LA PLATA, Marzo 08, (PUNTO CERO) Los pacientes, que reciben este tratamiento porque padecen de insuficiencia renal descompensada, suman casi 700 casos por cada millón de habitantes. Además, durante el 2006 se realizaron 269 transplantes de riñón en territorio bonaerense. Frente a esta realidad, y con motivo de conmemorarse mañana el Día Mundial del Riñón, autoridades del Ministerio de Salud bonaerense recuerdan a la población que deben realizarse los análisis de rutina y controlar regularmente su presión arterial.
Los riñones son los encargados de descartar, a través de la orina, el agua y las toxinas de la sangre. Este órgano sano llega a eliminar uno a dos litros de orina por día, y al mismo tiempo tiene la tarea de sintetizar hormonas que ayudan a producir glóbulos rojos, a controlar la presión arterial y a mantener a los huesos en buen estado. El problema surge cuando aparece algún tipo de lesión que dificulta su normal funcionamiento, y las personas no llegan a percibirlo.
Las enfermedades renales pueden ser asintomáticas durante años, y esto se convierte en uno de los mayores peligros debido a que sólo comienzan a manifestarse cuando la función del riñón disminuye a un 30 por ciento.
Para evitar este deterioro, y detectar una lesión renal a tiempo, es fundamental la realización de análisis de sangre y orina, que permitan llevar un control periódico de la creatinina en sangre y la proteína en orina, además de contar con un registro regular de la presión arterial.
Desde el año pasado, la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) instituyó al 8 de marzo como el Día Mundial del Riñón, con el objetivo de implementar estrategias de prevención para despertar conciencia en los individuos que puedan reconocerse en riesgo de tener una enfermedad renal.
“Lamentablemente hay mucha gente en nuestra población que hace años que no se realiza un análisis, y entre toda esa gente puede haber una proporción que tiene algún compromiso de la función renal, que aunque en ese momento no sea una cuestión de vida o muerte, puede ser muy importante para el futuro”, explicó la Jefa del Servicio de Nefrología del Hospital San Martín, Dora Arroyo.
La especialista destacó la necesidad de hacer prevención sobre todo en aquellas personas con mayor riesgo de desarrollar una enfermedad renal crónica como los hipertensos y los diabéticos. “Estos pacientes representan aproximadamente el 60% de los casos”, agrega. También conforman ese grupo quienes presentan enfermedades cardiovasculares y congénitas.
Existen además otros factores de riesgo como el tabaquismo, la mala alimentación y el sedentarismo. “En general estas conductas modificables terminan afectando lo que es la parte vascular, producen un envejecimiento prematuro o acelerado que afecta a los órganos nobles. Primero, los riñones presentan defectos en su irrigación, reciben menos oxigeno, y luego de una serie de procesos seudo adaptativos, se termina produciendo un envejecimiento acelerado y la pérdida de función”, expresó Arroyo.
Insuficiencia renal crónica
Especialistas en Nefrología sostienen que una vez que la enfermedad está lanzada, lo único que se puede hacer es demorar su progresión, pero nunca pararla. Hay lesiones que pueden llevar a una insuficiencia renal crónica en dos años y otras en 10, pero cuando ya hay una insuficiencia del 50 por ciento hay una parte del riñón que ha dejado de funcionar, y la porción que está sana corre riesgo de envejecer rápidamente porque es sobrecargada.
La insuficiencia puede ser leve, moderada, grave y descompensada, que es cuando ya el organismo necesita medidas de soporte como la Diálisis o transplante.
En la actualidad existen dos tipos de diálisis que reemplazan en parte las funciones de extracción de toxinas que tiene un riñón normal: la hemodiálisis y la diálisis peritoneal. En el primer caso, la sangre del paciente pasa a través de un aparato que realiza el filtrado, y en el segundo caso, las toxinas se extraen a través del peritoneo, membrana que recubre los órganos de la cavidad abdominal.
“En el Hospital San Martín tenemos pacientes que hace 14 o 15 años que están en Diálisis, pero en promedio son algo más de 6 años, depende de la edad y de cada caso. Las personas que están en condiciones de ser transplantados obtienen una mejor calidad de vida, igual es una terapia sustitutiva que requiere de un tratamiento para sostener ese transplante”, explicó Arroyo.
Según datos del CUCAIBA, durante 2006 se realizaron 269 transplantes renales en la provincia de Buenos Aires, de los cuales 199 fueron con donante cadavérico y 70 con donante vivo relacionado, mientras que 10.463 pacientes bonaerenses están en diálisis. La prevalencia de los pacientes en diálisis es de 696 casos por millón de habitantes.
Respecto a la cantidad de personas con lesiones renales que hay en territorio bonaerense, la doctora Arroyo aclaró que “al no tratarse de una enfermedad de comunicación obligatoria, como por ejemplo la tuberculosis, no existen cifras oficiales, y para esto sería necesario hacer catastros de toda la población, o por lo menos de grupos representativos como la población infantil y las embarazadas, que permitan tener un registro y prevenir la insuficiencia crónica”.
