El aval a la designación del militar denunciado por su actuación en la dictadura contrasta con las graves acusaciones que Verbitsky hizo durante años contra el ahora papa Francisco. Las organizaciones de derechos humanos lo acusan de perder la objetividad por su cercanía con el gobierno.
La polémica por la designación de César Milani como jefe del Ejército, pese a las acusaciones en su contra por su presunta participación en la represión ilegal y el alzamiento carapintada de 1987, dejaron en una posición más que incómoda al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y particularmente a su titular, Horacio Verbitsky.
El periodista hasta ahora evitó pronunciamientos fuertes sobre este tema y sólo realizó comunicaciones formales sobre la actuación del CELS. El silencio de Verbitsky hace mucho más ruido si se lo compara con sus innumerables cuestionamientos contra Jorge Bergoglio, el hoy Papa Francisco.
El paralelismo entre ambos casos surge a partir de una columna publicada por Daniel Santoro en Clarín. El periodista recuerda que Bergoglio “tuvo que testimoniar en un juicio oral por la desaparición, tortura y liberación de dos jesuitas” y se pregunta “¿por qué un general no debe hacer lo mismo por un soldado desaparecido de su batallón?”.
Hasta ahora, Verbitsky y el CELS avalaron sin cuestionamientos la designación de Milani ya que aseguran no tener registros que vinculen al militar con las denuncias que pesan en su contra. "No existe en los archivos que posee el CELS hasta la fecha información que pudiera vincular a Milani con violaciones a los derechos humanos ni a alteraciones del orden democrático", asegura el texto enviado a la Comisión de Acuerdos del Senado, en el que avala la designación de Milani. "Tampoco hay registro de que el oficial Milani tenga casusas en curso por violación a los derechos humanos", agrega.
Lo que llama la atención de esta postura es el doble estándar del presidente del organismo, que en otros casos similares ha sido implacable con los cuestionamientos. Tal es el caso del ex arzobispo de Buenos Aires.
Durante años, Verbitsky impulsó una denuncia contra Bergoglio por supuestamente haber “entregado” a los sacerdotes jesuitas Francisco Jalics y Orlando Yorio, secuestrados en 1976. El influyente periodista escribió innumerables notas en Página 12 sobre este tema e incluso llegó a escribir el libro “El Silencio”, en el que aportó documentos que presuntamente ratificaban la participación el ex arzobispo de Buenos Aires.
Apenas Bergoglio fue elegido Papa, Verbitsky reflotó todas las denuncias y se puso al frente de los cuestionamientos que surgieron, mayoritariamente, desde el kirchnerismo. Incluso cuando el Gobierno cambió la posición sobre el Sumo Pontífice, el titular del CELS no abandonó las críticas, aunque se quedó casi en soledad.
Esa posición le valió un enfrentamiento con el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, al que acusó de cambiar su posición respecto a Bergoglio. Esta semana, el titular del SERPAJ se refirió al silencio del CELS y dijo que "hay muchos organismos que son aliados del Gobierno y lo son abiertamente, y otros decidimos conservar la independencia".
Las críticas también desde La Rioja, donde existe una denuncia contra Milani por la desaparición del soldado Alberto Ledo. La Asamblea La Rioja Capital denunció que la presentación espontánea del militar ante la justicia fue "una maniobra armada desde los organismos que defienden a Milani, como el CELS". Además, acusaron al organismo de “minimizar el valor histórico del 'Nunca Más' riojano”.
Días atrás, la titular de la Asociación de Ex Detenidos y Desaparecidos, Nilda Eloy, se refirió al tema en diálogo con LPO y señaló que “cada uno sabe cómo se para respecto a este Gobierno. Pero para no depender de nadie, no hay que depender del Estado o del Gobierno”. (La Política OnLine).
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