintas comunas. Nadie sabe a ciencia cierta qué pasará con aquellos servicios o prestaciones que ya fueron contratados desde el Ministerio cuando se creen las comunas.
Ante este escenario, quienes vienen siguiendo el tema acuerdan en que en una primera instancia las comunas, que absorberán a los Centros de Gestión actuales, funcionarán como administraciones de control para de apoco comenzar a intervenir en cuestiones de gestión, pero con concurrencia. Es decir, de forma conjunta con las autoridades de la cartera de Ambiente y Espacio Público, hasta que en unos cuatro años de creadas las Comunas se comience con la verdadera autonomía.
Otros, más escépticos, afirman que un buen funcionamiento de las Comunas en la Ciudad de Buenos Aires no es viable, al tiempo que insisten en que el impacto sobre el Ministerio será menor, en tanto la Cartera continuará digitando las principales contrataciones del área.
En junio de 2011 se votarán las autoridades de cada una de las 15 comunas en las que será dividida la Ciudad de Buenos Aires y a través de las cuales se buscará mayor democratización y descentralización administrativa. Aunque todavía falta, desde diferentes sectores de la Legislatura y el propio macrismo reconocen que la autonomía concreta se verá recién en cinco años y que su funcionamiento impactará en el ministerio de Ambiente y Espacio público que verá reducidas sus facultades.
Con el funcionamiento de los consejos comunales, los cuales estarán integrados por siete miembros de diferentes fuerzas políticas y contarán con un presupuesto anual estimado en 35 millones de pesos, a la cartera que hoy conduce Diego Santilli sólo le quedarán dos rubros significativos: contratos de recolección de la basura y la agencia ambiental.
Según se precisa en la reglamentación de la ley de Comunas, la 1.777, compete a los consejos ejecutivos la administración y control de lo vinculado a trabajos en calles, veredas, plazas, bulevares, semaforización y poda. Hoy esas cuestiones dependen del ministerio de Santilli. Si bien en la ley se precisa que sólo dependerán de las comunas las vías de circulación secundarias (calles), de lo que se desprende que la mantención de las Avenidas continuará a cargo de Ambiente y Desarrollo Urbano, en los barrios apenas el 20 por ciento son avenidas, cifra que sube a 32 por ciento en toda la Ciudad.
Además del desguase que la puesta en funcionamiento de las Comunas significará para el Ministerio que hoy conduce Santilli, en la Legislatura se mostraron preocupados por la organización de las adjudicaciones que ya fueron otorgadas a través de licitación pública en las distintas comunas. Nadie sabe a ciencia cierta qué pasará con aquellos servicios o prestaciones que ya fueron contratados desde el Ministerio cuando se creen las comunas.
Ante este escenario, quienes vienen siguiendo el tema acuerdan en que en una primera instancia las comunas, que absorberán a los Centros de Gestión actuales, funcionarán como administraciones de control para de apoco comenzar a intervenir en cuestiones de gestión, pero con concurrencia. Es decir, de forma conjunta con las autoridades de la cartera de Ambiente y Espacio Público, hasta que en unos cuatro años de creadas las Comunas se comience con la verdadera autonomía.
Otros, más escépticos, afirman que un buen funcionamiento de las Comunas en la Ciudad de Buenos Aires no es viable, al tiempo que insisten en que el impacto sobre el Ministerio será menor, en tanto la Cartera continuará digitando las principales contrataciones del área.
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