JOSE C. PAZ, Noviembre 26, (PUNTO CERO-www.aquilanoticia.com). Una madre de José C. Paz asegura que a su hijo de cuatro años le negaron le inscripción a preescolar para el ciclo lectivo del 2009, luego de una muy dura entrevista al niño. La acusada de haber tratado al chico de “retardado” sería la vicedirectora del Instituto Maria Bystrica.
En la edición Nº 382 de nuestro periódico dábamos cuenta de un supuesto acto de discriminación a una chiquita de Malvinas Argentinas por parte del Instituto Malvinas Argentinas de Grand Bourg. A la pequeña le dieron el pase porque su mamá denunció que una compañerita, la hija de la dueña del establecimiento, la agredió.
Luego en nuestra ultima edición (Nº 383) informamos que la DIPREGEP le había conseguido una nueva escuela del mismo nivel al que actualmente asiste la niña. Ahora, ocurrió otro acto confuso y repudiable con un niño pero en la localidad de José C. Paz, desde donde una madre apenada e indignada se comunicó con esta redacción para difundir un hecho que no quiere que le suceda a otro chico.
Rosa Silvero, aseguró que a su pequeño hijo de cuatro años no lo quisieron inscribir en el Instituto Maria Bystrica, DIPREGEP 1946, porque le afirmaron que “su hijo debe ver un psicopedagogo porque tiene un duro retraso. Es un niño retardado que ni siquiera sabe qué dibujo está haciendo”.
Todo empezó hace poco más de dos semanas cuando el padre del niño tuvo que pasarse desde las 3 de la madrugada hasta las 14 horas para conseguir el turno para la entrevista. Luego de obtener el turno, el jueves 12 de noviembre la mamá junto a su hijo se presentaron en el Instituto para la entrevista con la Directora.
“Llega la fecha de la entrevista. Llego con el niño y me hacen esperar 10 minutos, que es lo que tardaba en atenderme la Directora. A todo esto yo no pregunto quién es la persona que me atendió. Al llegar me hacen esperar y me dicen que el niño se tiene que sentar a mi derecha.
Después le pregunta cuántos años tiene y él, como es muy tímido, le señala con los dedos cuatro años. Cómo es su nombre y él responde “Steven”, le vuelve a preguntar el nombre y él vuelve a responderle “Steven”. La señorita no entiende el nombre y le dice “vos no te llamas así”, entonces yo le dije “disculpe, él se llama Ian Steven González”.
Me dice “yo le estoy preguntando a él, no a usted”. Entonces me calle la boca pensando que yo había actuado mal y me quedé esperando”.
Posteriormente, según los dichos de la angustiada madre a este cronista, esta persona le siguió haciendo preguntas para conocer si iba al jardín, cuántas personas viven en su casa, todas preguntas con respuestas “muy tímidas del nene”, según su mamá.
“Luego le preguntó qué película veía y el niño nunca miro una película, mira dibujitos, El Chavo, la lucha fuerte, pero películas no. Creo que no fue la mejor forma de preguntar. El se quedó callado y le digo “porque no le contas papi qué película viste ultimo, que viste la del chanchito” y la señorita me volvió a decir “señora, yo le pregunto al niño, no a usted”. De muy mala manera”.
Y en seguida le preguntó “¿Qué cuento lees?” a lo que la señora Silvero responde “no, no leemos cuentos” y la señorita responde “¿Otra vez usted me contesta? Yo le pregunté al niño”.
“Luego ella agarra tres fibrones, de tres colores diferentes, le da un block de hojas lisas y le pide que dibuje. El niño agarra destapa uno y empieza a colorear. Cuando Steven toma el segundo fibrón, le pregunta qué era lo que había dibujado y él le dice “éste”, “pero ¿qué es este?”, “y éste”, “pero qué dibujo hiciste? Contame qué dibujaste”, él tímidamente se queda duro y a todo esto yo ya estaba congelada porque no me parecía adecuado para un niño de 4 años la entrevista”, prosigue Silvero.
“Entonces ahí reacciona la señorita y me dice “mire señora, su hijo debe ver un psicopedagogo porque tiene un duro retraso. Es un niño retardado que ni siquiera sabe qué dibujo está haciendo”. Cuando ella menciona todas esas palabras me quedo congelada porque me sentí totalmente impotente. No sabia de qué manera reaccionar, entonces le vuelvo a preguntar qué era lo que me había dicho y ella me repite: “si, su hijo es totalmente retardado y en esta escuela no hay ninguna docente que pueda atenderle. Así que por lo tanto no perdamos más tiempo y buenos días”, cuenta conmocionada Rosa Silvero.
Ya sin fuerzas la señora le preguntó a la mujer que le estaba haciendo la entrevista qué hacia de ahora en más y la mujer le habría respondido: “problema suyo. Usted lo tendría que haber inscripto en tres o cuatro lugares para ver si en algún lado lo aceptaban, que lo dudo mucho. Así que buenos días”.
Camino a su casa Silvero rompió en llanto y el nene le preguntó por qué lloraba. “Le conteste que no estaba llorando. Y él me vuelve a preguntar por qué estoy llorando y me dice “¿estas llorando por mi?” y ahí me quebré y le conteste que “si, porque no vas a poder venir a esta escuela” y eso fue mi gran dolor”.
Silvero asegura que hace esta denuncia porque “no quiero que ningún niño más pase por esa situación, porque es cruel, es despiadadamente descorazonada la forma en que me discriminaron a mi niño, porque tal vez no le gustó su carita o yo no le caí simpática. Pero no se cual fue realmente el motivo”.
Luego, continuó relatando su peregrinar para lograr conseguir inscribir a su hijo. “Inmediatamente busque otras alternativas, pedí entrevistas y me dieron una en el Instituto Glaciar Perito Moreno, El Calafate, que esta en el Barrio Frino. Lo lleve al niño y en ningún momento me preguntaron si el niño necesitaba tratamiento o me dijeron que era retrasado o retardado. Conversaron con él y le preguntaron su edad, a qué jardín va, cuántas personas viven en mi casa y todo perfecto. De inmediato la directora me atiende y me dice que si tengo todos lo requisitos ya lo puedo inscribir”, afirma Silvero.
Y termina aseverando que “en todos los exámenes que le han hecho en su vida nunca le apareció ninguna enfermedad y de pronto, porque alguien no amaneció bien o no le pareció ideal la cara de mi chiquito, lo haya discriminado, realmente estoy muy apenada”, concluye volviéndose a quebrar.
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