Con la llegada de las altas temperaturas reaparece la preocupación por el mosquito del dengue y sus posibles consecuencias. La elección de un repelente debe asegurar la protección contra la picadura de insectos a través de su concentración en la piel y evitar que se evapore rápidamente para no perder su efectividad.
Asimismo la frecuencia y uniformidad de la aplicación, la actividad del niño y su atracción inherente a los insectos, y la cantidad y tipo de insecto en cuestión, la transpiración, la ropa, la exposición al agua o al viento también inciden en la efectividad del repelente.
Cecilia Torroija, infectóloga de Pediatría del Sanatorio de los Arcos, explicó que los repelentes más eficaces "son aquellos a base de DEET (N,N-diethyl-m-toluamida) en concentraciones que varían entre 20º y 50º% y resultan muy efectivos no solo contra mosquitos sino también contra pulgas, garrapatas, jejenes, tábanos y otros insectos".
De todos modos, la especialista indicó que "así y todo se recomienda usar repelentes con concentraciones de DEET (30% o menos) en niños mayores de dos meses de edad mientras que no se recomienda su uso en bebés menores de dos meses".
"Es recomendable que el repelente se aplique directamente sobre la piel y su efecto persistirá por varias horas. Hay que cubrir toda la superficie expuesta y evitar las zonas cercanas a ojos y boca, áreas de piel lastimada y las manos de los niños pequeños. La protección es aproximadamente entre 4 y 6 horas (cuando se usan repelentes que tienen concentración de DEET 25%) y si se utilizan pantallas solares o cremas humectantes habría que colocarlas antes del repelente", dijo Torroija.
La infectóloga comentó que existen algunos repelentes a base de citronella "que suelen recomendarse para los más pequeños, particularmente a bebés menores de 2 meses, pero su duración de acción es de aproximadamente 1 hora y luego hay que volver a renovar". En ese sentido, aclaró que "siempre se debe leer atentamente las instrucciones y también seguir las recomendaciones que indique el pediatra".
"En las casas es recomendable usar insecticidas en aerosol, tabletas termoevaporables o espirales, siempre respetando las indicaciones del fabricante para evitar las intoxicaciones. También se puede colocar una tableta de 12 horas de duración en cada una de las habitaciones o piretrinas en aerosol para el fumigado dentro del hogar y las plantas de interior y exterior. Cuando se utilizan en el interior se deben dejar los ambientes abiertos con mosquiteros para su ventilación. Si las ventanas tienen mosquiteros, estos mismos pueden rociarse con solución de permetrina al 3% (se prepara en farmacias) y la protección dura aproximadamente 24 horas", destacó.
¿Qué hacer ante una reacción alérgica?
Torroija indicó que el niño puede presentar enrojecimiento de la piel en la cara o en cualquier parte del cuerpo, hinchazón de los parpados, labios y lengua, situación ante la cual debe consultarse en forma inmediata al médico. Pueden aparecer lesiones en piel tipo urticaria, con “ronchas” de color rosado, muy pruriginosas. "Es importante siempre suspender el uso del repelente y consultar oportunamente con el pediatra. No hay que utilizar medicación casera o cremas", añadió.
Asimismo la frecuencia y uniformidad de la aplicación, la actividad del niño y su atracción inherente a los insectos, y la cantidad y tipo de insecto en cuestión, la transpiración, la ropa, la exposición al agua o al viento también inciden en la efectividad del repelente.
Cecilia Torroija, infectóloga de Pediatría del Sanatorio de los Arcos, explicó que los repelentes más eficaces "son aquellos a base de DEET (N,N-diethyl-m-toluamida) en concentraciones que varían entre 20º y 50º% y resultan muy efectivos no solo contra mosquitos sino también contra pulgas, garrapatas, jejenes, tábanos y otros insectos".
De todos modos, la especialista indicó que "así y todo se recomienda usar repelentes con concentraciones de DEET (30% o menos) en niños mayores de dos meses de edad mientras que no se recomienda su uso en bebés menores de dos meses".
"Es recomendable que el repelente se aplique directamente sobre la piel y su efecto persistirá por varias horas. Hay que cubrir toda la superficie expuesta y evitar las zonas cercanas a ojos y boca, áreas de piel lastimada y las manos de los niños pequeños. La protección es aproximadamente entre 4 y 6 horas (cuando se usan repelentes que tienen concentración de DEET 25%) y si se utilizan pantallas solares o cremas humectantes habría que colocarlas antes del repelente", dijo Torroija.
La infectóloga comentó que existen algunos repelentes a base de citronella "que suelen recomendarse para los más pequeños, particularmente a bebés menores de 2 meses, pero su duración de acción es de aproximadamente 1 hora y luego hay que volver a renovar". En ese sentido, aclaró que "siempre se debe leer atentamente las instrucciones y también seguir las recomendaciones que indique el pediatra".
"En las casas es recomendable usar insecticidas en aerosol, tabletas termoevaporables o espirales, siempre respetando las indicaciones del fabricante para evitar las intoxicaciones. También se puede colocar una tableta de 12 horas de duración en cada una de las habitaciones o piretrinas en aerosol para el fumigado dentro del hogar y las plantas de interior y exterior. Cuando se utilizan en el interior se deben dejar los ambientes abiertos con mosquiteros para su ventilación. Si las ventanas tienen mosquiteros, estos mismos pueden rociarse con solución de permetrina al 3% (se prepara en farmacias) y la protección dura aproximadamente 24 horas", destacó.
¿Qué hacer ante una reacción alérgica?
Torroija indicó que el niño puede presentar enrojecimiento de la piel en la cara o en cualquier parte del cuerpo, hinchazón de los parpados, labios y lengua, situación ante la cual debe consultarse en forma inmediata al médico. Pueden aparecer lesiones en piel tipo urticaria, con “ronchas” de color rosado, muy pruriginosas. "Es importante siempre suspender el uso del repelente y consultar oportunamente con el pediatra. No hay que utilizar medicación casera o cremas", añadió.
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