Comenzaron las clases y como todos los años se nos presentó el problema de contratar un transporte escolar que traslade a nuestros hijos hacia y desde la escuela.
Pero como papa les digo: ¿Somos concientes de que ponemos la vida de nuestros hijos, varias horas al día, en manos de terceros?
¿Chequeamos que los vehículos estén habilitados?¿Qué no excedan la cantidad de asientos que tienen?¿Qué cuenten con los cinturones de seguridad adecuados para los pequeños?
¿Qué tengan celador/a que es la persona que no solo los ubica y controla dentro del transporte, sino que es el/la que los tiene que acompañar hasta la puerta de la escuela y a la salida retirarlos del mismo lugar?
Casi todas las instituciones educativas tienen los mismos horarios de funcionamiento y eso provoca que en determinadas horas el fl ujo de estos vehículos sea muy intenso.
Aparte, como los niños que trasladan viven “en un recorrido”, para llegar a la escuela a las 8 los subimos a las 7: 15 y al regreso otro tanto.
La vorágine de nuestras vidas dejó en el olvido, las figuras de nuestros libros de la infancia que mostraban a las mamás llevando de la mano a las “blancas palomitas” que, emocionadas, eran recibidas por LA MAESTRA, su segunda mamá.
Se que los tiempos cambian, que las pautas culturales y educativas de nuestra infancia no son las mismas, pero lo que nunca nadie podrá alterar es el amor que los padres sienten por sus hijos y, afi anzando en esta afi rmación es que les pido:
PAPA, MAMA, controlen a su transportista escolar.
Luego puede ser tarde!
(*) Director de Tránsito de la Municipalidad de Malvinas Argentinas.
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