En la charla “El derecho a la salud y la reforma constitucional”, realizada en el Auditorio del Pasaje Dardo Rocha, participaron como expositores el abogado constitucionalista Eduardo Barcesat, el médico sanitarista venezolano y doctor en ciencias sociales José León Uzcátegui, el diputado nacional Edgardo Depetris y la directora del Congreso de Salud Mental y DD.HH Silvina Rivilli, quien remplazó en la moderación al médico sanitarista Carlos Oviedo cuyo padre falleció en la madrugada.
Al comenzar, el venezolano Uzcátegui señaló el derecho a la salud no como “fundamento jurídico” sino como “fundamento político”: “Quien controla al poder ejerce la dominación”, sostuvo. Además, hizo referencia a cómo la Constitución Bolivariana de Venezuela garantiza el derecho a la salud, a la que definió como “capacidad de vida y como derecho fundamental”. “La peor enfermedad es la vida que llevamos”, expresó en su didáctica exposición, complementada con dispositivas en powerpoint.
Uzcátegui también afirmó: “Promoción de la salud no sólo es atención de las enfermedades sino promoción de la vida para el buen vivir y vivir bien, que no es lo mismo que vivir mejor. Yo no puedo vivir bien si otros viven mal”, analizó. A partir de tales conceptos se refirió a la cosmovisión de los pueblos originarios, centrada en esas nociones.
En otro tramo, el médico venezolano citó a Rodolfo Virchow quien sostuvo “la política es medicina en gran escala”. A partir de esa idea expresó que “para que la salud sea un derecho debe dejar de ser tomada como mercancía”. En ese sentido expuso con claridad cómo la Constitución Bolivariana reafirma el derecho como salud a partir de la participación popular y ciudadana, consagrada en 130 de los 350 artículos que contiene.
Luego, el abogado constitucionalista Eduardo Barcesat hizo eje en cuáles son los mecanismos para el acceso al derecho a la salud y la forma de garantizar su efectividad.
“En esto hay dos escenarios. Uno es el escenario macro de una reforma constitucional que viene siendo propiciada por varios sectores de la opinión política institucional. El otro es el proyecto de unificación del Código Civil y Comercial que está ahora en debate y tratamiento y que no tiene referencias específicas a la salud. Esto es una falencia”, expresó.
Además, s ostuvo: “Tal vez un Código Civil no debería caer en precisiones sobre cada uno de los derechos: vivienda, salud, educación, alimentos, nutrición pero por lo menos algunas previsiones sobre la efectividad de los derechos humanos tendría que tener y no las tiene. No solamente esto sino que la expresión ‘derechos humanos’ aparece desplazada. Se la utiliza en la comunicación social pero no en la normativa, donde aparecen derechos individuales y colectivos y uno se pregunta porqué no los llamamos como derechos humanos, que es la expresión de los tratados. Estos desplazamientos semánticos no son ingenuos. Es una degradación de la jerarquía constitucional de los derechos humanos, entre ellos el derecho a la salud”.
Así, se refirió a los mecanismos que deberían tenerse en cuenta para reponer esa jerarquía del derecho a la salud como un derecho de garantía constitucional y lo que ello comporta.
Por último, el diputado nacional Edgardo Depetris comenzó: “No vinimos al gobierno para estar a favor de ninguna empresa multinacional”. “El paradigma neoliberal transformó una argentina de derecho a una a la intemperie”, sostuvo el Diputado.
“Ver el derecho a la salud no es una cuestión sectorial. Es integral. La mejor defensa para acceder al derecho a la salud es el trabajo. Si no hay, por más que haya un buen sistema de salud, no hay ninguna posibilidad de atacar de fondo el problema central”, añadió. En ese sentido postuló que ver el derecho a la salud como una integridad es “cimentar las bases” para los derechos sociales. “En algún momento nuestro país fue un país de plenos derechos”, agregó y destacó la figura del sanitarista Ramón Carrillo.
Además, sostuvo: “La política sanitaria no es una cosa amorfa. Es una disputa de intereses muy concretos. Durante la época neoliberal los laboratorios necesitaban un pueblo enfermo porque su negocio es la enfermedad. La peor enfermedad que vivió la Argentina en ese tiempo de ajuste y represión es que esa enfermedad neoliberal no sólo penetró en la élites sino también en nuestro pueblo”.
