El diputado está marginado de la agrupación kirchnerista por quedar implicado en una supuesta oferta de coimas en la Legislatura bonaerense. Máximo y Larroque lo ignoran y buscan otro referente bonaerense. Lejos de rendirse, “el petiso” recorre el conurbano con la militancia camporista.
El 1 de junio la ascendente carrera política del diputado bonaerense José Ottavis tuvo un freno letal: una fotografía de su celular captó una conversación en pleno recinto con su par Rocío Giaccone, en la que le pedía ignorar un supuesto ofrecimiento de coimas, en pleno debate por la reforma tributaria.
La imagen aportó más suspicacias a una sesión con sugestivos apoyos de la oposición. Consciente de su debilidad, Ottavis volvió a las fuentes y para recuperar algo de prestigio, multiplicó sus presencias en actos y jornadas de militancia, sobre todo en el conurbano bonaerense.
Será su “larga marcha” para conseguir recuperar la confianza de Máximo Kirchner y Andrés Larroque, jefe y secretario general de La Cámpora respectivamente.
Ambos ya estarían buscando un nuevo operador político para la provincia de Buenos Aires y se trataría de alguien ajeno a la agrupación. Es que, en realidad, Ottavis nunca fue uno de ellos pero tuvo la habilidad de quedar bien parado ante todo lo espectro kirchnerista, según describen quienes lo vieron crecer a un ritmo vertiginoso hasta la fatídica noche de la reforma tributaria.
De hecho, quien coordina formalmente La Cámpora en territorio bonaerense no es Ottavis sino Gustavo Romero, de bajo perfil pero el verdadero encargado de telefonear a los militantes de cada distrito.
Su ascenso en el universo K fue de la mano de Roberto Porcaro, el radical correntino que en 2005 reclutó a sus correligionarios para Compromiso K, una agrupación liderada por Carlos Zannini.
"El pestiso", como le dicen quienes lo frecuentan en el Gobierno,ya pululaba por las oficinas de Oscar Parrilli, secretario de la presidencia y contenedor de la primera camada de jóvenes K.
De la mano de Porcaro y de una astucia que le reconocen propios y ajenos, escaló posiciones hasta convertirse en titular del Fondo de Capital Social (FONCAP), un organismo del Ministerio de Economía que le permitió armar su círculo de confianza. Giaccone, la diputada que lo consultó sobre las posibles coimas, era su secretaria.
No fue su único triunfo en el cierre de listas del año pasado: Mayra Mendoza, su novia, tuvo un lugar en la lista de diputados nacionales y hoy es una de las espadas camporistas del Congreso.
Volver a las fuentes
El inmediato descargo en el programa de Víctor Hugo Morales (donde pidió un escribano para hablar y provocó la incomodad del uruguayo ultra K), no le alcanzó a Ottavis para salir indemne.
Su figura dejó de aparecer en actos oficiales y en el Gobierno, aquellos sectores que no caminan a la par de La Cámpora lo dan por muerto. “No importa qué quiso hacer. Tiene que entender que esas cosas no se miden”, le cuestionan.
Desplazado, Ottavis volvió a la militancia de base. Junto a la diputada Mendoza, participó de la inauguración de una plaza en el barrio La Odisea de Quilmes, afectado por las inundaciones del 4 de abril.
Mayra Mendoza es quilmeña y con pasado en la juventud radical. Con esa chapa integró el gobierno de Fernando Geronés, entre 1999 y 2003, cuando el entonces jefe comunal partió en medio de denuncias de corrupción. No tardó en enrolarse con el kirchnerismo hasta hoy.
Desconocida para la militancia peronista local sus incursiones por los barrios no cayeron bien cerca del intendente Francisco “Barba” Gutiérrez, quien supo charlar casi a diario con Néstor Kirchner. Así se lo hizo saber el propio metalúrgico a la disuada.
“Bajan con un discurso opositor, remarcando siempre lo que falta. Lo bueno es que si vienen con Ottavis, nos hacen un favor”, ironizaron cerca del “Barba”.
La “larga marcha” de Ottavis no se quedó ahí. Recorrió otros barrios de Quilmes, donde participó activamente de jornadas solidarias. Y pasó también por Berazategui y Esteban Echeverría, donde se fotografió con el intendente, Fernando Grey. Será una de las imágenes que usará para recuperar algo del poder perdido en el universo kirchnerista.
La otra veta que tendrá "el petiso" para hacerse valer será el PJ bonaerense, donde preside la juventud y es uno de los consejeros por esa rama, con mandato hasta diciembre. En esa fecha Cristina Kirchner buscará recuperar el sello y él podrá hacer valer la relación que gestó con algunos intendentes del conurbano.
Hábil, Ottavis había logrado que Alberto Balestrini sustente mucha de sus actividades y tras la enfermedad que obligó al ex vice a dejar la política supo golpear la puerta de quien fue su sucesor como segundo de Scioli, Federico Scarabino.
No tuvo éxito en ninguno de sus pedidos y en el PJ creían que era uno de los que más fogoneó en la Casa Rosada la necesidad de intervenir esa Cámara, que terminó con la desginación de Gabriel Mariotto como compañero de fórmula del gobernador. Ambos iniciaron un frente de batalla que al poco tiempo derivó en escándalos mediátos. No tuvieron más remedio que volver al llano. (La Política OnLine).
