ALMIRANTE BROWN, Marzo 08, (PUNTO CERO-Inforegión) El gesto, en apariencias, conciliador de Vairo hacia la oposición, no es más que la prolongación en el tiempo de la larvada disputa entre el villaverdismo ortodoxo y la joven guardia de concejales compuesta por las dos máximas autoridades oficialistas, Alejandro Torres y Adriana Reja, en momentos de máxima tensión en esa corriente, dominada como nunca por la desconfianza entre quienes la animan.
Casi un mes después que Info Región revelase que Alejandro Torres dispuso el cese de los asesores legislativos del kirchnerismo opositor en el Concejo Deliberante y a tres semanas que hiciese público que más del 40 por ciento de los empleados de la Legislatura local cumplen funciones en otras dependencias, el concejal Juan Vairo salió a sentar posición por un oficialismo que mantuvo un estricto y vertical mutismo sobre ambos temas.
A excepción, claro de Adriana Reja, jefa del bloque PJ de ediles, quien en un poco feliz intervención terminó por descargar la responsabilidad de esta última situación en el personal legislativo, al que acusó de “no hacer siempre lo que le piden”. Lo que le valió una dura réplica de parte de uno de los delegados de esos trabajadores, Pablo Jofré.
La aparición de Vairo en la escena coincide con el reverdecer del más rancio y ortodoxo villaverdismo que, a diferencia de la joven guardia de la corriente – que protagonizan Reja y Torres – salió sin medias tintas en respaldo de su jefe máximo. Una actitud que reprochan no haber asumido al titular del Concejo, quien con su silencio pareció consentir la incomodidad con la medida que debió adoptar.
La discusión con Reja no está centrada tanto en sus expresiones de lealtad – aunque fuera de micrófono la pongan en duda – sino en el tino dispuesto para sostenerlas. En verdad, la crítica elíptica sobre ambos en la falta de actitud y de actitud, en cada caso, para ocupar los cargos que ejercen en nombre del oficialismo.
Aún cuando declinen precisar a quién aluden en cada caso. No tanto por cubrir sus pensamientos íntimos de un halo de misterio, sino por razones más obvias. Acaso elementales. Ningún representante d ela ortodoxia oficialista quiere que la disputa le ocasione heridas e incluso aspiran a destronarlos sin siquiera entablarr un roce con ellos. Algo que, a priori, no parece sencillo de lograr.
La palabra de Vairo llega también luego del último desaguisado que protagonizó el Departamento Ejecutivo y, de forma involuntaria, Info Región. Los que conocen el entresijo del poder local, saben de forma fehaciente que el fastidio de Villaverde se originó con la presencia de Raúl Aballay en la reunión que representantes sindicales mantuvieron con el secretario de Gobierno, Alberto Auruccio, y el titular de la secretaría Privada, Julio Cardozo, el fin de semana pasado.
Parte de ese entuerto fue abordado el lunes por la noche en el plenario que tuvo lugar en la sede que tiene el Partido Justicialista a escasos metros del despacho del intendente municipal Manuel Rodríguez. Incluso allí, Aballay se habría permitido expresar su inquina. No tanto dirigida hacia la prensa, sino a los indeterminadas fuentes que el oficialismo procura en estas horas identificar.
La alusión a problemas administrativos para justificar la supresión de los asesores, encierra más implícitos de los que enuncia el concejal. Resulta también una sutil descalificación a la conducción del Concejo y, en la enmienda adelantada, una mano tendida al kirchnerismo. Lo que supone también la admisión de una derrota política a rectificar.
Ediles opositores compartieron el análisis y especularon a partir de allí que quizás la necesidad de hallar un responsable que oficie de chivo expiatorio explique el semblante desencajado que luce Torres por estos días.Daniel Bilotta (PUNTO CERO-Inforegión).
Casi un mes después que Info Región revelase que Alejandro Torres dispuso el cese de los asesores legislativos del kirchnerismo opositor en el Concejo Deliberante y a tres semanas que hiciese público que más del 40 por ciento de los empleados de la Legislatura local cumplen funciones en otras dependencias, el concejal Juan Vairo salió a sentar posición por un oficialismo que mantuvo un estricto y vertical mutismo sobre ambos temas.
A excepción, claro de Adriana Reja, jefa del bloque PJ de ediles, quien en un poco feliz intervención terminó por descargar la responsabilidad de esta última situación en el personal legislativo, al que acusó de “no hacer siempre lo que le piden”. Lo que le valió una dura réplica de parte de uno de los delegados de esos trabajadores, Pablo Jofré.
La aparición de Vairo en la escena coincide con el reverdecer del más rancio y ortodoxo villaverdismo que, a diferencia de la joven guardia de la corriente – que protagonizan Reja y Torres – salió sin medias tintas en respaldo de su jefe máximo. Una actitud que reprochan no haber asumido al titular del Concejo, quien con su silencio pareció consentir la incomodidad con la medida que debió adoptar.
La discusión con Reja no está centrada tanto en sus expresiones de lealtad – aunque fuera de micrófono la pongan en duda – sino en el tino dispuesto para sostenerlas. En verdad, la crítica elíptica sobre ambos en la falta de actitud y de actitud, en cada caso, para ocupar los cargos que ejercen en nombre del oficialismo.
Aún cuando declinen precisar a quién aluden en cada caso. No tanto por cubrir sus pensamientos íntimos de un halo de misterio, sino por razones más obvias. Acaso elementales. Ningún representante d ela ortodoxia oficialista quiere que la disputa le ocasione heridas e incluso aspiran a destronarlos sin siquiera entablarr un roce con ellos. Algo que, a priori, no parece sencillo de lograr.
La palabra de Vairo llega también luego del último desaguisado que protagonizó el Departamento Ejecutivo y, de forma involuntaria, Info Región. Los que conocen el entresijo del poder local, saben de forma fehaciente que el fastidio de Villaverde se originó con la presencia de Raúl Aballay en la reunión que representantes sindicales mantuvieron con el secretario de Gobierno, Alberto Auruccio, y el titular de la secretaría Privada, Julio Cardozo, el fin de semana pasado.
Parte de ese entuerto fue abordado el lunes por la noche en el plenario que tuvo lugar en la sede que tiene el Partido Justicialista a escasos metros del despacho del intendente municipal Manuel Rodríguez. Incluso allí, Aballay se habría permitido expresar su inquina. No tanto dirigida hacia la prensa, sino a los indeterminadas fuentes que el oficialismo procura en estas horas identificar.
La alusión a problemas administrativos para justificar la supresión de los asesores, encierra más implícitos de los que enuncia el concejal. Resulta también una sutil descalificación a la conducción del Concejo y, en la enmienda adelantada, una mano tendida al kirchnerismo. Lo que supone también la admisión de una derrota política a rectificar.
Ediles opositores compartieron el análisis y especularon a partir de allí que quizás la necesidad de hallar un responsable que oficie de chivo expiatorio explique el semblante desencajado que luce Torres por estos días.Daniel Bilotta (PUNTO CERO-Inforegión).
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