(La Política OnLIne). Tras sufrir una inédita movilización de la “Asociación de Confiterías bailables” de la provincia, el gobernador Scioli reúne a su tropa para rever el polémico proyecto de nocturnidad, una norma que tiene media sanción del Senado e intenta ponerle un tope horario a los boliches bonaerenses. El antecedente de Duhalde, que le valió el mote de “mono relojero”.
A lo largo de su gestión iniciada en diciembre de 2007, Daniel Scioli padeció paros y movilizaciones de todo tipo: de docentes, de médicos, de estatales, judiciales, trabajadores portuarios, productores rurales y hasta de policías. Pero ahora que sufrió una manifestación de los bolicheros, el gobernador sabe que tiene que hacer algo urgente para no dañar su imagen, perjudicada desde la derrota electoral de junio.
Luego de que la Asociación de Confiterías bailables bonaerenses se movilizara en La Plata en repudio al tope horario que Scioli quiere establecer para la noche a través de una ley que ya cuenta con media sanción del Senado provincial, el sciolismo se mueve rápidamente para sacarse el tema de encima lo más pronto posible.
El gobernador quiso imprimir “un sello de gestión” con la nueva ley de nocturnidad, aprobada fácilmente en la Cámara Alta. Pero la cuestión, como ya es costumbre, se le complicó puesto que en Diputados la sanción de cada ley será una batalla, como ya explicó este medio.
Lo que dificulta la aprobación de la ley es la postura de los “bolicheros”, que si bien habían aceptado días atrás la prohibición de fumar en las confiterías bailables de la provincia, rechazan de plano la posibilidad de establecer un límite horario apertura de los boliches.
Scioli intenta con eso hacerle frente a los crecientes episodios de violencia que se dan por la ingesta de alcohol en la noche bonaerense, pero los bolicheros se defienden alegando que los problemas no pasan adentro de sus propiedades sino en la calle, por lo que de cerrar sus puertas más temprano no evitarían la violencia de la noche.
Como sea, para quitarse la pesada mochila en la que se convirtió este tema que en un principio ocupaba las páginas de interés general y se volvió puramente político –la oposición aprovechó la guardia baja para dar estocadas-, el gobernador instruyó a sus diputados para que hoy se reunieran en la residencia del presidente de la Cámara baja, Horacio González.
El encuentro, al que también estaba “invitado” el ministro de Desarrollo Social, Baldomero “Cacho” Álvarez, tenía el mismo objetivo que los realizados por el sciolismo antes del tratamiento de cada ley clave: mantener unido al rebaño para no padecer imprevistos en la sesión en la que se revise el texto proveniente del Senado, qua aún no tiene fecha.
Luego de “unificar criterios” con los diputados, el Ejecutivo dará luz verde para que el proyecto entre al recinto, en donde el oficialismo ya perdió la mayoría por una serie de hechos fortuitos. Esa unificación de criterios no significa otra cosa que ver qué puntos polémicos se pueden eliminar para obtener el consenso necesario no sólo en la Cámara, sino una vez reglamentada la ley.
Es que Scioli no quiere que le pase lo mismo que le ocurrió con la reforma impositiva aprobada dos semanas atrás, cuando pese a contar con la venia de las dos Cámaras tuvo que dar marcha atrás en algunos aspectos para no pagar la factura política que se le asomaba desde más de un sector de la provincia.
El mono relojero
Esta no es la primera vez que se le intenta limitar el horario de salida en la noche de los bonaerenses. Cuando gobernaba la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde firmó un decreto que establecía que las 3.30 era el horario obligado de cierre de los boliches.
Pero la medida no sólo fue burlada deliberadamente por los bolicheros y derogada en el año 2000 por Carlos Ruckauf, sino que quedó inmortalizada por una famosa canción de la banda Kapanga, llamada “El mono relojero”.
A continuación, la letra entera:
Se te nota fachistoide, con olor a represión,
general sin uniforme, Boris Karloff es mejor,
sos el mono relojero, te compraste el reloj,
si vos no podés dormirte, ¿por qué voy a dormir yo?
¡Andate a dormir vos!
¡Yo quiero estar de la cabeza!
¡Poder tomarme una cerveza,
y emborrachar mi corazón!
¡Dejate de joder!
