BUENOS AIRES, Marzo 26, (PUNTO CERO-Inforegión) Los intendentes del conurbano quieren seguir en el cargo más allá de diciembre, aunque pocos lo admitieron, pero el kirchnerismo “puro” confía en contar con respaldo nacional para desplazarlos.
El debate sobre la eventual reelección de los intendentes en el Gran Buenos Aires y la posibilidad de que más de una lista local se presente en las elecciones de octubre, en respaldo de los mismos candidatos provinciales y nacionales del kirchnerismo, atraviesa y desvela a todo oficialismo.
Si bien pocos lo han admitido oficialmente, en la región -desde el Riachuelo hasta las localidades semirurales del sudoeste del conurbano-, casi todos los jefes comunales pretenden permanecer en el cargo más allá de diciembre.
En Avellaneda, Cacho Alvarez, un hombre del PJ bonaerense, pretende retener la intendencia a pesar de las aspiraciones de Oscar Laborde de volver a la intendencia como expresión del “kirchnerismo puro”. Lo mismo ocurre en Lanús, donde el histórico Manolo Quindimil trata de irrespetuoso al diputado provincial Darío Díaz Pérez, que pretende desplazarlo.
En Almirante Brown, en cambio, se produce una situación atípica ya que probablemente por el justicialismo pretenda ocupar la intendencia Jorge Villaverde, jefe político del actual intendente Manuel Rodríguez, mientras que por el kirchnerismo aparece Darío Giustozzi como probable contendiente, más allá de algunas resistencias que aún ejercen sectores internos, como la Mesa Sindical presidida por Fernando Suarez, además del escaso anclaje que logró dentro del peronismo disidente, que no está alineado con Villaverde.
En Esteban Echeverría se sabe que Alberto Groppi irá por la reelección, no con el PJ sino con el partido vecinal que ya lo llevó a la intendencia en tres oportunidades, sin que emerja aún ninguna figura de peso que complique el escenario. Allí tal vez Fernando Gray consiga darse el gusto de ver su nombre en una boleta kirchnerista, pero por el momento eso no logra inquietar al oficialismo.
Hacia el oeste ocurre algo similar. La figura de Alejandro Granados surge sin competencia fuerte a la vista que pueda poner en tela de juicio su continuidad al frente del Ejecutivo.
En tanto, en Presidente Perón la situación es más compleja. El destituido intendente Aníbal Regueiro pretende ir por la revancha con un partido propio a nivel municipal y con la ilusión de enganchar su boleta a la del kirchnerismo. En tanto el oficialismo, esencialmente sostenido por el PJ, seguramente estará representado por Silvina Rodríguez, que pretenderá revalidar el cargo que hoy ocupa.
En la Roma en decadencia en que se convirtió Lomas de Zamora, Jorge Rossi –un duhaldista histórico, a pesar de la crisis que atraviesa su gestión, deja trascender que peleará por la reelección. De todos modos, algunos en su entorno aseguran que en realidad él preferiría emigrar a un cargo legislativo. Si fuera así le dejaría el camino libre a Osvaldo Mércuri, que pretende disputar el espacio de representación histórica del Partido Justicialista, donde el Intendente evidentemente no es hegemónico, y al amplio abanico de precandidatos kirchneristas que se disputan la representación del FpV.
En esa fuerza política el escenario es complejo ya que varios dirigentes con peso propio se disputan la postulación. Entre ellos se cuentan la diputada nacional Marcela Bianchi, el diputado provincial y presidente del bloque kirchnerista Fernando Navarro, el subsecretario de Medios de la Presidencia de la Nación, Gabriel Mariotto, el secretario de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, Pablo Paladino. En tanto que en una segunda línea de aspirantes aparecen el dirigente sindical Víctor Grossi y el concejal del Movimientos Barrios de Pie, Claudio Morell.
De todos modos, la pregunta del millón -cuya respuesta por estas horas vale oro en el mundo de la política- es si habrá un solo candidato a intendente que pueda llevar a Cristina o Néstor Kirchner como aspirante a la presidencia, o si habilitará hasta dos o incluso más listas locales.
Las posibilidades son varias. En el kirchnerismo más optimista se ilusionan con que el Presidente sólo autorizará una lista municipal, y creen que en ningún caso quedará en manos de los mismos intendentes que en 2005 apoyaron al duhaldismo. En esa interpretación, el PJ sólo se limitaría a apoyar al candidato a intendente kirchnerista “puro” y a colar un par de nombres en la lista de concejales.
La contracara de esa hipótesis la sostienen los justicialistas más optimistas, que creen que el Presidente, convencido de que necesita una fuerza política ordenada y capaz de controlar una elección en la que se juega su propio proyecto, no despreciará el apoyo de los intendentes para avalar lo que consideran “aventuras riesgosas” de los nuevos dirigentes kirchneristas del Gran Buenos Aires. Por lo tanto, especulan, habrá una sola lista local, que los llevará a ellos directamente hacia la reelección.
En el medio, algunos creen que el kirchnerismo habilitará, como dijo el diputado nacional Carlos Kunkel, dos listas de candidatos locales. Una que exprese al PJ, con los intendentes rumbo a la reelección, y otra del FpV junto a los movimientos sociales.
“De ese modo permite que la discusión se dirima en las urnas y en definitiva todos sumaríamos votos a un único candidato a presidente y al mismo gobernador”, razonan.
Otros, más arriesgados, suponen que el kirchnerismo podría llegar a habilitar muchas listas locales, lo que en el fondo, analizan, permitiría que nadie quede herido pero a la vez se fortalecerían las estructuras más poderosas de cada municipio. En esta hipótesis, se entiende, los intendentes ganan y el resto de los candidatos apenas participa.
