BUENOS AIRES, Junio 07, (PUNTO CERO-La Política OnLine) Una furiosa interna se desató entre el kirchnerismo y el ibarrismo que podría cortar las ilusiones para que el destituido jefe de Gobierno asuma en su banca como diputado porteño, si prospera un pedido de los padres de Cromagnon para que le nieguen esa posibilidad.
Referentes de los padres de Cromagnon se reunieron con el vicepresidente de la Legislatura, Santiago de Estrada, y le pidieron que se presente un proyecto de ley para que inhabiliten a Ibarra. Lógicamente, aún es prematuro saber que ocurrirá, pero la tensión con sus aparentes aliados es tal, que desde el kirchnerismo apuntan: "Con Ibarra no sabemos como será la convivencia porque primero lo tienen que dejar asumir. ¿Qué haremos nosotros si hay que votar? Bueno, veremos, lo definiremos en el bloque?".
El clima de tensión entre ambos sectores que llevaron a Daniel Filmus al ballotage existe hace largo tiempo. En realidad se trató de una convivencia por mutua necesidad. Ibarra desconfía del bloque kirchnerista y todavía les reprocha que hayan hecho para salvarlo cuando naufragó en el juicio político. Tampoco el gobierno cree en su lealtad, pero supusieron correctamente que les aportaría unos puntos fundamentales para entrar en la segunda vuelta.
Ibarra hoy quiere el reconocimiento por su elección, pero no hay aire de tregua. El día que decidió pegar el faltazo al cierre de campaña en el Luna Park, la cosa había explotado: "Vos sos un hijo de puta, te estas cortando solo Aníbal y te cagas en todo. Queres meter a tu gente y rajarte". Asi lo cruzó un importantísimo referente del kirchnerismo porteño.
Estos mismos, hoy analizan que el corte de boleta, según sus números, fue de apenas el 1,4 por ciento entre la lista de Ibarra y de la de Ginés González García ( en realidad el escrutino marca casi un cuatro por ciento), y sostienen que la participación del ex mandatario fue "un rotundo y contundente fracaso".
"En el 2005 hicimos tres puntos menos que el domingo, no hubo tanto corte de boleta, y como mucho Aníbal nos dio tres puntos, no es nada", dicen en el corazón del kirchnerismo. Incluso se ufanan en señalar que el frepasista logró colar a cinco legisladores, cuando entre sus íntimos había afirmado: "Metemos seis a siete, tranquilos".
Claro que del otro lado, el razonamiento también es entendible. "Sin esos 3 puntos de mierda –asi comenta un dirigente de ese espacio- el ballotage lo veían de su casa".
Una de las cosas que no le perdonan en el kirchnerismo al destituido mandatario es que nunca se comprometió con la campaña de Filmus. Sugieren que dejó muy cristalizado que era un matrimonio por conveniencia y que no tenía ningún interés en un proyecto conjunto.
"¿Que es Ibarra Vuelve?, ¿Vuelve adónde, con quién, de la mano de quién?, ¿O se olvidó de nosotros?", rezongan por el cartel de campaña del ex jefe de Gobierno.
Asi las cosas, todo indica que la convivencia en la Legislatura porteña será un calvario. Esto, claro, si Ibarra logra asumir.
Los festejos
Ibarra formó parte de la foto del "festejo" -luego de una derrota por más de 20 puntos- en el Hotel Intercontinental, junto a Daniel Filmus, Cristina Kirchner y Ginés González García. Pero alguien se olvidó de invitarlo a la comilona posterior que hubo en el restaurant La Potota.
Allí estuvieron haciendo planes y riéndose del caudal de dinero que va a empezar a chorrear para la segunda vuelta desde el Ejecutivo -150 millones de pesos por todo concepto, algunos se atreven a mencionar- el propio Filmus, su amigo Ginés González García y Héctor Capaccioli, cruzaban comentarios riseuños al respecto. Ibarra, brillante por su ausencia.
El restaurant es el sitio ideal para armar planes sin tener temor a ser filmados o grabados. Es que La Potota pertenece a Jorge Lucas Casado, ex jefe de Contrainteligencia de la SIDE en los tiempos de Hugo Anzorreguy, e íntimo del ministro de Salud, que suele frecuentar ese agradable bolichito, aunque de carnes y parrilla opinables -no llegaría al nivel de La Dorita, según algunos-, en plena costanera porteña.
Casado es un viejo empresario del área gastronomica que ya había incursionado con éxito en el barrio de Las Cañitas con el restaurant Como. Cuñado de Carlos Anzorreguy, desembarcó exitosamente en el resbaladizo mundo de la inteligencia vernácula y fue uno de los padrinos del hoy poderoso Jaime Stiusso. De ahí que sabe que en su restaurant no le van a hacer "trastadas", como cámaras ocultas o micrófonos indiscretos.
Asado de por medio, brindis por el cumpleaños de Filmus y mucha charla sirvieron para destilar furia contra Ibarra, que sigue armando planes propios y pocas intenciones tiene de realizar un proyecto compartido. Si hasta dicen que tuvo un cruce inesperado la semana que pasó con Alberto Fernández, el ideólogo de este acuerdo de poca vida y menos futuro.
Los muchachos peronistas allí reunidos brindaron por el objetivo conseguido -entrar en el ballotage-, aunque el entusiasmo no les dio para vaticinar con un triunfo el próximo 24 de junio.
Lo cierto es que en estas cruciales horas sorprende el perfil bajo de Ibarra en la campaña de Filmus por la segunda vuelta, que según los planes oficiales debería contarlo nuevamente como un pilar sustancial. "Si quieren que ahora haga campaña con Filmus, que hagan lo que tienen que hacer", habría dicho el destituido mandatario, que se subió el precio -y la autoestima- despues de su innegable aporte.
