miércoles, mayo 14, 2008

El campo, una cuña entre los Kirchner y el peronismo. Por Ignacio Fidanza

BUENOS AIRES, Mayo 14, (PUNTO CERO) En el peronismo no se entiende ni comparte la estrategia de confrontación con el campo y los medios. Crece el temor a perder la mayoría en el Congreso en las elecciones del 2009. Daniel Scioli es hoy el elegido para el 2011, pero tiene el territorio soliviantado. Néstor Kirchner se refugia en el Conurbano. Los planes de Eduardo Duhalde.
Los pequeños detalles suelen reflejar con más precisión los momentos políticos. Por estas horas, distintos dirigentes del peronismo analizan de que manera esquivar o al menos disimular, su presencia en el acto de asunción de la presidencia del PJ, que Néstor Kirchner planea para este miércoles en el estadio de Almagro.
“Antes todo el mundo esperaba el llamado de Puerto Madero, ahora cuando suena el teléfono, dan ganas de salir corriendo”, graficó a La Política Online un dirigente peronista muy desconcertado por el rumbo que eligió el poder.
De hecho, ante la convocatoria a movilizar para el acto de Almagro –si es que se hace-, ya son varios los caciques peronistas que han bajado la orden de ir con perfil bajo –casi clandestinos-, “sin carteles”, y en lo posible ubicarse en la tercera o cuarta línea de invitados, cosa de no salir en los paneos de las cámaras. El temor es que los reconozcan en sus pueblos y les pasen la factura al regresar.
El senador José Pampuro es además del tercero en la línea de sucesión, uno de los hombres que hizo posible la llegada al poder de Néstor Kirchner. Sensato y campechano, poco afecto a los extremos, se lo escucho hace muy poco, durante un acto en Ezeiza, cuchichear, mezclado dudas y temores sobre la estrategia que se está desplegando desde Puerto Madero.
Una señal más concreta de la sorda rebelión que vive el peronismo la sufrió Daniel Scioli. El gobernador apostaba a sancionar una ley que extendía el impuesto rural de ingresos brutos. Se estimaba permitiría a la provincia alzarse con unos $ 3.000 millones para cubrir gran parte de su déficit. “Esa ley no pasa, si en el medio de este quilombo votamos otro impuestazo, nunca más volvemos a nuestros pueblos”, comunicó un diputado peronista al gobierno provincial.
En la Legislatura bonaerense se comentan cada vez más, casos de legisladores oficialistas que preventivamente han trasladado sus familias a La Plata, temerosos de sufrir un escrache como el que vivió el jefe del bloque de diputados nacionales kirchneristas, Agustín Rossi.
Pergamino, Ayacucho, Junín, San Pedro, son apenas algunos de los distritos más visibles de una rebelión que se extiende por el interior bonaerense y que está forzando a muchos intendentes peronistas a una opción de hierro: o critican a la Casa Rosada o se despiden de su base electoral. Misma opción de hierro que achica cada vez más la baldosa en la que intenta hacer equilibrio el propio Scioli.

El riesgo 2009
Algunos peronistas que todavía no perdieron la capacidad de análisis, reconocen que las legislativas del próximo año, a medida que se extiende el conflicto con el campo y crece la inflación, se parecen cada vez más a las elecciones que perdió Menem en 1997. “Lilita puede ganar Capital, Córdoba y Santa Fe, si además hace una buena elección en la provincia de Buenos Aires, el panorama es complicadísimo”, afirmó a La Política Online un diputado bonaerense.
Frente a esta situación, quienes frecuentan a Néstor Kirchner comentan que el ex presidente ha decidido replegarse en el Conurbano, y cada vez se convence más que el año próximo deberá encabezar la lista de senadores nacionales. “El problema es que el voto del Conurbano no alcanza para garantizar una victoria nacional, es similar al que obtuvo Chiche Duhalde y va entre los 20 y los 30 puntos”, explicó una fuente que comparte algunas discusiones del kirchnerismo.
Las encuestas que manejan en la provincia no dan para el optimismo. La mayoría ubican al gobierno nacional con una imagen positiva en torno al 30 por ciento, y cayendo. Por eso, la estrategia de Kirchner también apunta a dividir lo más posible la oposición, para imponerse, aunque sea con porcentajes muy bajos. “Puede ser que ganemos, pero con el agua al cuello”, agregó la fuente.
Funcional o no, lo cierto es que Eduardo Duhalde ya cerró un acuerdo con Francisco de Narváez y tratará de sumar todos los legisladores posibles a través de las listas del empresario –ya estaría acordado que renueve como diputado nacional su yerno Gustavo Ferri-. Así las cosas, el año próximo Scioli también pondrá en riesgo la aplastante mayoría que hoy tiene el peronismo en la Legislatura bonaerense.
El desafío del gobernador es pasar lo más entero posible la pelea con el campo y las legislativas del 2009, para seguir siendo un presidenciable en el 2011. Hoy por hoy en el kirchnerismo se contentan con llegar a ese año lo más enteros posibles y créase o no, el hombre del recambio para los Kirchner, no es otro que Scioli. “Es el único que no nos va a meter presos”, exageró un pingüino, para explicar el repentino amor que surge por estas horas hacia el gobernador bonaerense.

Innovadores
El peronismo si bien tiene una larga historia de haber sucumbido bajo sus propias contradicciones o peleas de poder, no es muy afecto a los suicidios sin sentido, donde todos pierden. En este sentido, el kirchnerismo está innovando.
Primero se levantó la región centro con Juan Schiaretti, Jorge Busti y Carlos Reutemann a la cabeza. Ahora, los matices diferenciadores empiezan a surgir de los supuestos incondicionales. El gobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri lanzó una sinuosa impugnación a las retenciones, y Jorge Capitanich dialoga con los productores.
Uno de los últimos mohicanos que le queda a la Casa Rosada, el tucumano José Alperovich afirmó ayer en una vidriosa defensa: “Los productores están tratando de dividirnos a los gobernadores y al Gobierno nacional”. Una pregunta surge ante tan dramática afirmación: ¿Para quién gobiernan los gobernadores? (PUNTO CERO).

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