Ocurrió hace dos semanas en el Municipio de Malvinas Argentinas: Jesús Cariglino recibió a intendentes kirchneristas y al duhaldista Gerónimo “Momo” Venegas. También mandó emisarios Francisco de Narváez. Se habló de la fórmula Scioli Presidente-Massa Gobernador. Pero la gran duda es Néstor Kirchner: ¿aceptará dar un paso al costado como insinuó en Santa Cruz?
“Comenzamos el siglo XXI con dispersos
relatos fragmentados. Algunos son creídos
por islamistas, otros por fundamentalistas
cristianos, y el resto por seguidores de
caudillos. Estos relatos a menudo pierden
adeptos, dejan caer su eficacia por
disidencias o se desmenuzan en parodias
de sí mismos”.
Néstor García Canclini, en “La
sociedad sin relato”.
Ahora que Néstor Kirchner parece haber bajado varios cambios y aceptado el límite que le impuso la Corte Suprema y –sobre todo- el humor social sobre el gobierno de su esposa, que no soluciona ningún problema de los argentinos, pero crea varios por semana, trascendió una reunión que tuvo lugar hace quince días, en un confín del conurbano bonaerense.
Exactamente, fue en el Municipio de Malvinas Argentinas, adonde Jesús Cariglino convocó a algunos miembros del llamado “Grupo de los Ocho” intendentes. Acudieron Luis Acuña de Hurlingham, Joaquín De la Torre de San Miguel y Sandro Guzmán de Escobar. No estuvieron solos. Gerónimo Venegas, durísimo opositor de los K, asistió con el senador por Necochea Gastón Quarracino. Y el ex intendente de Dolores, Alfredo Meckievi, denarvaízta ahora y titular del bloque de senadores de Unión PRO, fue acompañado por el platense Luis Martínez Varela.
Todos fueron convocados a discutir la obsesión del peronismo: que si concurre dividido, pierde frente a los ahora competitivos radicales, que encabezarían una fórmula integrada por distintas fuerzas políticas. Terminada la reunión, se concluyó en una “fórmula de unidad” ganadora: Daniel Scioli presidente, Sergio Massa gobernador, Francisco De Narváez senador nacional, Felipe Solá presidente de la Cámara de Diputados, y Eduardo Duhalde que proponga al candidato a vicepresidente y el candidato a vicegobernador (o vicegobernadora: ¿Graciela Camaño?).
“¿Y Kirchner?”, preguntó LPO a las fuentes. “Kirchner bendiciendo el acuerdo, garantizándose que nadie lo molestará cuando salga del poder”, dijo uno. “Podrá poner los candidatos que quiera en Provincia, y garantizarse varios ministros en el gobierno nacional”, detalló otro. Pero nada de esto sonaba creíble antes del acto en Río Gallegos. De hecho, una tercera fuente reconoció que efectivamente “se está hablando de esto, pero es delirante pensar que Kirchner se va a llamar a cuarteles de invierno”. Y agregó: “Cariglino está demasiado ansioso, no se dá cuenta que las negras también juegan”.
Ahora todo parece distinto. Da la impresión que el consorte de la Presidenta ensaya una retirada, que bien puede ser estratégica, y sólo para ganar tiempo. Pero hasta el último fallo de la Corte Suprema sobre la medida cautelar que obtuvo el Grupo Clarín sobre el artículo 161 de la Ley de Medios, de desinversión compulsiva obligatoria en un año, sólo conocía el camino de redoblar la apuesta ante cada adversidad, y se dejaba trascender que los K jamás daban un paso atrás, ni para tomar impulso.
Una fuente que entra en Olivos pero no es del círculo íntimo, le dijo al comienzo de esta semana a LPO que “contrariamente a lo que se cree, el patatús que tuvo Néstor no fue por pelearse con Scioli, sino porque se enteró del plan de José Manuel de la Sota, que será candidato a gobernador en Córdoba, es que allí se vote el 12 de junio”. Kirchner “contaba con la palabra del Gallego de que jugaría con él, y cuando le dieron esa información, literalmente, casi se muere”, aseguró.