¡Sí estás más duro que una mesa!
¡Pero yo estoy de la cabeza,
somos los dueños del reloj,
somos los dueños del reloj,
somos los dueños del reloj!
A lo largo de su gestión iniciada en diciembre de 2007, Daniel Scioli padeció paros y movilizaciones de todo tipo: de docentes, de médicos, de estatales, judiciales, trabajadores portuarios, productores rurales y hasta de policías. Pero ahora que sufrió una manifestación de los bolicheros, el gobernador sabe que tiene que hacer algo urgente para no dañar su imagen, perjudicada desde la derrota electoral de junio.
Luego de que la Asociación de Confiterías bailables bonaerenses se movilizara en La Plata en repudio al tope horario que Scioli quiere establecer para la noche a través de una ley que ya cuenta con media sanción del Senado provincial, el sciolismo se mueve rápidamente para sacarse el tema de encima lo más pronto posible.
El gobernador quiso imprimir “un sello de gestión” con la nueva ley de nocturnidad, aprobada fácilmente en la Cámara Alta. Pero la cuestión, como ya es costumbre, se le complicó puesto que en Diputados la sanción de cada ley será una batalla, como ya explicó este medio.
Lo que dificulta la aprobación de la ley es la postura de los “bolicheros”, que si bien habían aceptado días atrás la prohibición de fumar en las confiterías bailables de la provincia, rechazan de plano la posibilidad de establecer un límite horario apertura de los boliches.
Scioli intenta con eso hacerle frente a los crecientes episodios de violencia que se dan por la ingesta de alcohol en la noche bonaerense, pero los bolicheros se defienden alegando que los problemas no pasan adentro de sus propiedades sino en la calle, por lo que de cerrar sus puertas más temprano no evitarían la violencia de la noche.
Como sea, para quitarse la pesada mochila en la que se convirtió este tema que en un principio ocupaba las páginas de interés general y se volvió puramente político –la oposición aprovechó la guardia baja para dar estocadas-, el gobernador instruyó a sus diputados para que hoy se reunieran en la residencia del presidente de la Cámara baja, Horacio González.
El encuentro, al que también estaba “invitado” el ministro de Desarrollo Social, Baldomero “Cacho” Álvarez, tenía el mismo objetivo que los realizados por el sciolismo antes del tratamiento de cada ley clave: mantener unido al rebaño para no padecer imprevistos en la sesión en la que se revise el texto proveniente del Senado, qua aún no tiene fecha.
Luego de “unificar criterios” con los diputados, el Ejecutivo dará luz verde para que el proyecto entre al recinto, en donde el oficialismo ya perdió la mayoría por una serie de hechos fortuitos. Esa unificación de criterios no significa otra cosa que ver qué puntos polémicos se pueden eliminar para obtener el consenso necesario no sólo en la Cámara, sino una vez reglamentada la ley.
Es que Scioli no quiere que le pase lo mismo que le ocurrió con la reforma impositiva aprobada dos semanas atrás, cuando pese a contar con la venia de las dos Cámaras tuvo que dar marcha atrás en algunos aspectos para no pagar la factura política que se le asomaba desde más de un sector de la provincia.
El mono relojero
Esta no es la primera vez que se le intenta limitar el horario de salida en la noche de los bonaerenses. Cuando gobernaba la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde firmó un decreto que establecía que las 3.30 era el horario obligado de cierre de los boliches.
Pero la medida no sólo fue burlada deliberadamente por los bolicheros y derogada en el año 2000 por Carlos Ruckauf, sino que quedó inmortalizada por una famosa canción de la banda Kapanga, llamada “El mono relojero”.
A continuación, la letra entera:
Se te nota fachistoide, con olor a represión,
general sin uniforme, Boris Karloff es mejor,
sos el mono relojero, te compraste el reloj,
si vos no podés dormirte, ¿por qué voy a dormir yo?
¡Andate a dormir vos!
¡Yo quiero estar de la cabeza!
¡Poder tomarme una cerveza,
y emborrachar mi corazón!
¡Dejate de joder!
¡Sí estás más duro que una mesa!
¡Pero yo estoy de la cabeza,
somos los dueños del reloj,
somos los dueños del reloj,
somos los dueños del reloj!
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