BUENOS AIRES, Junio 22, (PUNTO CERO-La Política OnLine) Temeroso de un posible doblete de derrotas el domingo, ya casi dedicado de lleno a la campaña presidencial y muy poco a la gestión, enfrascado en una interna sorda con su mujer por la sucesión de tropiezos políticos a menos de un mes de su lanzamiento, asi está el presidente Néstor Kirchner hoy, decidido o forzado por los acontecimientos a perder algo de lastre.
Aquella definición periodística de que el gobierno transita su peor momento, publicada hoy por Joaquín Morales Solá, no parece ser más que un estricto reflejo de la realidad. El presidente esta recibiendo embates políticos, judiciales, y sabe que a meses de la presidencial, los riesgos que se corren impactan el doble.
Es por eso que el propio Kirchner le comunicó a Daniel Filmus que hoy no participaría del acto por el Día de la Bandera en Rosario, cosa extraña teniendo en cuenta que asistieron varios miembros de su gabinete.
Durante la primera vuelta, no faltó excusa para que Kirchner invite al ministro de Educación a subirse a un palco junto a él, pero a días de una derrota cantada, que hasta los propios encuestadores oficialistas vaticinan que será por unos demoledores 20 puntos de ventaja, queda poco por hacer.
La ausencia de Filmus hoy fue apenas un reflejo de lo que el presidente decidió junto al atorado jefe de Gabinete Alberto Fernández, el hombre más golpeado para lo que viene: tomar distancia de la derrota capitalina, intentar retomar el manejo de la agenda política, y lanzar cuanto antes la candidatura de Cristina para dejar atrás el mal trago que significará esta derrota en manos de Mauricio Macri.
El faltazo a Rosario, en realidad la no invitación, fue apenas un pantallazo de lo que esta ocurriendo desde hace una semana, en que Alberto bajó la adrenalina y que en la Casa Rosada se dieron un baño de realidad. El resultado es irremontable.
"Si el resultado era mas parejo, Cristina cancelaba el viaje a Suiza y se quedaba aca para pegarse a un triunfo inesperado. Con los números en la mesa, empezó el operativo despegarse", relata sin sorna y con profundo uso de la realpolitik, o del oportunismo político, un desesperanzado protagonista de Balcarce 50.
Abriendo el paraguas
Es asi que ante un escenario de derrotas escalonadas, el presidente parece estar retomando la senda del consenso a fuerza de golpes. En ese sentido, lanzó hoy una sugestiva frase en Rosario: "Hemos trabajado codo a codo con el señor gobernador de la provincia, pero también codo a codo con el intendente [Miguel Lifschitz], no pensando en parcelas partidarias, pensando en la Patria", dijo en un repetino ataque de espíritu democrático que no se condice con las habituales prácticas de cooptación y hegemonismo de la Casa Rosada.
Sugestivo guiño al casi cantado ganador de las próximas elecciones de gobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, jefe político de Lifschitz y antecesor de él en la intendencia de Rosario.
Binner, que nunca fue un opositor visceral al gobierno, resistió con éxito distintos intentos de cooptación, como cuando le ofrecieron la titularidad del Pami, y gentilmente sugirió a los kirchneristas que hablen con la conducción del Partido Socialista. Ahora, este prolijo administrador, enfrentará las elecciones en una alianza con el radicalismo y el ARI de Elisa Carrió.
Los elogios al socialismo del Presidente, cayeron como un balde de agua fría en los candidatos kirchenristas que miraban con la boca abierta el discurso presidencial. Agustín Rossi y Rafael Bielsa, los que se presuponen serán los candidatos peronistas, temen ahora ser víctimas de una nueva orfandad política -y sobre todo de recursos- ya que ninguno de los dos despunta en las encuestas.
Santa Fe es junto a Córdoba el próximo calvario para el presidente -una vez superadas las intancias porteñas y fueguinas-. En el primer caso, como se dijo todo hace prever una nueva derrota.
En Córdoba, Kirchner llevará a su candidato Luís Juez, pero insiste en no romper formalmente con el gobernador José Manuel de la Sota, que impulsa a Juan Schiretti, para cosechar el famoso, "al menos no pierdo", o consuelo de pobres.
En definitiva, el presidente se acomoda a los nuevos tiempos, pero una mirada profunda indica que ni en la provincia de Buenos Aires -nadie puede creer seriamente la pasión kirchnerista de Daniel Scioli-, ni en la Capital Federal ni en Santa Fe, ni en Córdoba, el primer mandatario logró construir estructuras que le permitan divisar dirigentes de relieve y verdaderamente involucrados en su proyecto junto a Cristina Kirchner.
Tierra del Fuego
Algo similar ocurrirá con esta bellísima provincia patagónica, que el próximo domingo podría ocasionarle al gobierno un tropiezo inesperado y con doble sabor agridulce: la derrota en sí misma de un kirchnerista como Hugo Cóccaro, y encima en manos de la arista Fabiana Ríos.
"Solo este gobierno tan arriesgado, otrasnochado, podía darle al ARI la posibilidad de ser gobierno", es la frase de cabecera que se escucha en esa provincia.
Por eso, el presidente ya inició la estrategia de despegue. El primer mandatario estará el viernes en Santa Cruz y ya le pidió al equipo de campaña del actual gobernador Cóccaro que no se tome la molestia de ir a visitarlo.
El propio Cóccaro, dolido y apesamdumbrado por la derrota, admitió al diario Clarín respecto a su posible visita el viernes cuando Kirchner visite los yacimientos de Río Turbio en Santa Cruz: "No, no voy a ir, porque vamos a estar muy cerca del ballottage y usted sabe que acá moverse de una ciudad a otra lleva su tiempo..."
