No será posible superar la pobreza e indigencia en que viven la mayoría de los argentinos, ni mejorar su educación, salud, y vivienda, si el país no produce un fuerte crecimiento de sus exportaciones. Es la ineludible realidad.
El sector productivo que demostró ser el de más rápida recuperación, de mayor potencial de crecimiento en volúmenes y valores exportables, ser un esforzado creativo para incorporar las últimas tecnologías de producción y biotecnológicas, es el agroindustrial, que benefició a toda la sociedad.
El Gobierno Federal dilapidó la riqueza producida, agrandó la brecha entre ricos y pobres, y ahora condena a la mayoría ciudadana a seguir en la pobreza con impuestos y trabas a la exportación, que designa como Políticas de Estado o Modelo. Es una perversidad, porque el complejo agroindustrial solo pide que lo dejen producir y exportar, con beneficio para todo el pueblo.
Es un error clamar políticas sensatas a funcionarios extraviados que conducen un Estado desquiciado, corrupto e incapaz. Lo urgente es que el pueblo soberano comprenda la trascendencia social y económica de una Política Nacional Agroexportadora que se sustente en el tiempo. Solo podrá concretarse si se trabaja intensamente en informarlo y explicarle los beneficios que producirá a la sociedad esa Política Nacional. Si el mensaje es deficiente y no penetra en la conciencia del soberano, no se superará la pobreza.
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