Además de la venta directa de productos regionales, se realizan actividades con shows en vivo. El último sábado del año pasado, despidieron 2013 con la música de Caravanserai.
Desde que se inició, en mayo de 2012, la Feria Franca ha incrementado su oferta y variedad de productos. Si algo caracteriza a este mercado, son los precios. Los emprendedores que comenzaron, entonces eran cerca de 20. Hoy, el número es otro. Según Claudio Francia, son unos 40 los productores que se han ido sumando a la feria, aunque no todos concurren. Muchos productos son de estación y "hay etapas en el año en las que baja el número de visitantes, como en enero".
Claudio fabrica alpargatas y ojotas; se incorporó a la feria en agosto de este año. Para él, es un canal de venta “importante” que le ha hecho ganar nuevos clientes; aunque, en muchos casos, es el único.
A medida que pasaron los meses, y con el inicio del nuevo año, la Feria Franca se transformó en un paseo productivo. La venta directa, sin intermediarios, es uno de los principales atractivos. Los productos frescos, orgánicos, artesanales, el otro. Esta combinación regala buenos precios y suma clientes entre los asiduos visitantes.
Stella Masini tiene un taller de ropa en su casa. Durante el fin de semana de navidad fabricó más de cincuenta prendas, entre remeras, calzas, pantalones deportivos, bermudas y musculosas. El precio de venta varía entre los 55 y los 120 pesos, según la tela trabajada. Stella empezó en la feria en mayo de 2013, "justo cuando se cumplía el primer aniversario". Para Claudio, en cambio, el stock es mucho menor; en una semana no supera los treinta pares de alpargatas fabricados.
“Lo bueno de la feria franca es la formalidad”, valora Ana Clara. Su emprendimiento consiste en la elaboración de panificados integrales. Ella empezó, y aún continúa sola en su negocio, aunque al incorporarse a este mercado logró muchos beneficios como, por ejemplo, resolver dificultades en grupo. Una de las ventajas de formar parte de la asociación civil que nuclea a los feriantes es la participación.
Entre los productos que se pueden encontrar en la feria están los alimenticios y artículos de producción artesanal como verduras, huevos, panificados, dulces, quesos, hongos, miel, cerveza artesanal, chocolate, tejidos, indumentaria, artículos en cuero y madera, pasta piedra, encuadernación, sahumerios, cerámica, entre otros.
NUEVA SIEMBRAHace 5 años, Ana Clara empezó a vender panificados en oficinas; de a poco fue logrando una importante cantidad de clientes. Su emprendimiento se llama Nueva Siembra. Desde su casa, Ana Clara elabora panes integrales y ofrece otros productos como pizzetas y budines; inclusive apostó a menús más saludables como hamburguesas de mijo y quinoa, y tarteletas de chía y sésamo. Cuando la feria franca comenzó a funcionar en Luján incorporó sus productos y hoy, hace un año y medio que su puesto permanece en el parque San Martín cada sábado.
“Siempre mantuve mi clientela. Cuando me incorporé a la feria dejé la venta en la calle”, cuenta. Hace dos o tres meses abrió un espacio de venta en su casa, en Erezcano 638. “Este es un emprendimiento que estoy realizando sola, mi idea no ha sido nunca poner una panadería sino que se priorice la calidad y no la cantidad. Lo que me ha dado la feria es la formalidad. Cuando uno camina solo, camina solo; y cuando está en grupo y surgen dificultades, esas dificultades se pueden compartir, y eso es algo bueno”.
PUNTADAS A MEDIDAStella Masini cose y fabrica prendas en su casa. Ella se incorporó a la feria en mayo de 2013, aunque tiene su taller desde hace más de dos años. Por eso siempre tiene stock disponible, talles y colores. Stella es emprendedora en la asociación civil De la Nada y hace poco cursó un taller de marketing donde aprendió a presentar sus productos, a diseñar un logo, y dar un nombre de marca a su emprendimiento.
En el taller de la calle Repetto 1430, fabrica pantalones, remeras, camperas y buzos, elaborados con distintos tipos de telas: modal de algodón, seda fría, seda común, entretejido.
“Estar en la feria me sirve. Al principio se hacía poca publicidad y ahora nos empezamos a mover”.
ALPARGATAS LUJANERASClaudio Francia llegó a Luján desde Puerto Gaboto, en Santa Fe. Con él trajo su fuente de trabajo, una pyme que instaló en el patio de su casa para la fabricación de alpargatas y ojotas. El 30 de agosto, junto a su esposa, se incorporaron a la feria franca. “Nuestro emprendimiento se llama Alpargatas Lujaneras. Lo hacemos con mucho esfuerzo y es todo a pulmón”, cuenta, mientras saca unas fotos en las que se ve el taller de la calle Maestro Argentino y Gutiérrez.