El debate sobre la eventual reelección de los intendentes en el Gran Buenos Aires y la posibilidad de que más de una lista local se presente en las elecciones de octubre, en respaldo de los mismos candidatos provinciales y nacionales del kirchnerismo, atraviesa y desvela a todo oficialismo.
Si bien pocos lo han admitido oficialmente, en la región -desde el Riachuelo hasta las localidades semirurales del sudoeste del conurbano-, casi todos los jefes comunales pretenden permanecer en el cargo más allá de diciembre.
En Avellaneda, Cacho Alvarez, un hombre del PJ bonaerense, pretende retener la intendencia a pesar de las aspiraciones de Oscar Laborde de volver a la intendencia como expresión del “kirchnerismo puro”. Lo mismo ocurre en Lanús, donde el histórico Manolo Quindimil trata de irrespetuoso al diputado provincial Darío Díaz Pérez, que pretende desplazarlo.
En Almirante Brown, en cambio, se produce una situación atípica ya que probablemente por el justicialismo pretenda ocupar la intendencia Jorge Villaverde, jefe político del actual intendente Manuel Rodríguez, mientras que por el kirchnerismo aparece Darío Giustozzi como probable contendiente, más allá de algunas resistencias que aún ejercen sectores internos, como la Mesa Sindical presidida por Fernando Suarez, además del escaso anclaje que logró dentro del peronismo disidente, que no está alineado con Villaverde.
En Esteban Echeverría se sabe que Alberto Groppi irá por la reelección, no con el PJ sino con el partido vecinal que ya lo llevó a la intendencia en tres oportunidades, sin que emerja aún ninguna figura de peso que complique el escenario. Allí tal vez Fernando Gray consiga darse el gusto de ver su nombre en una boleta kirchnerista, pero por el momento eso no logra inquietar al oficialismo.
Hacia el oeste ocurre algo similar. La figura de Alejandro Granados surge sin competencia fuerte a la vista que pueda poner en tela de juicio su continuidad al frente del Ejecutivo.
En tanto, en Presidente Perón la situación es más compleja. El destituido intendente Aníbal Regueiro pretende ir por la revancha con un partido propio a nivel municipal y con la ilusión de enganchar su boleta a la del kirchnerismo. En tanto el oficialismo, esencialmente sostenido por el PJ, seguramente estará representado por Silvina Rodríguez, que pretenderá revalidar el cargo que hoy ocupa.
En la Roma en decadencia en que se convirtió Lomas de Zamora, Jorge Rossi –un duhaldista histórico, a pesar de la crisis que atraviesa su gestión, deja trascender que peleará por la reelección. De todos modos, algunos en su entorno aseguran que en realidad él preferiría emigrar a un cargo legislativo. Si fuera así le dejaría el camino libre a Osvaldo Mércuri, que pretende disputar el espacio de representación histórica del Partido Justicialista, donde el Intendente evidentemente no es hegemónico, y al amplio abanico de precandidatos kirchneristas que se disputan la representación del FpV.
En esa fuerza política el escenario es complejo ya que varios dirigentes con peso propio se disputan la postulación. Entre ellos se cuentan la diputada nacional Marcela Bianchi, el diputado provincial y presidente del bloque kirchnerista Fernando Navarro, el subsecretario de Medios de la Presidencia de la Nación, Gabriel Mariotto, el secretario de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, Pablo Paladino. En tanto que en una segunda línea de aspirantes aparecen el dirigente sindical Víctor Grossi y el concejal del Movimientos Barrios de Pie, Claudio Morell.
De todos modos, la pregunta del millón -cuya respuesta por estas horas vale oro en el mundo de la política- es si habrá un solo candidato a intendente que pueda llevar a Cristina o Néstor Kirchner como aspirante a la presidencia, o si habilitará hasta dos o incluso más listas locales.
Las posibilidades son varias. En el kirchnerismo más optimista se ilusionan con que el Presidente sólo autorizará una lista municipal, y creen que en ningún caso quedará en manos de los mismos intendentes que en 2005 apoyaron al duhaldismo. En esa interpretación, el PJ sólo se limitaría a apoyar al candidato a intendente kirchnerista “puro” y a colar un par de nombres en la lista de concejales.
La contracara de esa hipótesis la sostienen los justicialistas más optimistas, que creen que el Presidente, convencido de que necesita una fuerza política ordenada y capaz de controlar una elección en la que se juega su propio proyecto, no despreciará el apoyo de los intendentes para avalar lo que consideran “aventuras riesgosas” de los nuevos dirigentes kirchneristas del Gran Buenos Aires. Por lo tanto, especulan, habrá una sola lista local, que los llevará a ellos directamente hacia la reelección.
En el medio, algunos creen que el kirchnerismo habilitará, como dijo el diputado nacional Carlos Kunkel, dos listas de candidatos locales. Una que exprese al PJ, con los intendentes rumbo a la reelección, y otra del FpV junto a los movimientos sociales.
“De ese modo permite que la discusión se dirima en las urnas y en definitiva todos sumaríamos votos a un único candidato a presidente y al mismo gobernador”, razonan.
Otros, más arriesgados, suponen que el kirchnerismo podría llegar a habilitar muchas listas locales, lo que en el fondo, analizan, permitiría que nadie quede herido pero a la vez se fortalecerían las estructuras más poderosas de cada municipio. En esta hipótesis, se entiende, los intendentes ganan y el resto de los candidatos apenas participa.
En definitiva, se trata de un conjunto de especulaciones, sobre las que el único que decide aún no ha dicho nada y difícilmente diga, al menos hasta que supere pruebas cruciales en otros distritos, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires. (PUNTO CERO-Inforegión).
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