Referentes de los padres de Cromagnon se reunieron con el vicepresidente de la Legislatura, Santiago de Estrada, y le pidieron que se presente un proyecto de ley para que inhabiliten a Ibarra. Lógicamente, aún es prematuro saber que ocurrirá, pero la tensión con sus aparentes aliados es tal, que desde el kirchnerismo apuntan: "Con Ibarra no sabemos como será la convivencia porque primero lo tienen que dejar asumir. ¿Qué haremos nosotros si hay que votar? Bueno, veremos, lo definiremos en el bloque?".
El clima de tensión entre ambos sectores que llevaron a Daniel Filmus al ballotage existe hace largo tiempo. En realidad se trató de una convivencia por mutua necesidad. Ibarra desconfía del bloque kirchnerista y todavía les reprocha que hayan hecho para salvarlo cuando naufragó en el juicio político. Tampoco el gobierno cree en su lealtad, pero supusieron correctamente que les aportaría unos puntos fundamentales para entrar en la segunda vuelta.
Ibarra hoy quiere el reconocimiento por su elección, pero no hay aire de tregua. El día que decidió pegar el faltazo al cierre de campaña en el Luna Park, la cosa había explotado: "Vos sos un hijo de puta, te estas cortando solo Aníbal y te cagas en todo. Queres meter a tu gente y rajarte". Asi lo cruzó un importantísimo referente del kirchnerismo porteño.
Estos mismos, hoy analizan que el corte de boleta, según sus números, fue de apenas el 1,4 por ciento entre la lista de Ibarra y de la de Ginés González García ( en realidad el escrutino marca casi un cuatro por ciento), y sostienen que la participación del ex mandatario fue "un rotundo y contundente fracaso".
"En el 2005 hicimos tres puntos menos que el domingo, no hubo tanto corte de boleta, y como mucho Aníbal nos dio tres puntos, no es nada", dicen en el corazón del kirchnerismo. Incluso se ufanan en señalar que el frepasista logró colar a cinco legisladores, cuando entre sus íntimos había afirmado: "Metemos seis a siete, tranquilos".
Claro que del otro lado, el razonamiento también es entendible. "Sin esos 3 puntos de mierda –asi comenta un dirigente de ese espacio- el ballotage lo veían de su casa".
Una de las cosas que no le perdonan en el kirchnerismo al destituido mandatario es que nunca se comprometió con la campaña de Filmus. Sugieren que dejó muy cristalizado que era un matrimonio por conveniencia y que no tenía ningún interés en un proyecto conjunto.
"¿Que es Ibarra Vuelve?, ¿Vuelve adónde, con quién, de la mano de quién?, ¿O se olvidó de nosotros?", rezongan por el cartel de campaña del ex jefe de Gobierno.
Asi las cosas, todo indica que la convivencia en la Legislatura porteña será un calvario. Esto, claro, si Ibarra logra asumir.
Los festejos
Ibarra formó parte de la foto del "festejo" -luego de una derrota por más de 20 puntos- en el Hotel Intercontinental, junto a Daniel Filmus, Cristina Kirchner y Ginés González García. Pero alguien se olvidó de invitarlo a la comilona posterior que hubo en el restaurant La Potota.
Allí estuvieron haciendo planes y riéndose del caudal de dinero que va a empezar a chorrear para la segunda vuelta desde el Ejecutivo -150 millones de pesos por todo concepto, algunos se atreven a mencionar- el propio Filmus, su amigo Ginés González García y Héctor Capaccioli, cruzaban comentarios riseuños al respecto. Ibarra, brillante por su ausencia.
El restaurant es el sitio ideal para armar planes sin tener temor a ser filmados o grabados. Es que La Potota pertenece a Jorge Lucas Casado, ex jefe de Contrainteligencia de la SIDE en los tiempos de Hugo Anzorreguy, e íntimo del ministro de Salud, que suele frecuentar ese agradable bolichito, aunque de carnes y parrilla opinables -no llegaría al nivel de La Dorita, según algunos-, en plena costanera porteña.
Casado es un viejo empresario del área gastronomica que ya había incursionado con éxito en el barrio de Las Cañitas con el restaurant Como. Cuñado de Carlos Anzorreguy, desembarcó exitosamente en el resbaladizo mundo de la inteligencia vernácula y fue uno de los padrinos del hoy poderoso Jaime Stiusso. De ahí que sabe que en su restaurant no le van a hacer "trastadas", como cámaras ocultas o micrófonos indiscretos.
Asado de por medio, brindis por el cumpleaños de Filmus y mucha charla sirvieron para destilar furia contra Ibarra, que sigue armando planes propios y pocas intenciones tiene de realizar un proyecto compartido. Si hasta dicen que tuvo un cruce inesperado la semana que pasó con Alberto Fernández, el ideólogo de este acuerdo de poca vida y menos futuro.
Los muchachos peronistas allí reunidos brindaron por el objetivo conseguido -entrar en el ballotage-, aunque el entusiasmo no les dio para vaticinar con un triunfo el próximo 24 de junio.
Lo cierto es que en estas cruciales horas sorprende el perfil bajo de Ibarra en la campaña de Filmus por la segunda vuelta, que según los planes oficiales debería contarlo nuevamente como un pilar sustancial. "Si quieren que ahora haga campaña con Filmus, que hagan lo que tienen que hacer", habría dicho el destituido mandatario, que se subió el precio -y la autoestima- despues de su innegable aporte.
Incluso su frase en la noche de los "festejos" no fue como para entusiasmar: "Es difícil, pero no imposible", dijo tirando litros de agua helada sobre los sueños kirchneristas. (PUNTO CERO-La Política OnLine).
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