El ex presidente le imputa no participar de la embestida contra Papel Prensa y Fibertel. Enojo por contactos con Duhalde. Hay tensión con Kirchner en el PJ bonaerense. Desde el sciolismo le bajan el tono a los cruces.
El reto público del ex presidente y jefe del PJ, Néstor Kirchner, al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, esconde un cúmulo creciente de diferencias. A Kirchner le fastidió profundamente que Scioli no hubiera apoyado en forma pública las leyes de matrimonio gay, de medios audiovisuales, el ataque a Clarín y a Papel Prensa, y el intento por cerrar Fibertel.
Además, el jefe del PJ no toleró que el gobernador acusara tener "las manos atadas" en la crisis de inseguridad y que nunca hubiera despegado de ello al gobierno nacional. Esa frase se la atribuyó Juan Ignacio Buzali, esposo de Carolina Piparo, la mujer embarazada que fue baleada durante una salidera en La Plata. Otra molestia en el entorno de Kirchner reside en que Scioli creció más en las encuestas.
En La Boca, Kirchner había intimado a Scioli a "que diga quién le ata las manos" para resolver el problema de la inseguridad; hay que dar nombres y hablar con claridad". Y lo instó a que "no tenga miedo".
Ahora, la reprimenda pública aceleró una virtual división en el peronismo provincial entre el kirchnerismo y un grupo de intendentes de la provincia, alineados con el mandatario provincial. En ese sector comentaron durante reuniones reservadas, que ese ataque público "no es de peronista" y "rompe todos los códigos".
Sin embargo, el peligro de una crisis política por reacciones negativas entre barones del conurbano llevó a la Casa Rosada y al entorno de Scioli a disimular la tensión. El gobernador, fiel a su estilo, hizo silencio y suspendió parte de su actividad programada. Desde el gobierno nacional, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, intentó explicar que Scioli le había aclarado que "tiene las manos atadas por la Justicia".
En el entorno de Scioli insistieron en que el gobernador "mantendrá su estilo moderado". Nadie se animó a decirlo en público, pero según fuentes del partido, la fisura es considerada como "grave": intendentes, dirigentes y gobernadores de otras provincias hablaron con allegados a Scioli para expresarles su "solidaridad".
Según publicó el diario La Nación, ahora se divisan dos bloques enfrentados. Por un lado, Kirchner y los precandidatos bonaerenses que él apadrinó: Alicia Kirchner, Amado Boudou, Florencio Randazzo, Aníbal Fernández, y el jefe de la CGT y titular del peronismo distrital, Hugo Moyano.
Del otro, Scioli y la mayoría de los intendentes del conurbano, los jefes territoriales. "Si los intendentes y Scioli creen que ellos son los que van a armar electoralmente para 2011, están equivocados. El jefe es Kirchner", se escuchó decir a un dirigente con acceso a la residencia de Olivos. En parte, el malestar de Kirchner con Scioli obedecería al fuerte recelo con el cual los intendentes miran a los candidatos kirchneristas.
Los voceros oficiales de Scioli negaron que tras el acto en La Boca hubiera habido una discusión entre ambos. Pero fuentes del peronismo bonaerense la dieron por cierta y afirmaron que ocurrió en duros términos. "No sabemos por qué lo hace. Con Kirchner nunca se sabe si es porque lo quiere ayudar o hundir", le admitió un funcionario sciolista al diario Perfil, luego de la polémica frase del ex presidente en La Boca.
"Scioli mantendrá su estilo moderado, de equilibrio; opinará sobre temas que considere importantes y está jugado a resolver el problema de la inseguridad", señalaron sus voceros. Sin embargo, admiten sus allegados que marcará diferencias, con el silencio, de políticas oficiales que no comparta. Cualquier despegue, si lo hay, será paulatino.
Los barones del conurbano entrevén un peligro: que con los candidatos kirchneristas se debilite a Scioli, único postulante a gobernador, capaz de garantizar el triunfo de todos en las elecciones de 2011. Pero Scioli no hará olas. Necesita asegurarse el flujo de fondos para pagar los sueldos hasta el año que viene.
El entorno de Scioli aclaró que el gobernador "no tomó contacto con nadie" de Olivos o la Casa Rosada después del reproche público. Pero una frase de dirigentes intermedios del PJ llamó la atención de muchos: "Eso que hizo Kirchner no es de peronista. Rompió todos los códigos".
(Fuente: La Política OnLine).
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