Para finalizar, afirmó: “Desarmar las lógicas del poder neoliberal es clave y fundamental. La Argentina tiene un déficit importante en el tema del derecho a la salud. Hay intereses muy poderosos. Este Congreso abre una posibilidad inmensa para empezar a dar el debate sobre el modelo sanitario”, concluyó.
Al comenzar, el venezolano Uzcátegui señaló el derecho a la salud no como “fundamento jurídico” sino como “fundamento político”: “Quien controla al poder ejerce la dominación”, sostuvo. Además, hizo referencia a cómo la Constitución Bolivariana de Venezuela garantiza el derecho a la salud, a la que definió como “capacidad de vida y como derecho fundamental”. “La peor enfermedad es la vida que llevamos”, expresó en su didáctica exposición, complementada con dispositivas en powerpoint.
Uzcátegui también afirmó: “Promoción de la salud no sólo es atención de las enfermedades sino promoción de la vida para el buen vivir y vivir bien, que no es lo mismo que vivir mejor. Yo no puedo vivir bien si otros viven mal”, analizó. A partir de tales conceptos se refirió a la cosmovisión de los pueblos originarios, centrada en esas nociones.
En otro tramo, el médico venezolano citó a Rodolfo Virchow quien sostuvo “la política es medicina en gran escala”. A partir de esa idea expresó que “para que la salud sea un derecho debe dejar de ser tomada como mercancía”. En ese sentido expuso con claridad cómo la Constitución Bolivariana reafirma el derecho como salud a partir de la participación popular y ciudadana, consagrada en 130 de los 350 artículos que contiene.
Luego, el abogado constitucionalista Eduardo Barcesat hizo eje en cuáles son los mecanismos para el acceso al derecho a la salud y la forma de garantizar su efectividad.
“En esto hay dos escenarios. Uno es el escenario macro de una reforma constitucional que viene siendo propiciada por varios sectores de la opinión política institucional. El otro es el proyecto de unificación del Código Civil y Comercial que está ahora en debate y tratamiento y que no tiene referencias específicas a la salud. Esto es una falencia”, expresó.
Además, s ostuvo: “Tal vez un Código Civil no debería caer en precisiones sobre cada uno de los derechos: vivienda, salud, educación, alimentos, nutrición pero por lo menos algunas previsiones sobre la efectividad de los derechos humanos tendría que tener y no las tiene. No solamente esto sino que la expresión ‘derechos humanos’ aparece desplazada. Se la utiliza en la comunicación social pero no en la normativa, donde aparecen derechos individuales y colectivos y uno se pregunta porqué no los llamamos como derechos humanos, que es la expresión de los tratados. Estos desplazamientos semánticos no son ingenuos. Es una degradación de la jerarquía constitucional de los derechos humanos, entre ellos el derecho a la salud”.
Así, se refirió a los mecanismos que deberían tenerse en cuenta para reponer esa jerarquía del derecho a la salud como un derecho de garantía constitucional y lo que ello comporta.
Por último, el diputado nacional Edgardo Depetris comenzó: “No vinimos al gobierno para estar a favor de ninguna empresa multinacional”. “El paradigma neoliberal transformó una argentina de derecho a una a la intemperie”, sostuvo el Diputado.
“Ver el derecho a la salud no es una cuestión sectorial. Es integral. La mejor defensa para acceder al derecho a la salud es el trabajo. Si no hay, por más que haya un buen sistema de salud, no hay ninguna posibilidad de atacar de fondo el problema central”, añadió. En ese sentido postuló que ver el derecho a la salud como una integridad es “cimentar las bases” para los derechos sociales. “En algún momento nuestro país fue un país de plenos derechos”, agregó y destacó la figura del sanitarista Ramón Carrillo.
Además, sostuvo: “La política sanitaria no es una cosa amorfa. Es una disputa de intereses muy concretos. Durante la época neoliberal los laboratorios necesitaban un pueblo enfermo porque su negocio es la enfermedad. La peor enfermedad que vivió la Argentina en ese tiempo de ajuste y represión es que esa enfermedad neoliberal no sólo penetró en la élites sino también en nuestro pueblo”.
Para finalizar, afirmó: “Desarmar las lógicas del poder neoliberal es clave y fundamental. La Argentina tiene un déficit importante en el tema del derecho a la salud. Hay intereses muy poderosos. Este Congreso abre una posibilidad inmensa para empezar a dar el debate sobre el modelo sanitario”, concluyó.
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