BUENOS AIRES, Setiembre 15, (PUNTO CERO-Asteriscos Tv.) Como aquellos delanteros que siempre quedan en off side, la gestión de Cristina Kirchner viene evidenciando cierta falta de ´timing´, que lleva al país a lucir mucho más endeble ante la comunidad financiera internacional de lo que sus números reflejan,
y así quedar expuesto a la especulación de cada día.
A pesar de los superávit gemelos en las cuentas fiscales y de comercio exterior, de la fuerte alza en la recaudación y sus sólidas reservas, el país sigue siendo cuestionado por la comunidad financiera internacional, que no le perdona la deuda con los ´holdouts´ y los ´dibujos´ con la inflación.
Los desaguisados cometidos a diario con los indicadores del INDEC, por orden directa del ex presidente Néstor Kirchner -visto como el verdadero ministro de Economía del país- ponen en llamas a los dueños del dinero.
Los bonistas e inversores especulativos están enfurecidos por hacer tronar el escarmiento sobre un país que, desde su óptica, les sigue metiendo la mano en el bolsillo subestimando el rendimiento de los bonos que ajustan por inflación, casi el 40 por ciento de la deuda total.
El último anuncio rimbombante de cancelación de deuda con el Club de París, justo cuando los mercados internacionales se convertían en un tembladeral, fue otra muestra de que la administración kirchnerista parece haber perdido cierto reflejo que era moneda corriente en los tiempos de Néstor.
Una muestra anterior de desatino fue la decisión de colocarle hace algunas semanas 1.000 millones de dólares en bonos a Venezuela, en una operación que se intentó disimular pero que la lengua suelta de Hugo Chávez desparramó a viva voz provocando un descalabro en el precio de los bonos.
Antes de eso, la presidenta desperdició sus primeras meses de gestión en una pelea caprichosa con el sector agropecuario, justo cuando el mundo ponía los precios de los commodities en el cielo y demandaba los granos y carnes que afloran por estas tierras.
En lugar de incentivar la producción agropecuaria, Cristina se puso en contra al sector, y así ´logró el "milagro" de que países como Uruguay vieran resurgir su actividad ganadera gracias a los espacios vacíos que dejaba la Argentina.
Encima la pelea fue perdida por el gobierno a costa de un desgaste político de los más llamativos ocurridos en la Argentina desde los tiempos de Fernando de la Rúa.
La situación ahora no está ni cerca de encarrilarse, porque los productores siguen reclamando políticas de incentivo como las que reciben sectores industriales, el transporte y la energía.
El 23 de septiembre el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, prevé recibir a la Mesa de Enlace en pleno para tratar de avanzar en algunos acuerdos, en especial en materia de lácteos y carnes.
Cheppi debió resignar su pretensión inicial de recibir a las entidades por separado, en lo que fue su primera derrota en el cargo, aunque el secretario se repuso rápido y todavía mantiene expectativa favorable entre la mayoría de las entidades ruralistas.
La semana próxima el jefe de Gabinete, Sergio Massa, presentará ante la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto para el 2009, con pocos números que sorprendan y nada nuevo bajo el sol respecto de la inflación, que se proyectará a un dudoso 8 por ciento para todo el año, cuando los especialistas creen que el 2008 cerrará en un 25.
El gobierno cometió el error de hacer trascender hace algunos días que el dólar estimado para el año próximo era de 3,35 pesos, y ahí también falló el timing, ya que enseguida algunos operadores buscaron hacer subir varios peldaños la cotización de la divisa, y la jugada le costó 70 millones de dólares de reservas en un día al BCRA, más otro 170 millones que debió colocar a futuro.
Ahora, por las dudas, el gobierno dirá que tomará un dólar a 3,20 pesos como base para calcular ingresos.
También informará la decisión política de recortar en más de 1.000 millones de dólares el festival de subsidios que sirvió para evitar subas de tarifas.
Igual, el problema es que el Gobierno todavía no sabe qué hacer con el INDEC, un tema al que no le encuentra salida.
El ´Timing´, un término acuñado en los bríos del karate, es la habilidad para reconocer y reaccionar inmediatamente a los cambios y oportunidades durante un combate.
y así quedar expuesto a la especulación de cada día.