Los riñones son los encargados de descartar, a través de la orina, el agua y las toxinas de la sangre. Este órgano sano llega a eliminar uno a dos litros de orina por día, y al mismo tiempo tiene la tarea de sintetizar hormonas que ayudan a producir glóbulos rojos, a controlar la presión arterial y a mantener a los huesos en buen estado. El problema surge cuando aparece algún tipo de lesión que dificulta su normal funcionamiento, y las personas no llegan a percibirlo.
Las enfermedades renales pueden ser asintomáticas durante años, y esto se convierte en uno de los mayores peligros debido a que sólo comienzan a manifestarse cuando la función del riñón disminuye a un 30 por ciento.
Para evitar este deterioro, y detectar una lesión renal a tiempo, es fundamental la realización de análisis de sangre y orina, que permitan llevar un control periódico de la creatinina en sangre y la proteína en orina, además de contar con un registro regular de la presión arterial.
Desde el año pasado, la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) instituyó al 8 de marzo como el Día Mundial del Riñón, con el objetivo de implementar estrategias de prevención para despertar conciencia en los individuos que puedan reconocerse en riesgo de tener una enfermedad renal.
“Lamentablemente hay mucha gente en nuestra población que hace años que no se realiza un análisis, y entre toda esa gente puede haber una proporción que tiene algún compromiso de la función renal, que aunque en ese momento no sea una cuestión de vida o muerte, puede ser muy importante para el futuro”, explicó la Jefa del Servicio de Nefrología del Hospital San Martín, Dora Arroyo.
La especialista destacó la necesidad de hacer prevención sobre todo en aquellas personas con mayor riesgo de desarrollar una enfermedad renal crónica como los hipertensos y los diabéticos. “Estos pacientes representan aproximadamente el 60% de los casos”, agrega. También conforman ese grupo quienes presentan enfermedades cardiovasculares y congénitas.
Existen además otros factores de riesgo como el tabaquismo, la mala alimentación y el sedentarismo. “En general estas conductas modificables terminan afectando lo que es la parte vascular, producen un envejecimiento prematuro o acelerado que afecta a los órganos nobles. Primero, los riñones presentan defectos en su irrigación, reciben menos oxigeno, y luego de una serie de procesos seudo adaptativos, se termina produciendo un envejecimiento acelerado y la pérdida de función”, expresó Arroyo.
Insuficiencia renal crónica
Especialistas en Nefrología sostienen que una vez que la enfermedad está lanzada, lo único que se puede hacer es demorar su progresión, pero nunca pararla. Hay lesiones que pueden llevar a una insuficiencia renal crónica en dos años y otras en 10, pero cuando ya hay una insuficiencia del 50 por ciento hay una parte del riñón que ha dejado de funcionar, y la porción que está sana corre riesgo de envejecer rápidamente porque es sobrecargada.
La insuficiencia puede ser leve, moderada, grave y descompensada, que es cuando ya el organismo necesita medidas de soporte como la Diálisis o transplante.
En la actualidad existen dos tipos de diálisis que reemplazan en parte las funciones de extracción de toxinas que tiene un riñón normal: la hemodiálisis y la diálisis peritoneal. En el primer caso, la sangre del paciente pasa a través de un aparato que realiza el filtrado, y en el segundo caso, las toxinas se extraen a través del peritoneo, membrana que recubre los órganos de la cavidad abdominal.
“En el Hospital San Martín tenemos pacientes que hace 14 o 15 años que están en Diálisis, pero en promedio son algo más de 6 años, depende de la edad y de cada caso. Las personas que están en condiciones de ser transplantados obtienen una mejor calidad de vida, igual es una terapia sustitutiva que requiere de un tratamiento para sostener ese transplante”, explicó Arroyo.
Según datos del CUCAIBA, durante 2006 se realizaron 269 transplantes renales en la provincia de Buenos Aires, de los cuales 199 fueron con donante cadavérico y 70 con donante vivo relacionado, mientras que 10.463 pacientes bonaerenses están en diálisis. La prevalencia de los pacientes en diálisis es de 696 casos por millón de habitantes.
Respecto a la cantidad de personas con lesiones renales que hay en territorio bonaerense, la doctora Arroyo aclaró que “al no tratarse de una enfermedad de comunicación obligatoria, como por ejemplo la tuberculosis, no existen cifras oficiales, y para esto sería necesario hacer catastros de toda la población, o por lo menos de grupos representativos como la población infantil y las embarazadas, que permitan tener un registro y prevenir la insuficiencia crónica”.
La detección temprana de una lesión renal mediante la práctica rutinaria de estudios para medir la creatinina en sangre, el análisis de una muestra de orina, y un correcto control de la presión arterial, pueden evitar la enfermedad crónica en los riñones que, una vez diagnosticada, es casi irreversible. (PUNTO CERO).
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