martes, enero 09, 2007

CONVENIO ENTRE CREDICOOP Y FOGABA

BUENOS AIRES, Enero 09, (PUNTO CERO-Rebanadas de la Realidad) 1. La cuestión del partido hegemónico
Se ha iniciado el año electoral 2007. Por cierto que desde el último trimestre de 23006, las páginas de los grandes diarios han estado ocupadas por los asuntos electorales: candidaturas, movimientos tácticos electorales, ataques políticos y personales entre los líderes políticos enfrentados, etc. Grandes recursos financieros son destinados para campañas electorales que ya han comenzado.
En las elecciones nacionales presidenciales de octubre 2007 -que serán precedidas por 11 elecciones provinciales- dos temas preocupan a los ambientes políticos locales: el primero es si de estas elecciones surgirá un partido hegemónico o sólo un partido dominante, encarnado en la figura y el ideario nacionalista-desarrollista del Presidente Kirchner; el segundo es si se consolida una nueva bipolaridad de coaliciones político-sociales compuesta por un lado por el amplio espectro kirchnerista y por una opción de centro-derecha, dando por superada la bipolaridad peronista-radical instaurada en 1983 y colapsada en octubre de 2001 (elecciones legislativas en las que el 50% del electorado votó en blanco, nulo o se abstuvo).
Los grandes temas en debate que hemos mencionado forman parte del núcleo duro del nuevo sistema de representación política en desarrollo desde las elecciones legislativas de 2005. En éstas, el gran triunfador fue la dupla Frente Para la Victoria (FPV) y corrientes del Partido Justicialista (PJ) asociadas con el actual gobierno kirchnerista.
La diferencia entre partido hegemónico y partido dominante no es menor. Si el kirchnerismo (bajo el gran paraguas del FVP) logra triunfar ampliamente en el ciclo electoral que culmina en octubre 2007 frente a una diáspora de partidos de oposición divididos, es probable que cristalice una nueva hegemonía política. Entonces, surgirá un nuevo sistema de partidos sometido a la hegemonía kirchnerista. Pero, también es probable es que se genere un equilibrio relativo (con mayoría kirchnerista) a través de la emergencia de una nueva bipolaridad fundada sobre la base de dos coaliciones, una de centro-izquierda mayoritaria (kirchnerismo) y otra centro-derecha (PRO + partidos provinciales conservadores + sectores de la UCR y del PJ no kirchnerista). Entonces tendríamos un sistema de partidos competitivos con un partido dominante (kirchnerismo) pero no hegemónico. Podrían organizarse en algunas provincias terceras fuerzas políticas no kirchneristas de centro izquierda minoritarias (dado que solo con capacidad de triunfar en la Provincia de Santa Fe).
Existe la preocupación en círculos formadores de opinión pública de centro-derecha (el diario La Nación, canales de televisión privados, etc.) de que si se instala una hegemonía kirchnerista se creará un régimen de partido hegemónico no competitivo, al estilo del instalado en México en los años '20 del siglo pasado, y que se prolongó por casi 70 años. (1) Esta hipótesis, aunque exagerada, no debe ser desechada, dado que el impulso histórico del kirchnerismo, que se inicia en 2003 -una especie de "revolución desde arriba" realizada para salir de la crisis global de diciembre de 2001- se mantiene firme.
La oposición política, en todas sus vertientes, dividida y confundida, sigue siendo identificada en el imaginario popular como expresión de la "vieja política". La intención de voto favorable a Kirchner es muy alta (60% del electorado en diciembre de 2006). Pero el régimen político-democrático instalado en 1983 y vigente aunque en decadencia desde diciembre 2001 hasta 2003 no ha sido favorable al hegemonismo, sino al partido dominante y a la alternancia. Así, a partir de 1983 hubo tres alternancias entre gobierno y oposición (de Alfonsín a Menem, de Menem a De la Rúa y de De la Rúa a Duhalde). Ningún partido retuvo la presidencia por más de dos períodos. Durante el menemismo (que instaura una economía de libre mercado y asocia fuertemente el país a los EE.UU.) hubo rasgos de hegemonismo (confusión del gobierno con el Estado e intentos de reeleccionismo). Pero el menemismo fue una "intención hegemónica fallida", una más en una larga historia de intentos fallidos de construir un sistema hegemónico "constitucional" que se inician ya a fines del siglo XIX.
El hegemonismo brota espontáneamente en las "sociedades provinciales". Son proyectos que nacen en provincias donde son atractivas las tentaciones de modalidades de hegemonismos "rústicos" pero potentes. Así, sobre 24 provincias (incluida la Capital Federal) hay 9 provincias (Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Neuquén y Río Negro) donde nunca hubo alternancia en el poder. En esta lista hay una sola provincia de las llamadas grandes (Santa Fe), y el resto está integrado por distritos pequeños gobernados por el peronismo (con excepción de Neuquén, controlada por el Movimiento Popular Neuquino, y Río Negro, controlada por la UCR).
Esas provincias son gobernadas por "partidos de electores" caudillistas con sólido control de los gobiernos provinciales. Existen otros ocho distritos en los que entre 1983 y 2001 hubo sólo una alternancia, sea peronista o radical (la provincia de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba, Misiones, Salta). Sólo en cinco provincias hubo entre 1983 y 2001 dos o más alternancias, y por lo tanto constituyen una minoría (Chubut, Corrientes, Entre Ríos, Mendoza y San Juan). La Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuenta sólo recién a fines de los años '90 con un régimen electoral, por lo cual (al igual que Tierra del Fuego) no puede ser evaluada en esta ocasión según la relación alternancia - no alternancia. En síntesis, la voluntad política hegemonista es superior a la voluntad "alternativista" en las provincias argentinas.

