BUENOS AIRES, Mayo 14, (PUNTO CERO) Daniel Scioli fue un actor clave para el propósito de la Casa Rosada de evitar que el conflicto agropecuario apure la fractura del entramado de aliados con el que el matrimonio Kirchner consolidó su poder político en los últimos cinco años.
Un día después de haberse sumado al grupo de gobernadores oficialistas que abrió su propio canal de diálogo con el campo, el mandatario bonaerense optó por dar marcha atrás en esa posición y envió a sus ministros al encuentro que había convenido con los representantes de los productores de la provincia.
Cerca de Scioli negaron presiones del kirchnerismo y atribuyeron la determinación de su jefe a una apuesta en favor de la gobernabilidad en medio la inquietud que genera la brecha abierta entre la administración nacional y las autoridades de varias provincias a raíz del conflicto del campo.
El cambio de actitud de Scioli, que no cerró del todo la puerta a un diálogo directo con los productores, y las declaraciones de otros gobernadores que ratificaron su incondicionalidad con la gestión de Cristina Fernández, desnudaron la preocupación del Gobierno y sus esfuerzos por tratar de frenar la sangría de aliados activada por la crisis rural.
Desde la Casa Rosada, sin embargo, sigue empeñados en demostrar que la situación no les quita el sueño.
Los colaboradores de la Presidenta rechazan el distanciamiento con algunos mandatarios y sostienen que la instancia de negociación abierta por las autoridades provinciales es parte de su estrategia para encauzar el conflicto.
Pero sus movimientos muestran lo contrario : los esfuerzos por asegurar la presencia masiva de los gobernadores justicialistas en el acto con el que Néstor Kirchner asumirá el miércoles la jefatura del partido revelan la intención de alejar cualquier fantasma de crisis interna.
También las declaraciones del tucumano José Alperovich, uno de los mandatarios que mantiene a ultranza su alineamiento con el Gobierno, evidenciaron el temor oficial de que se profundice el resquebrajamiento de su estructura política, alimentando dudas sobre la gobernabilidad a futuro.
Alperovich acusó a las entidades de alentar abiertamente la división entre la administración nacional y los gobernadores y en un mensaje directo al resto de sus colegas, recordó los millonarios recursos que la administración kirchnerista aportó a las provincias para la ejecución de obras de infraestructura.
Su consejo no logró cambiar la actitud del cordobés Juan Schiaretti, que ayer recibió a los titulares de las cuatro entidades del campo y reclamó directamente la eliminación de las retenciones móviles.
Desde el inicio del conflicto agropecuario, Schiaretti se convirtió en un gran dolor de cabeza para la Casa Rosada, pero ahora la preocupación oficial es doble porque otros mandatarios decidieron imitar los gestos del cordobés.
Así, también el correntino Arturo Colombi y el entrerriano Sergio Urribarri, dos reconocidos gobernadores K, plantearon la necesidad de reveer el esquema de retenciones.
A ellos se suman otros mandatarios justicialistas más críticos de la gestión oficial como el pampeano Oscar Jorge y el puntano Alberto Rodríguez Saá.
En tanto el gobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, recibirá el jueves a los ruralistas.
La sangría abierta en el oficialismo por la rebelión del campo también involucró a otros importantes referentes del PJ, como Carlos Reutemann, José de la Sota, Jorge Busti y Felipe Solá, que directamente se abroquelaron en defensa del reclamo de los productores.
Pese al gesto Scioli igual envió a sus ministros al encuentro con los productores.
Pedro Apaolaza, titular de Carbap, se enojó por el desplante del gobernador y decidió que la negociación fuera encabezada por su segundo, Martín Garciarena.
Si bien la mayor parte del encuentro giró en torno a la discusión de temas de la agenda agropecuaria provincial, Garciarena no desaprovechó la cita con el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, para plantear el reclamo por la vuelta atrás con el esquema de retenciones móviles.
Un día después de haberse sumado al grupo de gobernadores oficialistas que abrió su propio canal de diálogo con el campo, el mandatario bonaerense optó por dar marcha atrás en esa posición y envió a sus ministros al encuentro que había convenido con los representantes de los productores de la provincia.
Cerca de Scioli negaron presiones del kirchnerismo y atribuyeron la determinación de su jefe a una apuesta en favor de la gobernabilidad en medio la inquietud que genera la brecha abierta entre la administración nacional y las autoridades de varias provincias a raíz del conflicto del campo.
El cambio de actitud de Scioli, que no cerró del todo la puerta a un diálogo directo con los productores, y las declaraciones de otros gobernadores que ratificaron su incondicionalidad con la gestión de Cristina Fernández, desnudaron la preocupación del Gobierno y sus esfuerzos por tratar de frenar la sangría de aliados activada por la crisis rural.
Desde la Casa Rosada, sin embargo, sigue empeñados en demostrar que la situación no les quita el sueño.
Los colaboradores de la Presidenta rechazan el distanciamiento con algunos mandatarios y sostienen que la instancia de negociación abierta por las autoridades provinciales es parte de su estrategia para encauzar el conflicto.
Pero sus movimientos muestran lo contrario : los esfuerzos por asegurar la presencia masiva de los gobernadores justicialistas en el acto con el que Néstor Kirchner asumirá el miércoles la jefatura del partido revelan la intención de alejar cualquier fantasma de crisis interna.
También las declaraciones del tucumano José Alperovich, uno de los mandatarios que mantiene a ultranza su alineamiento con el Gobierno, evidenciaron el temor oficial de que se profundice el resquebrajamiento de su estructura política, alimentando dudas sobre la gobernabilidad a futuro.
Alperovich acusó a las entidades de alentar abiertamente la división entre la administración nacional y los gobernadores y en un mensaje directo al resto de sus colegas, recordó los millonarios recursos que la administración kirchnerista aportó a las provincias para la ejecución de obras de infraestructura.
Su consejo no logró cambiar la actitud del cordobés Juan Schiaretti, que ayer recibió a los titulares de las cuatro entidades del campo y reclamó directamente la eliminación de las retenciones móviles.
Desde el inicio del conflicto agropecuario, Schiaretti se convirtió en un gran dolor de cabeza para la Casa Rosada, pero ahora la preocupación oficial es doble porque otros mandatarios decidieron imitar los gestos del cordobés.
Así, también el correntino Arturo Colombi y el entrerriano Sergio Urribarri, dos reconocidos gobernadores K, plantearon la necesidad de reveer el esquema de retenciones.
A ellos se suman otros mandatarios justicialistas más críticos de la gestión oficial como el pampeano Oscar Jorge y el puntano Alberto Rodríguez Saá.
En tanto el gobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, recibirá el jueves a los ruralistas.
La sangría abierta en el oficialismo por la rebelión del campo también involucró a otros importantes referentes del PJ, como Carlos Reutemann, José de la Sota, Jorge Busti y Felipe Solá, que directamente se abroquelaron en defensa del reclamo de los productores.
Pese al gesto Scioli igual envió a sus ministros al encuentro con los productores.
Pedro Apaolaza, titular de Carbap, se enojó por el desplante del gobernador y decidió que la negociación fuera encabezada por su segundo, Martín Garciarena.
Si bien la mayor parte del encuentro giró en torno a la discusión de temas de la agenda agropecuaria provincial, Garciarena no desaprovechó la cita con el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, para plantear el reclamo por la vuelta atrás con el esquema de retenciones móviles.
En esa línea Pérez transmitió a los productores que el gobernador había desistido de participar del encuentro por entender que no era el "momento político" para esa instancia de negociación, aunque no descartó que el mandatario pueda recibirlos en las próximas semanas (PUNTO CERO).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario