Ha cesado la lluvia,
por un claro del cielo aparece la luna,
vierte su luz de estaño sobre sombras y cosas.
En la desierta calle, en los charcos,
los duendes de la noche pisotean las estrellas
y el silencio navega en un endeble esquife
en un mar de instantes infinitos.
Es el momento alado de los sueños,
palpitantes de sombras y misterios.
Sobrevuelan recuerdos
de otras noches iguales.
Se oyen pasos,
entonces, el corazón se agita.
Detrás de una ventana un alma solitaria
espera, espera, espera...
por un claro del cielo aparece la luna,
vierte su luz de estaño sobre sombras y cosas.
En la desierta calle, en los charcos,
los duendes de la noche pisotean las estrellas
y el silencio navega en un endeble esquife
en un mar de instantes infinitos.
Es el momento alado de los sueños,
palpitantes de sombras y misterios.
Sobrevuelan recuerdos
de otras noches iguales.
Se oyen pasos,
entonces, el corazón se agita.
Detrás de una ventana un alma solitaria
espera, espera, espera...
1 comentario:
Hermosisimo este poema de Olveira.
Sus figuras poeticas nos mueven las fibras del alma.
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