BUENOS AIRES, Mayo 27, (PUNTO CERO-La Política On Line) Los controladores de faltas que hoy se encuentran en el Mercado del Plata, serían trasladados a un nuevo edificio de la calle Perón 2933. El plan se inició en 2007 pero quedó paralizado. Las condiciones edilicias del lugar y la interna en el Ministerio de Justicia.
El plan data de hace tiempo y durante el gobierno de Telerman se decidió trasladar los controladores a Perón 2933 donde las condiciones edilicias permitirían aumentar al triple la cantidad de controladores, que hoy son 60.
Es que la gran cantidad de personas no sólo hace casi imposible hacer un trámite en un día, sino que a las largas filas que se forman para visitar al controlador correspondiente, se suma la cola que debe hacerse para pagar en la caja, la cual se extiende por varios pisos.
Aunque se comenzó la obra para adaptar las instalaciones a las necesidades de la ciudad, varios problemas demoraron la aplicación de la medida y hoy la gente de Guillermo Montenegro, a cargo del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño, tiene intenciones de darle uso a ese edificio, reflotando la idea de la anterior gestión.
Pero en este caso el plan incluiría además del traslado de los controladores, trasladar al edificio de Once la Agencia Gubernamental de Control, creada mediante la ley 2.624 en diciembre de 2007 y actual encargada de habilitación, control y sanción de faltas de los principales rubros y actividades comerciales.
La necesidad de un lugar para instalar la nueva agencia sería un buen fundamento para utilizar esas instalaciones, pero quienes recorren los pasillos aledaños al despacho de Montenegro, conocen otra causa en el fondo del asunto.
Es que las relaciones entre el ministro y el titular de dicha agencia, Federico Young, no estarían pasando por un buen momento y el plan de trasladar el organismo por completo a Once, bien lejos de su actual sede de Barracas, sería una solución a la intolerancia que tiene Montenegro con quien se encarga de la agencia.
“No se llevan bien, y Montenegro no lo aguanta más, se lo quiere sacar de encima, por eso también cerraría encarar esa obra y hacer el traslado” afirmó a La Política Online una fuente cercana al ex juez de la causa Skanka.
Sin embargo, para hacer la agencia ahí, con todas sus dependencias, junto con los box que deben ser instalados para los controladores, es necesario una obra más grande que la planificada.
Aparte, el ministerio necesita extender de dos a diez años el contrato de alquiler del lugar, para lo cual, quienes están negociando el contrato, quieren que los dueños le reconozcan la remodelación a realizar y que dicha inversión sea compensada en la cuota.
Un problema que espera solución
Los ciudadanos porteños que deben lidiar con clausuras, multas de tránsito u otras cuestiones que requieran acercarse al primer piso del Mercado del Plata, ubicado en Pellegrini 211 deben resignar todo un día, con suerte, para realizar el trámite.
Es que hoy, los 20 controladores por turno que funcionan en el histórico edificio no son capaces de absorber la gran cantidad de gente que se vuelca día a día a esa especie de fiscales porteños, con quienes deben tramitar el pago de todo tipo de infracciones.
Sin embargo, no sólo la cola para sentarse frente al controlador es excesiva, sino que una vez terminado este trámite, para efectuar el pago, las cajas también presentan una capacidad de absorción insuficiente.
Es normal ver una fila de quienes esperan su turno para aportar a las arcas porteñas que empiece por el primer piso donde se ubican las cajas pero, a través de las escaleras, se extienda a lo largo de varios pisos.
En vistas de esta situación y a fin de solucionar el problema, la anterior administración decidió trasladar los controladores de faltas, el entonces Jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, logró que la legislatura apruebe la ley por la cual habilita al ejecutivo a triplicar la cantidad de controladores, que hoy es de 20 por turno, a 60 por turno.
Sin embargo, esa cantidad de box no caben en el deteriorado edificio de Pellegrini 211 por lo cual, fue necesario pensar en un cambio de edificio y se decidió comenzar la obra para el traslado en el establecimiento que alquila la comuna en la calle Perón 2933.
“Es que sus condiciones edilicias, facilitarían brindar a los porteños una mejor atención” afirma a este medio un técnico que conoce el tema.
Según la fuente, el edificio cuenta con un salón de grandes dimensiones donde daría albergue sin problemas a los 60 box que deben instalarse para triplicar la capacidad operativa de los controladores.
También su fácil acceso sería otro punto a favor, ya que está próximo a la estación de Once, lo que haría más fácil la movilidad hacia el lugar, a donde llegan gran cantidad de colectivos, además de contar con la llegada del tren y el subte.
Pero como siempre parece suceder con los bueno proyectos que encaran las administraciones, en el momento del inicio de obra aparecen inconvenientes.
Por un lado el gremio pide a los funcionarios un plus salarial y una serie de compensaciones, reclamos que derivan en una discusión que prolonga y demora los tiempos de la obra.
Por otro lado, al prolongarse los tiempos, pasan las elecciones, Telerman pierde y comienzan las gestiones para iniciar el traspaso de gobierno, para lo cual debían cumplir con la pretensión del macrismo de recibir un gobierno sin deudas y el edificio termina siendo alquilado a la universidad CAECE.
