Distintas expresiones de fe se realizaron durante el fin de semana pasado en San Isidro con motivo de la canonización (declarada Santa por el Papa Benedicto XVI) de Sor Juana Jugan, fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, con misión en el Hogar de Ancianos Marín.
Una de ellas fue la misa del domingo 11, a las 17, que tuvo lugar en el Hogar de Ancianos Marín – Av. del Libertador 16.895 – San Isidro –, presidida por el Nuncio apostólico Mons. Adriano Bernardini.
Paralelamente, en Roma, se llevó a cabo la ceremonia de canonización por parte del Papa Benedicto XVI , en tanto que este domingo 18, a las 11, la misa tendrá lugar en la Catedral de San Isidro – Adrián Becar Varela 530 – y será oficiada por el obispo monseñor Jorge Casaretto.
Sor Juana Jugan nace el 25 de octubre de 1792 en Ille-et-Vilaine, Francia y muere el 29 de agosto de 1879 a los 87 años.
Su espiritualidad y su carisma, transmitidas a la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, conjuga su dedicación al servicio hospitalario hacia los pobres con una dedicación exclusiva a los ancianos.
Hoy, las Hermanitas de los Pobres continúan y actualizan la iniciativa de Juana Jugan.
Ellas acogen, reconfortan, cuidan y acompañan hasta el fin a los ancianos que Dios pone en su camino: con un gran respeto de la vida, de las relaciones familiares, de las convicciones; en colaboración con el personal asalariado, miembros de la Asociación Juana Jugan y voluntarios.
Lo hacen respondiendo a la llamada de Cristo que las consagra en su amor por los votos de castidad, pobreza, obediencia y hospitalidad, en el servicio gozoso a los ancianos, en el seno de comunidades fraternas internacionales
El espíritu de las bienaventuranzas fundamenta y sustenta el compromiso de las Hermanitas. Ellas buscan vivir en humildad, sencillez y una confianza incondicional en la bondad de Dios, que se traduce, como en sus orígenes, por la fidelidad a la colecta, pues Dios ha confiado a cada uno al amor de todos.
La Congregación es misionera y en la extensión de su apostolado hasta las extremidades de la tierra, percibe su gracia de renovación y una fuente de vitalidad.
Se encuentran en cinco continentes. En nuestra diócesis se hacen presentes en el Hogar de Ancianos Marín, ubicado en Avenida del Libertador 16.895.
Una de ellas fue la misa del domingo 11, a las 17, que tuvo lugar en el Hogar de Ancianos Marín – Av. del Libertador 16.895 – San Isidro –, presidida por el Nuncio apostólico Mons. Adriano Bernardini.
Paralelamente, en Roma, se llevó a cabo la ceremonia de canonización por parte del Papa Benedicto XVI , en tanto que este domingo 18, a las 11, la misa tendrá lugar en la Catedral de San Isidro – Adrián Becar Varela 530 – y será oficiada por el obispo monseñor Jorge Casaretto.
Sor Juana Jugan nace el 25 de octubre de 1792 en Ille-et-Vilaine, Francia y muere el 29 de agosto de 1879 a los 87 años.
Su espiritualidad y su carisma, transmitidas a la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, conjuga su dedicación al servicio hospitalario hacia los pobres con una dedicación exclusiva a los ancianos.
Hoy, las Hermanitas de los Pobres continúan y actualizan la iniciativa de Juana Jugan.
Ellas acogen, reconfortan, cuidan y acompañan hasta el fin a los ancianos que Dios pone en su camino: con un gran respeto de la vida, de las relaciones familiares, de las convicciones; en colaboración con el personal asalariado, miembros de la Asociación Juana Jugan y voluntarios.
Lo hacen respondiendo a la llamada de Cristo que las consagra en su amor por los votos de castidad, pobreza, obediencia y hospitalidad, en el servicio gozoso a los ancianos, en el seno de comunidades fraternas internacionales
El espíritu de las bienaventuranzas fundamenta y sustenta el compromiso de las Hermanitas. Ellas buscan vivir en humildad, sencillez y una confianza incondicional en la bondad de Dios, que se traduce, como en sus orígenes, por la fidelidad a la colecta, pues Dios ha confiado a cada uno al amor de todos.
La Congregación es misionera y en la extensión de su apostolado hasta las extremidades de la tierra, percibe su gracia de renovación y una fuente de vitalidad.
Se encuentran en cinco continentes. En nuestra diócesis se hacen presentes en el Hogar de Ancianos Marín, ubicado en Avenida del Libertador 16.895.
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