A pesar de los superávit gemelos en las cuentas fiscales y de comercio exterior, de la fuerte alza en la recaudación y sus sólidas reservas, el país sigue siendo cuestionado por la comunidad financiera internacional, que no le perdona la deuda con los ´holdouts´ y los ´dibujos´ con la inflación.
Los desaguisados cometidos a diario con los indicadores del INDEC, por orden directa del ex presidente Néstor Kirchner -visto como el verdadero ministro de Economía del país- ponen en llamas a los dueños del dinero.
Los bonistas e inversores especulativos están enfurecidos por hacer tronar el escarmiento sobre un país que, desde su óptica, les sigue metiendo la mano en el bolsillo subestimando el rendimiento de los bonos que ajustan por inflación, casi el 40 por ciento de la deuda total.
El último anuncio rimbombante de cancelación de deuda con el Club de París, justo cuando los mercados internacionales se convertían en un tembladeral, fue otra muestra de que la administración kirchnerista parece haber perdido cierto reflejo que era moneda corriente en los tiempos de Néstor.
Una muestra anterior de desatino fue la decisión de colocarle hace algunas semanas 1.000 millones de dólares en bonos a Venezuela, en una operación que se intentó disimular pero que la lengua suelta de Hugo Chávez desparramó a viva voz provocando un descalabro en el precio de los bonos.
Antes de eso, la presidenta desperdició sus primeras meses de gestión en una pelea caprichosa con el sector agropecuario, justo cuando el mundo ponía los precios de los commodities en el cielo y demandaba los granos y carnes que afloran por estas tierras.
En lugar de incentivar la producción agropecuaria, Cristina se puso en contra al sector, y así ´logró el "milagro" de que países como Uruguay vieran resurgir su actividad ganadera gracias a los espacios vacíos que dejaba la Argentina.
Encima la pelea fue perdida por el gobierno a costa de un desgaste político de los más llamativos ocurridos en la Argentina desde los tiempos de Fernando de la Rúa.
La situación ahora no está ni cerca de encarrilarse, porque los productores siguen reclamando políticas de incentivo como las que reciben sectores industriales, el transporte y la energía.
El 23 de septiembre el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, prevé recibir a la Mesa de Enlace en pleno para tratar de avanzar en algunos acuerdos, en especial en materia de lácteos y carnes.
Cheppi debió resignar su pretensión inicial de recibir a las entidades por separado, en lo que fue su primera derrota en el cargo, aunque el secretario se repuso rápido y todavía mantiene expectativa favorable entre la mayoría de las entidades ruralistas.
La semana próxima el jefe de Gabinete, Sergio Massa, presentará ante la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto para el 2009, con pocos números que sorprendan y nada nuevo bajo el sol respecto de la inflación, que se proyectará a un dudoso 8 por ciento para todo el año, cuando los especialistas creen que el 2008 cerrará en un 25.
El gobierno cometió el error de hacer trascender hace algunos días que el dólar estimado para el año próximo era de 3,35 pesos, y ahí también falló el timing, ya que enseguida algunos operadores buscaron hacer subir varios peldaños la cotización de la divisa, y la jugada le costó 70 millones de dólares de reservas en un día al BCRA, más otro 170 millones que debió colocar a futuro.
Ahora, por las dudas, el gobierno dirá que tomará un dólar a 3,20 pesos como base para calcular ingresos.
También informará la decisión política de recortar en más de 1.000 millones de dólares el festival de subsidios que sirvió para evitar subas de tarifas.
Igual, el problema es que el Gobierno todavía no sabe qué hacer con el INDEC, un tema al que no le encuentra salida.
El ´Timing´, un término acuñado en los bríos del karate, es la habilidad para reconocer y reaccionar inmediatamente a los cambios y oportunidades durante un combate.
La Presidenta deberá encontrarlo con rapidez para que la Argentina pueda aprovechar todo su potencial y no hundirse bajo la ola especulativa provocada por la voracidad de los mercados. (PUNTO CERO-Asteriscos Tv.).
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