BUENOS AIRES, Junio 19, (PUNTO CERO-La Política OnLIne) Cuando todavía no definió el gobierno si el candidato a las elecciones presidenciales de octubre será “pingüino” o “pingüina”, al parecer ya empieza haber cierta claridad en el futuro armado del equipo kirchnerista de cara a lo que según auguran será un segundo mandato K.
Ámbito Financiero publicó como nota de tapa del viernes un completo informe sobre lo que se especula en los pasillos de la Casa Rosada en cuanto al porvenir de algunos funcionarios, muchos de ellos altamente cuestionados y bastante desprestigiados.
Las primeras en abandonar la nave serían dos de las únicas tres mujeres que integran el gabinete K: la ministra de Economía, Felisa Miceli, y la de Defensa, Nilda Garré –la otra es la de Desarrollo Social, la hermana del presidente Alicia Kirchner-.
Miceli cuenta en sus espaldas con dos pesados asuntos inconclusos: el caso Greco, donde aún se investiga su implicancia en la aprobación del escandaloso pago, y la ruidosa intervención al Indec, la cual comenzó en enero para evitar grandes desajustes en los precios en un año electoral y terminó en un conflicto insalvable que aún hoy continúa.
Por su parte, Garré quedó ampliamente desprestigiada luedo de la “crisis de los radares”, la cual intentó sin éxito solucionar con aumentos y decretos para los trabajadores que protestan por esta situación que en el gobierno ven como irremontable. Para peor, la apertura de la causa por supuesto contrabando de armas –si bien estaría más implicado el ministro del Interior, Aníbal Fernández- actuó como gota sobre vaso llenó.
En cuanto a Aníbal, Ámbito sólo confirma lo que ya no es un secreto para nadie. Tendría más de un pie y medio fuera del futuro equipo, tal cual vienen advirtiendo varios medios –como La Política Online o La Nación-, cosa que provoca la ira del vocero pero que a esta altura resulta innegable.
Con Kirchner casi ni se hablan. Las constantes denuncias que acarrea y continúa sumando, involucrado en cuanto caso sospechoso gire en el entorno del gobierno, de gruesa interna con otros funcionarios “bancados” por Kirchner –como el jefe de Gabiente Alberto Fernández- más algún que otro comentario desafortunado serían las piedras que inclinan la balanza, pese a sus incansables esfuerzos por aferrarse a algún cargo.
La decisión de Kirchner de llevar a Daniel Scioli como candidato en la provincia habría sido el primer chispazo entre ambos, ya que ese lugar es el que soñaba Fernández para su futuro político. Tras esto, y luego de sonar para alguna embajada, se rumoreó que podría ser candidato legislativo en octubre. Pero no hubo confirmación alguna más allá de la información que señalaba que se quedó fuera de la mesa K que armará las listas, lo cual funcionó de reflejo de su crítica situación.
Alberto y De Vido, las dudas
Hay dos funcionarios de alto rango que hoy dormirían envueltos en sábanas de duda: ellos son Alberto Fernández y el ministro de Planificación, Julio De Vido, aunque se trata de casos distintos.
Alberto paga en estos momentos la amplia derrota de Daniel Filmus en las elecciones porteñas –la cara victoriosa que mostraron tras la primera vuelta ya estaría por el piso tras los primeros sondeos del ballotage-, la cual además trae al recuerdo instantáneo el tercer puesto conseguido por Rafael Bielsa, en el mismo distrito, hace dos años.
Como titiritero de los destinos kirchneristas en la comuna, nunca pudo ofrecer una alegría a la Casa Rosada, pese a los inconmensurables gastos políticos y económicos que demandó y que sigue demandando.
Incluso, hasta estaría sufriendo reporches por otros asuntos que le incumben, como el manejo de las relaciones con los medios. Kirchner se sentiría muy cuestionado por la prensa y purgaría en Alberto esta responsabilidad.
Como respaldo cuenta nada más y nada menos que con el de Cristina, as que guarda en la manga para sostenerse en el gobierno después de octubre. Arma con la que no cuenta De Vido, a quien sólo lo apoya el secretario Legal y Técnico, Carlos “Chino” Zanini, lo cual tampoco es poca cosa teniendo en cuenta la llegada que éste tiene sobre el matrimonio presidencial.
Pero como contrapartida, De Vido pagaría las facturas de dos temas clave: las coimas de Skanska y la situación energética del país, la cual en caso de profundizarse podría cambiar rotundamente el humor de la gente y transformarse en el talón de Aquiles de la era K. Además, la fuerte antipatía que siente la primera dama sobre él y alguno de sus funcionarios –como el secretario de Transporte, Ricardo Jaime- terminarían definiendo su destino.
El resto
En cuanto al resto del gabinete, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, también dejaría su cargo. Si bien no sufre de grandes cuestionamientos internos sobre su gestión, tendría pensado abandonar su actividad pública para adentrarse en algunos asuntos personales. Alberto Iribarne, ministro de Justicia, sería otro de los que seguramente no continuarán en su cargo.
Otros en cambio tendrán un rol –o no- de acuerdo al desarrollo electoral del año. Filmus seguiría en su cargo como ministro de Educación luego del 24 de junio, cuando enfrente a Mauricio Macri en la segunda vuelta porteña.
El de Salud, Ginés González García, ya ganó su bancada en la Legislatura porteña y allí seguirá. Aunque algunos rumores que deberán ser reforzados de aquí a diciembre hablen de que en realidad sólo se utilizó el nombre de un ministro nacional para respaldar la candidatura de Filmus, y que en realidad terminará cediendo su bancada a Juan Cabandié, el legislador de su lista que quedo afuera y quien podría estar destinado a manejar los hilos de la denominada “juventud K”.