2. Reeleccionismo y federalismo
En algunas provincias existen elementos culturales fuertemente asociados con el reeleccionismo indefinido. En varias provincias existe la reelección indefinida del P.E. provincial. Esta tendencia, sin embargo ha sido cuestionada por las elecciones provinciales en Misiones en octubre de 2006, que resultaron desfavorables para el intento reeleccionista indefinido kirchnerista-peronista, favoreciendo la formación de un amplio frente antikirchnerista que, liderado por la Iglesia católica, terminó por derrotar con el 54% de los votos a la lista oficialista. La Iglesia Católica, decida a acotar el poder del kirchnerismo, se muestra decidida a apoyar posibles coaliciones "republicanas" en otras provincias donde el kirchnerismo puede encontrar fuertes resistencias al reeleccionismo en general. Cada provincia muestra situaciones político-electorales locales que responde a intereses y programas locales. Las fuerzas provinciales desarrollan sus acciones con autonomía relativa, dada la ausencia de grandes fuerzas políticas nacionales unificadas -tanto en el oficialismo como en la oposición- con capacidades para lograr una mayor centralización.
El reeleccionismo encuentra en el federalismo la razón para existencia. Las constituciones provinciales autorizan en 18 casos la reelección de los gobernadores. Sólo cinco de esas constituciones autorizan la reelección indefinida (Catamarca, Formosa, La Rioja, San Luis y Santa Cruz). Estas cinco provincias, cuatro gobernadas por el peronismo mas Catamarca gobernada por una coalición "provincialista", han optado por seguir el camino de la fallida reelección indefinida presidencial establecida por la Constitución Nacional de 1949, luego derogada en 1957, que autorizaba entonces la reelección indefinida del Presidente Juan D. Perón.

