El intendente de Tigre, Sergio Massa, evitó dialogar con la prensa en su ingreso a la reunión del Consejo del PJ, aunque insistió en que la decisión de pelear en las internas contra Scioli la tomará a fin de mes.
Si la sorpresa constituye un valor estratégico, la eventual candidatura a gobernador de Sergio Massa parece haber consumido todo el efecto político, publica el diario Clarín.
Aunque el intendente de Tigre aún juega con el misterio, anoche, en la reunión de Consejo del PJ, su eventual postulación fue relativizada. Daniel Scioli, su adversario interno, llenó casi todo el espacio partidario bonaerense. Con esa limitación, a Massa sólo le quedó en pie la estrategia de mantener la expectativa.
“A fin de mes decido” , insistió, sobre la posibilidad de dar pelea en la interna del PJ.
El martes realizó un plenario de su sector. Según comentó el diputado provincial Gabriel Villegas a Clarín , Massa acordó buscar avales para su lista y la designación de apoderados. Unos días antes, el anuncio del secretario general de los taxistas, Omar Viviani, sobre el apoyo del sindicalismo de la CGT a su candidatura, terminó postergando cualquier decisión. Era el momento de mayor confrontación entre la presidenta Cristina Kirchner y el secretario de la central obrera, Hugo Moyano. “En esas condiciones, ser candidato representaba una carga insoportable”, admitían entonces los dirigentes alineados con el jefe comunal de Tigre. Horas después, Moyano explicaba su respaldo a Scioli.
“Quedamos liberados” , respiraron el martes a la noche. El entusiasmo no resultó suficiente: Massa evitó pronunciarse sobre su concurrencia a la interna del PJ provincial. La alternativa que barajaba en las últimas horas consistía en habilitar una agrupación peronista provincial para competir sólo en los distritos .
Es una necesidad de las segundas líneas. Los intendentes del G8 que acompañaban la precandidatura de Massa mudaron sus pertenencias. Pablo Bruera (La Plata) y Luis Acuña (Hurlingham) ya “blanquearon” el acompañamiento a Scioli.
El 15 de junio vence el plazo para la inscripción de alianzas, pero Massa se fijó un plazo de 10 días para resolver un futuro de Delta o el desafío de cruzar el desierto.
Si la sorpresa constituye un valor estratégico, la eventual candidatura a gobernador de Sergio Massa parece haber consumido todo el efecto político, publica el diario Clarín.
Aunque el intendente de Tigre aún juega con el misterio, anoche, en la reunión de Consejo del PJ, su eventual postulación fue relativizada. Daniel Scioli, su adversario interno, llenó casi todo el espacio partidario bonaerense. Con esa limitación, a Massa sólo le quedó en pie la estrategia de mantener la expectativa.
“A fin de mes decido” , insistió, sobre la posibilidad de dar pelea en la interna del PJ.
El martes realizó un plenario de su sector. Según comentó el diputado provincial Gabriel Villegas a Clarín , Massa acordó buscar avales para su lista y la designación de apoderados. Unos días antes, el anuncio del secretario general de los taxistas, Omar Viviani, sobre el apoyo del sindicalismo de la CGT a su candidatura, terminó postergando cualquier decisión. Era el momento de mayor confrontación entre la presidenta Cristina Kirchner y el secretario de la central obrera, Hugo Moyano. “En esas condiciones, ser candidato representaba una carga insoportable”, admitían entonces los dirigentes alineados con el jefe comunal de Tigre. Horas después, Moyano explicaba su respaldo a Scioli.
“Quedamos liberados” , respiraron el martes a la noche. El entusiasmo no resultó suficiente: Massa evitó pronunciarse sobre su concurrencia a la interna del PJ provincial. La alternativa que barajaba en las últimas horas consistía en habilitar una agrupación peronista provincial para competir sólo en los distritos .
Es una necesidad de las segundas líneas. Los intendentes del G8 que acompañaban la precandidatura de Massa mudaron sus pertenencias. Pablo Bruera (La Plata) y Luis Acuña (Hurlingham) ya “blanquearon” el acompañamiento a Scioli.
El 15 de junio vence el plazo para la inscripción de alianzas, pero Massa se fijó un plazo de 10 días para resolver un futuro de Delta o el desafío de cruzar el desierto.
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