miércoles, mayo 29, 2013

No es cierto, según la Sociedad Argentina de Diabetes SAD, que la diabetes tipo 1 pueda ser curada en la actualidad mediante la terapia génica
Un artículo publicado en febrero de 2013 por la Universidad Autónoma de Barcelona lleva por título: “Consiguen curar la diabetes tipo 1 en perros”. Dicha información fue reproducida por los medios de comunicación con títulos tales como “Consiguen curar la diabetes de tipo 1 mediante terapia génica” y similares, y  circuló en redes sociales. Originalmente, esta investigación fue  publicada on line en la revista Diabetes, órgano de difusión de la Asociación Norteamericana de Diabetes, en el mes de febrero del corriente año.
La SAD calificó de “falaz” esta información que, además, ha sido interpretada por algunos medios de prensa “con matices relacionados con la cercanía de la cura para aquellas personas que presentan diabetes tipo 1”.
En primer lugar, los  perros utilizados no sufrían de diabetes tipo 1, “sino que presentaban diabetes por haber sido inyectados previamente con tóxicos que destruyeron sus células productoras de insulina, es decir las células beta”
La entidad científica recordó que la  diabetes tipo 1 “es una enfermedad autoinmune y que por lo tanto, el verdadero ‘culpable’ de la falta de insulina y de los trastornos metabólicos resultantes es el sistema de defensa del organismo”.
Por lo tanto “no es lo mismo ‘curar’ la diabetes a través de la terapia génica (que transforma células musculares en células productoras de insulina) en animales en los que la insulina falta porque se eliminaron experimentalmente las células beta mediante tóxicos, que en modelos experimentales de diabetes autoinmune o en pacientes con diabetes tipo 1”.
Asimismo, la SAD aseveró que “en un animal de experimentación, encerrado en una jaula, se puede controlar estrictamente qué, cuánto y a qué horas come, y cuánto ejercicio realiza.  ¿Es esto comparable al estilo de vida que debe llevar una persona con diabetes? Sin duda que no. Este análisis pone de manifiesto una nueva falencia del modelo animal”.
La SAD aconseja tener en cuenta, finalmente, que hay un tiempo que media inevitablemente entre un descubrimiento llevado a cabo en animales de laboratorio y la posibilidad de su aplicación a los pacientes: de ser exitosos todos los pasos y controles requeridos, este lapso supera, generalmente, los 10 años, y a veces los excede con creces.

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