Ámbito Financiero publicó como nota de tapa del viernes un completo informe sobre lo que se especula en los pasillos de la Casa Rosada en cuanto al porvenir de algunos funcionarios, muchos de ellos altamente cuestionados y bastante desprestigiados.
Las primeras en abandonar la nave serían dos de las únicas tres mujeres que integran el gabinete K: la ministra de Economía, Felisa Miceli, y la de Defensa, Nilda Garré –la otra es la de Desarrollo Social, la hermana del presidente Alicia Kirchner-.
Miceli cuenta en sus espaldas con dos pesados asuntos inconclusos: el caso Greco, donde aún se investiga su implicancia en la aprobación del escandaloso pago, y la ruidosa intervención al Indec, la cual comenzó en enero para evitar grandes desajustes en los precios en un año electoral y terminó en un conflicto insalvable que aún hoy continúa.
Por su parte, Garré quedó ampliamente desprestigiada luedo de la “crisis de los radares”, la cual intentó sin éxito solucionar con aumentos y decretos para los trabajadores que protestan por esta situación que en el gobierno ven como irremontable. Para peor, la apertura de la causa por supuesto contrabando de armas –si bien estaría más implicado el ministro del Interior, Aníbal Fernández- actuó como gota sobre vaso llenó.
En cuanto a Aníbal, Ámbito sólo confirma lo que ya no es un secreto para nadie. Tendría más de un pie y medio fuera del futuro equipo, tal cual vienen advirtiendo varios medios –como La Política Online o La Nación-, cosa que provoca la ira del vocero pero que a esta altura resulta innegable.
Con Kirchner casi ni se hablan. Las constantes denuncias que acarrea y continúa sumando, involucrado en cuanto caso sospechoso gire en el entorno del gobierno, de gruesa interna con otros funcionarios “bancados” por Kirchner –como el jefe de Gabiente Alberto Fernández- más algún que otro comentario desafortunado serían las piedras que inclinan la balanza, pese a sus incansables esfuerzos por aferrarse a algún cargo.
La decisión de Kirchner de llevar a Daniel Scioli como candidato en la provincia habría sido el primer chispazo entre ambos, ya que ese lugar es el que soñaba Fernández para su futuro político. Tras esto, y luego de sonar para alguna embajada, se rumoreó que podría ser candidato legislativo en octubre. Pero no hubo confirmación alguna más allá de la información que señalaba que se quedó fuera de la mesa K que armará las listas, lo cual funcionó de reflejo de su crítica situación.
Alberto y De Vido, las dudas
Hay dos funcionarios de alto rango que hoy dormirían envueltos en sábanas de duda: ellos son Alberto Fernández y el ministro de Planificación, Julio De Vido, aunque se trata de casos distintos.
Alberto paga en estos momentos la amplia derrota de Daniel Filmus en las elecciones porteñas –la cara victoriosa que mostraron tras la primera vuelta ya estaría por el piso tras los primeros sondeos del ballotage-, la cual además trae al recuerdo instantáneo el tercer puesto conseguido por Rafael Bielsa, en el mismo distrito, hace dos años.
Como titiritero de los destinos kirchneristas en la comuna, nunca pudo ofrecer una alegría a la Casa Rosada, pese a los inconmensurables gastos políticos y económicos que demandó y que sigue demandando.
Incluso, hasta estaría sufriendo reporches por otros asuntos que le incumben, como el manejo de las relaciones con los medios. Kirchner se sentiría muy cuestionado por la prensa y purgaría en Alberto esta responsabilidad.
Como respaldo cuenta nada más y nada menos que con el de Cristina, as que guarda en la manga para sostenerse en el gobierno después de octubre. Arma con la que no cuenta De Vido, a quien sólo lo apoya el secretario Legal y Técnico, Carlos “Chino” Zanini, lo cual tampoco es poca cosa teniendo en cuenta la llegada que éste tiene sobre el matrimonio presidencial.
Pero como contrapartida, De Vido pagaría las facturas de dos temas clave: las coimas de Skanska y la situación energética del país, la cual en caso de profundizarse podría cambiar rotundamente el humor de la gente y transformarse en el talón de Aquiles de la era K. Además, la fuerte antipatía que siente la primera dama sobre él y alguno de sus funcionarios –como el secretario de Transporte, Ricardo Jaime- terminarían definiendo su destino.
El resto
En cuanto al resto del gabinete, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, también dejaría su cargo. Si bien no sufre de grandes cuestionamientos internos sobre su gestión, tendría pensado abandonar su actividad pública para adentrarse en algunos asuntos personales. Alberto Iribarne, ministro de Justicia, sería otro de los que seguramente no continuarán en su cargo.
Otros en cambio tendrán un rol –o no- de acuerdo al desarrollo electoral del año. Filmus seguiría en su cargo como ministro de Educación luego del 24 de junio, cuando enfrente a Mauricio Macri en la segunda vuelta porteña.
El de Salud, Ginés González García, ya ganó su bancada en la Legislatura porteña y allí seguirá. Aunque algunos rumores que deberán ser reforzados de aquí a diciembre hablen de que en realidad sólo se utilizó el nombre de un ministro nacional para respaldar la candidatura de Filmus, y que en realidad terminará cediendo su bancada a Juan Cabandié, el legislador de su lista que quedo afuera y quien podría estar destinado a manejar los hilos de la denominada “juventud K”.
Por último, habrá que ver que pasa con el canciller Jorge Taiana, quien cada día suena más fuerte como posible candidato a vice en la fórmula por la gobernación bonaerense, junto al presidente de la Cámara de Diputados Alberto Balestrini. (PUNTO CER-La Política OnLIne O).
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