miércoles, mayo 27, 2009

LADRÓN DE 11 AÑOS PONE EN JAQUE LA SEGURIDAD DE LUJÁN

LUJAN, Mayo 27, (PUNTO CERO-El Ciudadano) Acompañado por otro malviviente de 16 años roban en pleno centro de Luján y escapan rápidamente en una moto de baja cilindrada sin que el dispositivo de seguridad montado en el epicentro mismo de la ciudad pueda hacer algo.
Un joven delincuente de unos 11 años conduciendo una moto de baja cilindrada lleva consigo a otro malviviente de unos 16 años. Ambos roban celulares y billeteras en el centro de la ciudad, pero el dispositivo policial montado en el epicentro de Luján, no sirve para detenerlos. Ni a ellos ni a los demás delincuentes, alfiles de la impunidad.
Es que la ciudad de Luján carece de un Plan de Seguridad, efectivo y consensuado, entre las autoridades municipales, policiales y vecinos, y los vehículos patrulleros sólo están sirviendo para exhibirse “en el centro del centro” de la ciudad, como parte de un plan promocional marketinero de una campaña política, sin poder anticipar los movimientos de los delincuentes en la periferia.
Por los lamentables resultados que saltan a la vista, podemos considerar que lo que se ha hecho y se hace por nuestra seguridad como ciudadanos, todo es “al ñudo”.
Vale con preguntar a cada uno de los afectados por los robos: el lugar, la hora y las situaciones vividas en el momento de los atracos a punta de pistola, los que ponen en jaque a cualquiera. Y cualquiera no es ninguno, sino que somos todos.
Valga este juego de palabras para expresar que los ladrones lograron escapar, no hubo operativo cerrojo que los detuviera, ni en el centro ni en la periferia de nuestra ciudad.
No alcanza con mostrar patrulleros en la intersección de las calles Colón y San Martín, además del deambular de Gendarmes, en la zona que podemos definir como “el centro del centro”, sino que la prevención del delito se debe ejecutar con patrullajes en toda la ciudad, peinando las calles. Ya que es imposible atrapar a ladrones que se movilizan con rapidez, y menos aún si conocen la zona. Y en nuestra ciudad abundan los policías de afuera, los que no conocen ni el nombre de las calles ni su circulación.
Lamentablemente los policías de nuestra ciudad debieron emigrar, están en servicio en otras ciudades, y no es porque así lo desean, sino que todo ello es como consecuencia de los atropellos de la dirigencia política, la misma que se jacta de realizar “hechos” concretos. Y si de “hechos” hablamos, es un hecho que ha habido comisarios que pidieron ser trasladados, y funcionarios que han renunciado, ante la falta de libertad de trabajo, condicionamientos y cuestionamientos de parte de esta dirigencia política, al momento de ellos querer realizar la clausura de distintos espacios comerciales que no cumplían con las Ordenanzas ni con la Ley.
Del delito que no se comete nunca se enteran los vecinos. Eso es lo que se llama “prevención”. No ocurre, porque los malhechores se sienten vigilados. Perseguidos. Inseguros. Y por ello no accionan contra las personas ni sus bienes. Temen ser atrapados. Digamos que es un trabajo silencioso que podría realizar la policía, y lo ha hecho en nuestra ciudad en otros tiempos y con buenos resultados, bajando los índices de delincuencia, claro está que cuando se tienen vehículos y combustible para alimentarlos, además de dedición política. Lo que es imprescindible si realmente se quiere seguridad.
Pero hoy en Luján hay verdaderas “zonas liberadas”, quizás “liberadas” por los mismos que buscan otro tipo de beneficios, posiblemente “liberadas” por los mismos que abundan en discursos por la despenalización de las drogas. Es dable suponer que a lo mejor por los mismos que cuentan con guardaespaldas, y viven en una burbuja. La que no es eterna. La que puede estallarles en la cara. Porque de la inseguridad nadie se salva. Ni ellos.
La seguridad debe ser para todos. Y es evidente que los efectivos policiales hacen lo que pueden, y con escasos recursos, además con la inexistencia de un plan evolucionado de seguridad.
Como ciudadanos vemos a diario la movilización de patrulleros por el centro de la ciudad, sin un doble cordón de seguridad, es decir, si un ladrón escapa de la vista de los efectivos policiales que recorren el “epicentro” de la ciudad, no más allá de la esquina de Colón y San Martín, no existe posibilidad de atraparlo en las inmediaciones, o bien, si existe dicho anillo de contención, evidentemente no funciona.
Los jóvenes ladrones que detuvieron una moto de baja cilindrada, y sin patente, en la intersección de las calles 25 de Mayo y Humberto 1º, en horas de la noche en lo que podemos definir como en el centro de la ciudad, increparon a tres jóvenes estudiantes que caminaban por el lugar, de entre 14 y 15 años, y mediante la intimidación de tener supuestamente un arma oculta entre sus ropas, los despojaron del dinero y sus celulares.
Vale decir que estos jóvenes delincuentes quizás no tenían un arma de fuego, y que muy probablemente se trataba solo de un dedo debajo de una campera, pero las víctimas del atraco prefirieron no averiguar por la veracidad de la existencia de un arma, y optaron por entregar sus pertenencias.
Todos bien saben que un arma de fuego, o la supuesta existencia de ella, “atemoriza más que una faca, una navaja o una punta”, por ello los precoces delincuentes eligen intimidar de esta manera, incluso, saben estos bandidos que si los detuviera la policía, no tendrían arma alguna en su poder, sino solamente un dedo escondido bajo los ropajes.
Así y todo, armas o no de por medio, dos delincuentes montados en una moto demuestran que no existe plan de seguridad que los detenga en su accionar. Tienen 11 y 16 años, serían reconocidos por las víctimas si fueran atrapados, y andan por la ciudad en una moto de color azul, atemorizando y robando a los vecinos, y así mismo estén armados o no, el delito se comete. Consta denuncia penal en su contra.
Los jóvenes visiblemente alterados, y con los ojos enrojecidos quizás por la influencia de estupefacientes, estaban muy apurados por cometer este delito, el mismo que se llevó a cabo en las narices de los aquellos que deben velar por nuestra seguridad, y que paradójicamente alientan por la despenalización de las drogas.(PUNTO CERO-El Ciudadano).

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