Se entiende. Si Córdoba se suma a las casi seguras elecciones desdobladas que se piensan en Entre Ríos, Salta, San Juan y Mendoza, donde gobiernan peronistas, a las que se sumará Santa Fe, sólo tiene la posibilidad de que la provincia de Buenos Aires lo acompañe en su frenético albur. Por esos días, Scioli se le retobaba con su popular “tengo las manos atadas”, frase que jamás desmintió. Pero Kirchner sabía muy bien que el Gobernador se animó a tanto porque cuenta con el explícito respaldo de los intendentes, más o menos K, que se refugian detrás de su popularidad y glamour para resistir la furia perdedora de Néstor.
Resistencia ya no tan sorda
A esta altura las cosas, vale recordar que para las legislativas del 28 de junio del año pasado, la mesa de gobernadores peronistas designó a José Luis Gioja para decirle a Kirchner que deje a cada uno a hacer campaña en su distrito, que no viaje a ninguna provincia, y que se dedique a ganar en la provincia de Buenos Aires. Ese reclamo sigue vigente, y ninguno cree que peligre su perfomance, si logran que el Gobierno nacional no se enoje nunca del todo, y siga enviando los fondos necesarios.
Lo nuevo, por estas semanas, es la posición de los barones del conurbano. Ya no quieren ser tratados como meros intendentes de pueblos patagónicos, sin capacidad de opinión. Quieren ganar las elecciones holgadamente en el 2011, y aseguran en reuniones que comparten que “ya no podemos aceptar colectoras, ni testimoniales, ni inventos”. Por el contrario, aseguró un experto en peronismo bonaerense, “con Scioli presidente, Massa gobernador y De Narváez senador, todos firman YA”.
Para una fuente, “el conurbano está sobregirado de operaciones para zafar de una derrota, pero algo así Néstor no se lo banca ni loco, es una estupidez, no sale nada así, seguro.“ Igual, reconoce que “el dato es bueno: se está hablando de esto”. Para otra, “los intendentes van a hacer cualquier cosa para garantizarse el triunfo, y ya saben que no es con inventos como lo lograrán, sino con candidatos que puedan ganar bien. Sino, buscarán que se desdoble la elección, como lo están haciendo los gobernadores”.
Una tercera fuente, la primera que le acercó esta información a LPO, también se curó en salud: “ojo, que no es sólo cuestión de convencer a Kirchner, habrá que ver qué dicen Duhalde y los demás candidatos. Y qué dice el Colorado, que está más perdido que nunca, con los cuadros que fue atrayendo dispersos y con sus operadores políticos permanentemente desautorizados”.
“Comenzamos el siglo XXI con dispersos
relatos fragmentados. Algunos son creídos
por islamistas, otros por fundamentalistas
cristianos, y el resto por seguidores de
caudillos. Estos relatos a menudo pierden
adeptos, dejan caer su eficacia por
disidencias o se desmenuzan en parodias
de sí mismos”.
Néstor García Canclini, en “La
sociedad sin relato”.
Ahora que Néstor Kirchner parece haber bajado varios cambios y aceptado el límite que le impuso la Corte Suprema y –sobre todo- el humor social sobre el gobierno de su esposa, que no soluciona ningún problema de los argentinos, pero crea varios por semana, trascendió una reunión que tuvo lugar hace quince días, en un confín del conurbano bonaerense.
Exactamente, fue en el Municipio de Malvinas Argentinas, adonde Jesús Cariglino convocó a algunos miembros del llamado “Grupo de los Ocho” intendentes. Acudieron Luis Acuña de Hurlingham, Joaquín De la Torre de San Miguel y Sandro Guzmán de Escobar. No estuvieron solos. Gerónimo Venegas, durísimo opositor de los K, asistió con el senador por Necochea Gastón Quarracino. Y el ex intendente de Dolores, Alfredo Meckievi, denarvaízta ahora y titular del bloque de senadores de Unión PRO, fue acompañado por el platense Luis Martínez Varela.
Todos fueron convocados a discutir la obsesión del peronismo: que si concurre dividido, pierde frente a los ahora competitivos radicales, que encabezarían una fórmula integrada por distintas fuerzas políticas. Terminada la reunión, se concluyó en una “fórmula de unidad” ganadora: Daniel Scioli presidente, Sergio Massa gobernador, Francisco De Narváez senador nacional, Felipe Solá presidente de la Cámara de Diputados, y Eduardo Duhalde que proponga al candidato a vicepresidente y el candidato a vicegobernador (o vicegobernadora: ¿Graciela Camaño?).