Aquella definición periodística de que el gobierno transita su peor momento, publicada hoy por Joaquín Morales Solá, no parece ser más que un estricto reflejo de la realidad. El presidente esta recibiendo embates políticos, judiciales, y sabe que a meses de la presidencial, los riesgos que se corren impactan el doble.
Es por eso que el propio Kirchner le comunicó a Daniel Filmus que hoy no participaría del acto por el Día de la Bandera en Rosario, cosa extraña teniendo en cuenta que asistieron varios miembros de su gabinete.
Durante la primera vuelta, no faltó excusa para que Kirchner invite al ministro de Educación a subirse a un palco junto a él, pero a días de una derrota cantada, que hasta los propios encuestadores oficialistas vaticinan que será por unos demoledores 20 puntos de ventaja, queda poco por hacer.
La ausencia de Filmus hoy fue apenas un reflejo de lo que el presidente decidió junto al atorado jefe de Gabinete Alberto Fernández, el hombre más golpeado para lo que viene: tomar distancia de la derrota capitalina, intentar retomar el manejo de la agenda política, y lanzar cuanto antes la candidatura de Cristina para dejar atrás el mal trago que significará esta derrota en manos de Mauricio Macri.
El faltazo a Rosario, en realidad la no invitación, fue apenas un pantallazo de lo que esta ocurriendo desde hace una semana, en que Alberto bajó la adrenalina y que en la Casa Rosada se dieron un baño de realidad. El resultado es irremontable.
"Si el resultado era mas parejo, Cristina cancelaba el viaje a Suiza y se quedaba aca para pegarse a un triunfo inesperado. Con los números en la mesa, empezó el operativo despegarse", relata sin sorna y con profundo uso de la realpolitik, o del oportunismo político, un desesperanzado protagonista de Balcarce 50.
Abriendo el paraguas
Es asi que ante un escenario de derrotas escalonadas, el presidente parece estar retomando la senda del consenso a fuerza de golpes. En ese sentido, lanzó hoy una sugestiva frase en Rosario: "Hemos trabajado codo a codo con el señor gobernador de la provincia, pero también codo a codo con el intendente [Miguel Lifschitz], no pensando en parcelas partidarias, pensando en la Patria", dijo en un repetino ataque de espíritu democrático que no se condice con las habituales prácticas de cooptación y hegemonismo de la Casa Rosada.
Sugestivo guiño al casi cantado ganador de las próximas elecciones de gobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, jefe político de Lifschitz y antecesor de él en la intendencia de Rosario.
Binner, que nunca fue un opositor visceral al gobierno, resistió con éxito distintos intentos de cooptación, como cuando le ofrecieron la titularidad del Pami, y gentilmente sugirió a los kirchneristas que hablen con la conducción del Partido Socialista. Ahora, este prolijo administrador, enfrentará las elecciones en una alianza con el radicalismo y el ARI de Elisa Carrió.
Los elogios al socialismo del Presidente, cayeron como un balde de agua fría en los candidatos kirchenristas que miraban con la boca abierta el discurso presidencial. Agustín Rossi y Rafael Bielsa, los que se presuponen serán los candidatos peronistas, temen ahora ser víctimas de una nueva orfandad política -y sobre todo de recursos- ya que ninguno de los dos despunta en las encuestas.
Santa Fe es junto a Córdoba el próximo calvario para el presidente -una vez superadas las intancias porteñas y fueguinas-. En el primer caso, como se dijo todo hace prever una nueva derrota.
En Córdoba, Kirchner llevará a su candidato Luís Juez, pero insiste en no romper formalmente con el gobernador José Manuel de la Sota, que impulsa a Juan Schiretti, para cosechar el famoso, "al menos no pierdo", o consuelo de pobres.
En definitiva, el presidente se acomoda a los nuevos tiempos, pero una mirada profunda indica que ni en la provincia de Buenos Aires -nadie puede creer seriamente la pasión kirchnerista de Daniel Scioli-, ni en la Capital Federal ni en Santa Fe, ni en Córdoba, el primer mandatario logró construir estructuras que le permitan divisar dirigentes de relieve y verdaderamente involucrados en su proyecto junto a Cristina Kirchner.
Tierra del Fuego
Algo similar ocurrirá con esta bellísima provincia patagónica, que el próximo domingo podría ocasionarle al gobierno un tropiezo inesperado y con doble sabor agridulce: la derrota en sí misma de un kirchnerista como Hugo Cóccaro, y encima en manos de la arista Fabiana Ríos.
"Solo este gobierno tan arriesgado, otrasnochado, podía darle al ARI la posibilidad de ser gobierno", es la frase de cabecera que se escucha en esa provincia.
Por eso, el presidente ya inició la estrategia de despegue. El primer mandatario estará el viernes en Santa Cruz y ya le pidió al equipo de campaña del actual gobernador Cóccaro que no se tome la molestia de ir a visitarlo.
El propio Cóccaro, dolido y apesamdumbrado por la derrota, admitió al diario Clarín respecto a su posible visita el viernes cuando Kirchner visite los yacimientos de Río Turbio en Santa Cruz: "No, no voy a ir, porque vamos a estar muy cerca del ballottage y usted sabe que acá moverse de una ciudad a otra lleva su tiempo..."
De más esta decir que esta no es una explicación valida. Si el presidente utiliza aviones oficiales para mudar los muebles de su casa, no hubiera tenido mayores problemas en ponerle algún cómodo medio de transporte al actual mandatario fueguino. Pero las encuestas no vaticinan resultados claros, y un doblete de derrotas el domingo puede ser un antecedente, cuanto menos peligroso para el ansiado 28 de octubre. (PUNTO CERO-La Política OnLine).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario