Con entrada libre y gratuita, el coro y orquesta de San Ignacio de Moxos acompañado por la Orquesta del Bajo Boulogne se presentaron en la Parroquia del Sagrado Corazón.
El Coro y Orquesta de San Ignacio de Moxos, de Bolivia, se presentó junto a la Orquesta del Bajo Boulogne el sábado pasado por la tarde en la Parroquia del Sagrado Corazón, en Boulogne.
Organizado por la Subsecretaría de Comunicación y Cultura de la Municipalidad de San Isidro, el concierto comenzó, ante un templo colmado de espectadores, pasadas las 16.
Buque insignia de la Escuela de Música de San Ignacio de Moxos (departamento amazónico del Beni), la orquesta es uno de los principales embajadores artísticos de la Bolivia indígena y pluricultural.
“Nuestro proyecto tiene cierto parecido con el de la Orquesta del bajo Boulogne, ya que acapara a una porción de la sociedad desfavorecida y a partir de la música se les da una oportunidad de tener una profesión y tener una experiencia educacional”, dijo la directora de la Orquesta de Moxos, Raquel Maldonado. Y agregó: “Nuestra intención es que el público pueda transportarse en tiempo y espacio y pueda vivir lo que se vivía en las antiguas reducciones jesuíticas”.
Sobre la posibilidad de presentarse en San Isidro, Maldonado dijo: “Para nosotros es una experiencia muy rica. Es una manera de alentarnos a seguir con el proyecto, que se mantiene gracias al trabajo de nuestros músicos. A partir de la música, ellos reivindican su identidad indígena, recuperan la memoria de sus abuelos y es una labor muy loable”.
Durante su presentación, los 16 músicos de la Orquesta de San Ignacio de Moxos ejecutaron las piezas: “Gloria et honore”, de Josef Ignac Brentner; la Sonata Chiquitana VI (Anónimo), la Sonata Chiquitana IX (Ignazio Balbi) y cantos tradicionales moxenos tales como “Aquel monte”, “Canto ignaciano”, Don Januario”, “Gracias a Dios” y “Velorio”.
Minutos antes del concierto, el director de la Orquesta del Bajo Boulogne, José Luis Cladera expresó: “El de hoy es un concierto muy especial, muy particular. Conoceremos la música de sus raíces y nosotros compartiremos un poco de música ciudadana. Las dos orquestas son proyectos hermanos porque tienen su foco puesto, por medio de la música, en acercarse a lugares que socialmente pueden estar postergados o que no tienen esta oferta académica. Sabemos que la música tiene elementos sociabilizadores, algo que nos permite entrar en un momento diferente; dejar lo cotidiano fuera de la sala de ensayo y pensar en un encuentro de plus espiritual”.
“Si bien cada uno tiene su forma de expresarse, nos relacionamos y nos enriquecemos mutuamente”, concluyó Cladera.
El repertorio de la Orquesta del Bajo Boulogne incluyó el tema tradicional “Irlandesa”, “Oblivion” (Astor Piazzolla) y “La Yumba” (Osvaldo Pugliese).
Creada en 2005 por Martha Sfriso para contener a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad socio-educativa, la Orquesta del Bajo Boulogne ofrece la posibilidad de acceder al conocimiento y a la producción musical a través de una propuesta innovadora basada en la práctica orquestal, entrenándolos como músicos y propiciando su inserción en los circuitos artísticos profesionales.
Las dos orquestas ofrecieron un cierre de lujo al ejecutar juntas el 4º movimiento de la Sinfonía Nº 25 de Wolfgang Amadeus Mozart.
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