“¿Y Kirchner?”, preguntó LPO a las fuentes. “Kirchner bendiciendo el acuerdo, garantizándose que nadie lo molestará cuando salga del poder”, dijo uno. “Podrá poner los candidatos que quiera en Provincia, y garantizarse varios ministros en el gobierno nacional”, detalló otro. Pero nada de esto sonaba creíble antes del acto en Río Gallegos. De hecho, una tercera fuente reconoció que efectivamente “se está hablando de esto, pero es delirante pensar que Kirchner se va a llamar a cuarteles de invierno”. Y agregó: “Cariglino está demasiado ansioso, no se dá cuenta que las negras también juegan”.
Ahora todo parece distinto. Da la impresión que el consorte de la Presidenta ensaya una retirada, que bien puede ser estratégica, y sólo para ganar tiempo. Pero hasta el último fallo de la Corte Suprema sobre la medida cautelar que obtuvo el Grupo Clarín sobre el artículo 161 de la Ley de Medios, de desinversión compulsiva obligatoria en un año, sólo conocía el camino de redoblar la apuesta ante cada adversidad, y se dejaba trascender que los K jamás daban un paso atrás, ni para tomar impulso.
Una fuente que entra en Olivos pero no es del círculo íntimo, le dijo al comienzo de esta semana a LPO que “contrariamente a lo que se cree, el patatús que tuvo Néstor no fue por pelearse con Scioli, sino porque se enteró del plan de José Manuel de la Sota, que será candidato a gobernador en Córdoba, es que allí se vote el 12 de junio”. Kirchner “contaba con la palabra del Gallego de que jugaría con él, y cuando le dieron esa información, literalmente, casi se muere”, aseguró.
Se entiende. Si Córdoba se suma a las casi seguras elecciones desdobladas que se piensan en Entre Ríos, Salta, San Juan y Mendoza, donde gobiernan peronistas, a las que se sumará Santa Fe, sólo tiene la posibilidad de que la provincia de Buenos Aires lo acompañe en su frenético albur. Por esos días, Scioli se le retobaba con su popular “tengo las manos atadas”, frase que jamás desmintió. Pero Kirchner sabía muy bien que el Gobernador se animó a tanto porque cuenta con el explícito respaldo de los intendentes, más o menos K, que se refugian detrás de su popularidad y glamour para resistir la furia perdedora de Néstor.
Resistencia ya no tan sorda
A esta altura las cosas, vale recordar que para las legislativas del 28 de junio del año pasado, la mesa de gobernadores peronistas designó a José Luis Gioja para decirle a Kirchner que deje a cada uno a hacer campaña en su distrito, que no viaje a ninguna provincia, y que se dedique a ganar en la provincia de Buenos Aires. Ese reclamo sigue vigente, y ninguno cree que peligre su perfomance, si logran que el Gobierno nacional no se enoje nunca del todo, y siga enviando los fondos necesarios.
Lo nuevo, por estas semanas, es la posición de los barones del conurbano. Ya no quieren ser tratados como meros intendentes de pueblos patagónicos, sin capacidad de opinión. Quieren ganar las elecciones holgadamente en el 2011, y aseguran en reuniones que comparten que “ya no podemos aceptar colectoras, ni testimoniales, ni inventos”. Por el contrario, aseguró un experto en peronismo bonaerense, “con Scioli presidente, Massa gobernador y De Narváez senador, todos firman YA”.
Para una fuente, “el conurbano está sobregirado de operaciones para zafar de una derrota, pero algo así Néstor no se lo banca ni loco, es una estupidez, no sale nada así, seguro.“ Igual, reconoce que “el dato es bueno: se está hablando de esto”. Para otra, “los intendentes van a hacer cualquier cosa para garantizarse el triunfo, y ya saben que no es con inventos como lo lograrán, sino con candidatos que puedan ganar bien. Sino, buscarán que se desdoble la elección, como lo están haciendo los gobernadores”.
Una tercera fuente, la primera que le acercó esta información a LPO, también se curó en salud: “ojo, que no es sólo cuestión de convencer a Kirchner, habrá que ver qué dicen Duhalde y los demás candidatos. Y qué dice el Colorado, que está más perdido que nunca, con los cuadros que fue atrayendo dispersos y con sus operadores políticos permanentemente desautorizados”.
(Fuente: La Política OnLine).
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