El conflicto suscitado entre Sergio Schoklender y la Fundación Madres de Plaza de Mayo destapó un posible negociado con viviendas de interés social.
Qué pensará la familia que vive humildemente en una casa precaria cuyo baño es una letrina y no tiene los servicios esenciales, frente a quien se acusa de haber adquirido una mansión palaciega de 19 habitaciones.
Y la vocación por cumplir y hacer realidad lo que señala el artículo 14 bis de la Constitución Nacional dónde quedó... Y los derechos humanos por la vivienda digna?
Demasiados interrogantes para una problemática que recién comienza y es muy compleja.
Lo que se conoce y se empieza a divulgar es que el precio por metro cuadrado de construcción de las viviendas de la Fundación era en realidad de U$S 1000 y no de U$S 400, como lo señalaba la propia entidad.
En realidad, nada nuevo bajo el sol, ya que hurgando en la historia de la mayoría de los programas de vivienda para paliar el gran déficit habitacional, fue una constante que las viviendas sociales tengan ese costo.
El equivalente a mil dólares en cualquier época que se trate. Hay mucha bibliografía y denuncias al respecto.
“Sueños compartidos”, el programa de la Fundación de construcción de viviendas para sectores carenciados fue lanzado en 2006 con el respaldo del gobierno del fallecido ex presidente Néstor Kirchner.
Se conformaba con un plan integral en el que los habitantes de asentamientos precarios participan también de la obra de reconversión.
Asimismo, son capacitados en oficios de construcción e higiene laboral, y se les da herramientas legales y sociales, atendiendo además temas de salud y educación.
El programa que generó la polémica en cuestión incluye 5.609 viviendas que construyó o tiene en ejecución en la ciudad de Buenos Aires y en el Chaco, la Fundación Madres de Plaza de Mayo, y cuyo encargado fue Sergio Schoklender.
Aproximadamente se utilizaron U$S 300 millones de fondos públicos para este programa y prácticamente todas las obras eran adjudicadas a una empresa con el mismo domicilio legal que el que declara Schoklender.
Qué pasará ahora con los “Sueños Compartidos” y las viviendas terminadas o en ejecución?
Seguramente no demasiado. Mucha verborragia pero poca acción concreta.
Total como se escucha en ciertos ámbitos “preocupados” por el tema, la “gente siempre tiene algún lugar para vivir”... (Asteriscos Tv).
Qué pensará la familia que vive humildemente en una casa precaria cuyo baño es una letrina y no tiene los servicios esenciales, frente a quien se acusa de haber adquirido una mansión palaciega de 19 habitaciones.
Y la vocación por cumplir y hacer realidad lo que señala el artículo 14 bis de la Constitución Nacional dónde quedó... Y los derechos humanos por la vivienda digna?
Demasiados interrogantes para una problemática que recién comienza y es muy compleja.
Lo que se conoce y se empieza a divulgar es que el precio por metro cuadrado de construcción de las viviendas de la Fundación era en realidad de U$S 1000 y no de U$S 400, como lo señalaba la propia entidad.
En realidad, nada nuevo bajo el sol, ya que hurgando en la historia de la mayoría de los programas de vivienda para paliar el gran déficit habitacional, fue una constante que las viviendas sociales tengan ese costo.
El equivalente a mil dólares en cualquier época que se trate. Hay mucha bibliografía y denuncias al respecto.
“Sueños compartidos”, el programa de la Fundación de construcción de viviendas para sectores carenciados fue lanzado en 2006 con el respaldo del gobierno del fallecido ex presidente Néstor Kirchner.
Se conformaba con un plan integral en el que los habitantes de asentamientos precarios participan también de la obra de reconversión.
Asimismo, son capacitados en oficios de construcción e higiene laboral, y se les da herramientas legales y sociales, atendiendo además temas de salud y educación.
El programa que generó la polémica en cuestión incluye 5.609 viviendas que construyó o tiene en ejecución en la ciudad de Buenos Aires y en el Chaco, la Fundación Madres de Plaza de Mayo, y cuyo encargado fue Sergio Schoklender.
Aproximadamente se utilizaron U$S 300 millones de fondos públicos para este programa y prácticamente todas las obras eran adjudicadas a una empresa con el mismo domicilio legal que el que declara Schoklender.
Qué pasará ahora con los “Sueños Compartidos” y las viviendas terminadas o en ejecución?
Seguramente no demasiado. Mucha verborragia pero poca acción concreta.
Total como se escucha en ciertos ámbitos “preocupados” por el tema, la “gente siempre tiene algún lugar para vivir”... (Asteriscos Tv).
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