3. Sobre el liderazgo de Kirchner
Desde 2005 se viene constituyendo un amplio frente político-social liderado por el Presidente Kirchner. Todo indica este frente será vencedor en las elecciones de 2007. Este frente agrupa en la llamada "Concertación Plural" a la FTV-PJ identificando con Kirchner, sectores de la UCR, del socialismo y otras corrientes políticas afines al kirchnerismo. Para algunos politólogos se trataría de un hegemonismo asentado en el liderazgo presidencial.
El componente hegemónico político-electoral "kirchnerista" que hemos analizado es sólo una modalidad de la concentración actual del poder. Otros componentes coadyuvan, a saber:
· - La transferencia de superpoderes del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo (PE) a nivel nacional. Se ha producido un híbrido, mitad constitucional y mitad decisional. El PE recurre a Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) para gobernar y controla a los gobiernos provinciales a través del régimen de coparticipación fiscal. Estamos en presencia de un fenómeno que podía ser calificado "democracia presidencialista sustentado en los éxitos de la revolución desde arriba".
· - Reforma al Consejo de la Magistratura. Se han reducido los miembros, de modo que ahora se ha reducido la capacidad de presión de la oposición y no se pueden aprobar nombramientos de jueces o su recusación sin el apoyo de los representantes del gobierno y diputados y senadores kirchneristas miembros.
· - Utilización del superávit fiscal para a través de las facultades delegadas por el PJ y los DNU- contar con recursos para financiar acciones políticas en las provincias de interés federal.
Kirchner cree, con fundamentos serios, que contando con los cuatro instrumentos de poder que hemos analizado, está en condiciones de garantizar su triunfo electoral en 2007. Esos instrumentos de poder se potencian por el hecho de que el balance de gestión 2006 es favorable al gobierno. (2) Kirchner parte de la premisa que durante 2006 se ha avanzado mucho en la consolidación del modelo nacionalista industrialista, en tanto:
· se registra nuevamente superávit fiscal
· se han recuperado las reservas del Banco Central
· aumentaron las exportaciones
· creció la actividad industrial
· la bolsa de Valores subió n 30% en dólares
· se mejoraron los salarios y jubilaciones
· el desempleo abierto se ubica en un 10% de la PEA
· la inflación ha sido del 9.8%
Sobre la base de contar con herramientas institucionales, éxitos económicos y sociales y una oposición política fragmentada y débil, Kirchner cree que el triunfo electoral está asegurado. Tal como hemos adelantado en otros artículos, parecería que Kirchner se ha decidido por asegurar que la candidata presidencial sea la senadora Cristina Fernández de Kirchner. A partir de 2008, Kirchner se concentraría en la formación de una gran organización político-partidaria, cementada sobre un peronismo reformulado que ahora promueve exitosamente la emergencia de un movimiento político nacionalista-desarrollista pluralista. Sin duda, la estrategia de Kirchner es audaz y viable: fundar una nueva etapa en la historia política de Argentina.
Sin embargo Kirchner sabe que el hecho de que todavía el 38,4% de la población viva en la pobreza amenaza al buen funcionamiento del sistema económico y genera una fuerte segmentación por división entre incluidos y excluidos. Kirchner está preocupado por el hecho de que es imposible lograr que la productividad media de la economía aumente en condiciones de fuerte exclusión social. Los servicios de seguridad del Estado dan cuenta de la formación dentro de las megas ciudades de territorios urbanos de pobreza, desempleo e informalidad que podrían terminar por constituir espacios de poder controlados por el narcotráfico y formas primitivas de resistencia social y terrorismo. Nuevas formas de violencia podrían superponerse a formas de violencia que todavía ejercen grupos paramilitares formados en las épocas del terrorismo de Estado.
Para impedir esta fatídica superposición el gobierno nacional se plantea enfrentar con medidas sociales coyunturales a la "pobreza territorial". Así, el gobierno ha lanzado tres programas que abarcarán a 1 millón de personas. Se trata de los planes Familia, Empleo y Capacitación y Manos a la Obra (créditos no-bancarios para creación de microempresas). Al mismo tiempo, Kirchner se propone restablecer las relaciones con el campo para aplacar la resistencia de un amplio frente de grandes, medianos y pequeños productores que reclaman la supresión de impuestos especiales a las exportaciones y otros reclamos rurales. Estas políticas sectoriales van junto con el esfuerzo para controlar los precios, mantener la inflación y alejar la posibilidad de una crisis energética.
El año electoral 2007 ha comenzado. Pese al traspié político-electoral oficialista en Misiones, si el kirchnerismo muestra flexibilidad para no insistir en políticas reeleccionistas "indefinidas" y restablece el diálogo con la poderosa Iglesia Católica, el hecho de que la economía prevea un crecimiento cercano al 8% para 2007 y la persistente división de la oposición política, indican que el año electoral se desarrollará dentro de escenarios políticos provinciales y nacional favorables al kirchnerismo. Esta por verse si el resultado electoral determina que el kirchnerismo surge como "partido" hegemónico o solo como dominante.
Notas:
(1) Natalio Botana, Poder y hegemonía. El régimen político después de la crisis, Buenos Aires, Emecé, 2006.
(2) Luis de San Martín, "Balance desde el Sur", Debate n° 198, 2006.
(*) Director del Instituto del Mundo del Trabajo (PUNTO CERO-Rebanadas de la Realidad).

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