El 1 de junio la ascendente carrera política del diputado bonaerense José Ottavis tuvo un freno letal: una fotografía de su celular captó una conversación en pleno recinto con su par Rocío Giaccone, en la que le pedía ignorar un supuesto ofrecimiento de coimas, en pleno debate por la reforma tributaria.
La imagen aportó más suspicacias a una sesión con sugestivos apoyos de la oposición. Consciente de su debilidad, Ottavis volvió a las fuentes y para recuperar algo de prestigio, multiplicó sus presencias en actos y jornadas de militancia, sobre todo en el conurbano bonaerense.
Será su “larga marcha” para conseguir recuperar la confianza de Máximo Kirchner y Andrés Larroque, jefe y secretario general de La Cámpora respectivamente.
Ambos ya estarían buscando un nuevo operador político para la provincia de Buenos Aires y se trataría de alguien ajeno a la agrupación. Es que, en realidad, Ottavis nunca fue uno de ellos pero tuvo la habilidad de quedar bien parado ante todo lo espectro kirchnerista, según describen quienes lo vieron crecer a un ritmo vertiginoso hasta la fatídica noche de la reforma tributaria.
De hecho, quien coordina formalmente La Cámpora en territorio bonaerense no es Ottavis sino Gustavo Romero, de bajo perfil pero el verdadero encargado de telefonear a los militantes de cada distrito.
Su ascenso en el universo K fue de la mano de Roberto Porcaro, el radical correntino que en 2005 reclutó a sus correligionarios para Compromiso K, una agrupación liderada por Carlos Zannini.
"El pestiso", como le dicen quienes lo frecuentan en el Gobierno,ya pululaba por las oficinas de Oscar Parrilli, secretario de la presidencia y contenedor de la primera camada de jóvenes K.
De la mano de Porcaro y de una astucia que le reconocen propios y ajenos, escaló posiciones hasta convertirse en titular del Fondo de Capital Social (FONCAP), un organismo del Ministerio de Economía que le permitió armar su círculo de confianza. Giaccone, la diputada que lo consultó sobre las posibles coimas, era su secretaria.
No fue su único triunfo en el cierre de listas del año pasado: Mayra Mendoza, su novia, tuvo un lugar en la lista de diputados nacionales y hoy es una de las espadas camporistas del Congreso.
Volver a las fuentes
El inmediato descargo en el programa de Víctor Hugo Morales (donde pidió un escribano para hablar y provocó la incomodad del uruguayo ultra K), no le alcanzó a Ottavis para salir indemne.
Su figura dejó de aparecer en actos oficiales y en el Gobierno, aquellos sectores que no caminan a la par de La Cámpora lo dan por muerto. “No importa qué quiso hacer. Tiene que entender que esas cosas no se miden”, le cuestionan.
Desplazado, Ottavis volvió a la militancia de base. Junto a la diputada Mendoza, participó de la inauguración de una plaza en el barrio La Odisea de Quilmes, afectado por las inundaciones del 4 de abril.
Mayra Mendoza es quilmeña y con pasado en la juventud radical. Con esa chapa integró el gobierno de Fernando Geronés, entre 1999 y 2003, cuando el entonces jefe comunal partió en medio de denuncias de corrupción. No tardó en enrolarse con el kirchnerismo hasta hoy.
Desconocida para la militancia peronista local sus incursiones por los barrios no cayeron bien cerca del intendente Francisco “Barba” Gutiérrez, quien supo charlar casi a diario con Néstor Kirchner. Así se lo hizo saber el propio metalúrgico a la disuada.
“Bajan con un discurso opositor, remarcando siempre lo que falta. Lo bueno es que si vienen con Ottavis, nos hacen un favor”, ironizaron cerca del “Barba”.
La “larga marcha” de Ottavis no se quedó ahí. Recorrió otros barrios de Quilmes, donde participó activamente de jornadas solidarias. Y pasó también por Berazategui y Esteban Echeverría, donde se fotografió con el intendente, Fernando Grey. Será una de las imágenes que usará para recuperar algo del poder perdido en el universo kirchnerista.
La otra veta que tendrá "el petiso" para hacerse valer será el PJ bonaerense, donde preside la juventud y es uno de los consejeros por esa rama, con mandato hasta diciembre. En esa fecha Cristina Kirchner buscará recuperar el sello y él podrá hacer valer la relación que gestó con algunos intendentes del conurbano.
Hábil, Ottavis había logrado que Alberto Balestrini sustente mucha de sus actividades y tras la enfermedad que obligó al ex vice a dejar la política supo golpear la puerta de quien fue su sucesor como segundo de Scioli, Federico Scarabino.
No tuvo éxito en ninguno de sus pedidos y en el PJ creían que era uno de los que más fogoneó en la Casa Rosada la necesidad de intervenir esa Cámara, que terminó con la desginación de Gabriel Mariotto como compañero de fórmula del gobernador. Ambos iniciaron un frente de batalla que al poco tiempo derivó en escándalos mediátos. No tuvieron más remedio que volver al llano. (La Política OnLine).
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