A pesar de ser pocas las ventas, Claudio está más que conforme con el resultado obtenido en la feria. “Acá encontré este canal de venta, las alpargatas están hechas a mano y puedo ofrecer, además, buen precio”, asegura. (El Civismo).
Claudio fabrica alpargatas y ojotas; se incorporó a la feria en agosto de este año. Para él, es un canal de venta “importante” que le ha hecho ganar nuevos clientes; aunque, en muchos casos, es el único.
A medida que pasaron los meses, y con el inicio del nuevo año, la Feria Franca se transformó en un paseo productivo. La venta directa, sin intermediarios, es uno de los principales atractivos. Los productos frescos, orgánicos, artesanales, el otro. Esta combinación regala buenos precios y suma clientes entre los asiduos visitantes.
Stella Masini tiene un taller de ropa en su casa. Durante el fin de semana de navidad fabricó más de cincuenta prendas, entre remeras, calzas, pantalones deportivos, bermudas y musculosas. El precio de venta varía entre los 55 y los 120 pesos, según la tela trabajada. Stella empezó en la feria en mayo de 2013, "justo cuando se cumplía el primer aniversario". Para Claudio, en cambio, el stock es mucho menor; en una semana no supera los treinta pares de alpargatas fabricados.
“Lo bueno de la feria franca es la formalidad”, valora Ana Clara. Su emprendimiento consiste en la elaboración de panificados integrales. Ella empezó, y aún continúa sola en su negocio, aunque al incorporarse a este mercado logró muchos beneficios como, por ejemplo, resolver dificultades en grupo. Una de las ventajas de formar parte de la asociación civil que nuclea a los feriantes es la participación.
Entre los productos que se pueden encontrar en la feria están los alimenticios y artículos de producción artesanal como verduras, huevos, panificados, dulces, quesos, hongos, miel, cerveza artesanal, chocolate, tejidos, indumentaria, artículos en cuero y madera, pasta piedra, encuadernación, sahumerios, cerámica, entre otros.
NUEVA SIEMBRAHace 5 años, Ana Clara empezó a vender panificados en oficinas; de a poco fue logrando una importante cantidad de clientes. Su emprendimiento se llama Nueva Siembra. Desde su casa, Ana Clara elabora panes integrales y ofrece otros productos como pizzetas y budines; inclusive apostó a menús más saludables como hamburguesas de mijo y quinoa, y tarteletas de chía y sésamo. Cuando la feria franca comenzó a funcionar en Luján incorporó sus productos y hoy, hace un año y medio que su puesto permanece en el parque San Martín cada sábado.
“Siempre mantuve mi clientela. Cuando me incorporé a la feria dejé la venta en la calle”, cuenta. Hace dos o tres meses abrió un espacio de venta en su casa, en Erezcano 638. “Este es un emprendimiento que estoy realizando sola, mi idea no ha sido nunca poner una panadería sino que se priorice la calidad y no la cantidad. Lo que me ha dado la feria es la formalidad. Cuando uno camina solo, camina solo; y cuando está en grupo y surgen dificultades, esas dificultades se pueden compartir, y eso es algo bueno”.
PUNTADAS A MEDIDAStella Masini cose y fabrica prendas en su casa. Ella se incorporó a la feria en mayo de 2013, aunque tiene su taller desde hace más de dos años. Por eso siempre tiene stock disponible, talles y colores. Stella es emprendedora en la asociación civil De la Nada y hace poco cursó un taller de marketing donde aprendió a presentar sus productos, a diseñar un logo, y dar un nombre de marca a su emprendimiento.
En el taller de la calle Repetto 1430, fabrica pantalones, remeras, camperas y buzos, elaborados con distintos tipos de telas: modal de algodón, seda fría, seda común, entretejido.
“Estar en la feria me sirve. Al principio se hacía poca publicidad y ahora nos empezamos a mover”.
ALPARGATAS LUJANERASClaudio Francia llegó a Luján desde Puerto Gaboto, en Santa Fe. Con él trajo su fuente de trabajo, una pyme que instaló en el patio de su casa para la fabricación de alpargatas y ojotas. El 30 de agosto, junto a su esposa, se incorporaron a la feria franca. “Nuestro emprendimiento se llama Alpargatas Lujaneras. Lo hacemos con mucho esfuerzo y es todo a pulmón”, cuenta, mientras saca unas fotos en las que se ve el taller de la calle Maestro Argentino y Gutiérrez.
A pesar de ser pocas las ventas, Claudio está más que conforme con el resultado obtenido en la feria. “Acá encontré este canal de venta, las alpargatas están hechas a mano y puedo ofrecer, además, buen precio”, asegura. (El Civismo).
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