El plan data de hace tiempo y durante el gobierno de Telerman se decidió trasladar los controladores a Perón 2933 donde las condiciones edilicias permitirían aumentar al triple la cantidad de controladores, que hoy son 60.
Es que la gran cantidad de personas no sólo hace casi imposible hacer un trámite en un día, sino que a las largas filas que se forman para visitar al controlador correspondiente, se suma la cola que debe hacerse para pagar en la caja, la cual se extiende por varios pisos.
Aunque se comenzó la obra para adaptar las instalaciones a las necesidades de la ciudad, varios problemas demoraron la aplicación de la medida y hoy la gente de Guillermo Montenegro, a cargo del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño, tiene intenciones de darle uso a ese edificio, reflotando la idea de la anterior gestión.
Pero en este caso el plan incluiría además del traslado de los controladores, trasladar al edificio de Once la Agencia Gubernamental de Control, creada mediante la ley 2.624 en diciembre de 2007 y actual encargada de habilitación, control y sanción de faltas de los principales rubros y actividades comerciales.
La necesidad de un lugar para instalar la nueva agencia sería un buen fundamento para utilizar esas instalaciones, pero quienes recorren los pasillos aledaños al despacho de Montenegro, conocen otra causa en el fondo del asunto.
Es que las relaciones entre el ministro y el titular de dicha agencia, Federico Young, no estarían pasando por un buen momento y el plan de trasladar el organismo por completo a Once, bien lejos de su actual sede de Barracas, sería una solución a la intolerancia que tiene Montenegro con quien se encarga de la agencia.
“No se llevan bien, y Montenegro no lo aguanta más, se lo quiere sacar de encima, por eso también cerraría encarar esa obra y hacer el traslado” afirmó a La Política Online una fuente cercana al ex juez de la causa Skanka.
Sin embargo, para hacer la agencia ahí, con todas sus dependencias, junto con los box que deben ser instalados para los controladores, es necesario una obra más grande que la planificada.
Aparte, el ministerio necesita extender de dos a diez años el contrato de alquiler del lugar, para lo cual, quienes están negociando el contrato, quieren que los dueños le reconozcan la remodelación a realizar y que dicha inversión sea compensada en la cuota.
Un problema que espera solución
Los ciudadanos porteños que deben lidiar con clausuras, multas de tránsito u otras cuestiones que requieran acercarse al primer piso del Mercado del Plata, ubicado en Pellegrini 211 deben resignar todo un día, con suerte, para realizar el trámite.
Es que hoy, los 20 controladores por turno que funcionan en el histórico edificio no son capaces de absorber la gran cantidad de gente que se vuelca día a día a esa especie de fiscales porteños, con quienes deben tramitar el pago de todo tipo de infracciones.
Sin embargo, no sólo la cola para sentarse frente al controlador es excesiva, sino que una vez terminado este trámite, para efectuar el pago, las cajas también presentan una capacidad de absorción insuficiente.
Es normal ver una fila de quienes esperan su turno para aportar a las arcas porteñas que empiece por el primer piso donde se ubican las cajas pero, a través de las escaleras, se extienda a lo largo de varios pisos.
En vistas de esta situación y a fin de solucionar el problema, la anterior administración decidió trasladar los controladores de faltas, el entonces Jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, logró que la legislatura apruebe la ley por la cual habilita al ejecutivo a triplicar la cantidad de controladores, que hoy es de 20 por turno, a 60 por turno.
Sin embargo, esa cantidad de box no caben en el deteriorado edificio de Pellegrini 211 por lo cual, fue necesario pensar en un cambio de edificio y se decidió comenzar la obra para el traslado en el establecimiento que alquila la comuna en la calle Perón 2933.
“Es que sus condiciones edilicias, facilitarían brindar a los porteños una mejor atención” afirma a este medio un técnico que conoce el tema.
Según la fuente, el edificio cuenta con un salón de grandes dimensiones donde daría albergue sin problemas a los 60 box que deben instalarse para triplicar la capacidad operativa de los controladores.
También su fácil acceso sería otro punto a favor, ya que está próximo a la estación de Once, lo que haría más fácil la movilidad hacia el lugar, a donde llegan gran cantidad de colectivos, además de contar con la llegada del tren y el subte.
Pero como siempre parece suceder con los bueno proyectos que encaran las administraciones, en el momento del inicio de obra aparecen inconvenientes.
Por un lado el gremio pide a los funcionarios un plus salarial y una serie de compensaciones, reclamos que derivan en una discusión que prolonga y demora los tiempos de la obra.
Por otro lado, al prolongarse los tiempos, pasan las elecciones, Telerman pierde y comienzan las gestiones para iniciar el traspaso de gobierno, para lo cual debían cumplir con la pretensión del macrismo de recibir un gobierno sin deudas y el edificio termina siendo alquilado a la universidad CAECE.
Por lo pronto, ya sea por cuestiones de operatividad o roces internos, la intención sería reimpulsar la medida y en Justicia se entusiasman que el proyecto pueda hacerse realidad y puedan cumplir con el plan de Montenegro. (PUNTO CERO-La Política On Line).
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