CHIVILCOY, Octubre 17, (PUNTO CERO-La Razón) El pasado viernes, en horas de la noche, se procedió a la inauguración del primer tramo de la segunda avenida de circunvalación (avenidas Carlos Gardel y Ortiz) y fue muy interesante ver entre el público y luego en el palco, a los ex intendentes municipales Edgar Angel Frígoli y Jorge Adalberto Juancorena.
El publico también valoró el gesto de las actuales autoridades de invitarlos a subir al escenario para formar parte del trascendental acto. Esos dos ex intendentes son un verdadedo símbolo de lo que es la honestidad en la función pública. El primero de ellos, cuando dejó el cargo, se fue a Moquehuá a trabajar de albañil. El segundo, seriamente criticado porque quienes lo reemplazaron en la conducción del municipio, terminó su mandato empobrecido económicamente y tuvo que empezar casi de “cero” su trabajo profesional.
En cambio, fue una verdadera lástima, que el resto de los ex intendentes invitados no hayan asistidos, habiendo sido invitados. Pero más que esto, lo que llama la atención y no sólo por este acto, es que los ediles de la oposición no concurran a este tipo de actos. Excepto el concejal Juan María Ayarza Garré, el resto de los concejales de la oposición no asistieron a los últimos actos que, debe entenderse, no son políticos (partidarios), sino institucionales y por lo tanto, desde nuestro punto de vista, sería interesante que estén presentes.
A la oposición el electorado la ha puesto en ese lugar para ejercer un rol determinado, pero si sus integrantes no van a ninguna parte, ya que por ningún lado se los ve, es muy poco, por no decir nada, lo que pueden controlar u observar. De ese modo, el oficialismo se transforma en hegemónico, pero más que por sus deseos, por la propia inoperancia de quienes fueron electos para cumplir una función opositora. Pero además, políticamente, la oposición al no concurrir a ciertos actos, desecha la posibilidad (siempre interesante para la vida política de cualquier dirigente o militante político) de tomar contacto con la gente y “aparecer” en fotos junto a quienes obtienen algunos logros. Estar siempre “en la vereda de enfrente” y negarse a ver la realidad, en política (como en cualquier acto de la vida) es un signo de torpeza o, por lo menos, infantilismo, que más tarde o más temprano, se paga y su costo, no siempre es bajo.
El pasado viernes, se inauguró el primer tramo de la segunda circunvalación. Una obra que, sin dudas, está llamada a transformar para siempre la fisonomía de Chivilcoy. Hubiese sido muy lindo que esa noche, en la esquina de Carlos Gardel y Cerrillo de la Avería, hubiesen estado los representantes de todas las agrupaciones políticas, porque más allá de que la obra fue hecha por un gobierno justicialista, los beneficios de la misma son para todos los chivilcoyanos. Para quienes desde el primer día acompañamos la inciativa y soportamos toda clase de diatribas e injurias; y también es para quienes dijeron que “sólo se trata de promesas y nada más”; los beneficios de la obra también alcanzan a aquellos que dijeron que la empresa constructora venía a Chivilcoy para el acto inaugural (realizado el 30 de septiembre de 2005, en Alejandro Mathus y 84) y después desaparecía. También es para quienes dijeron que en Chivilcoy “no se mueve ni un cascote”. Esta obra es para todos.
Para que la disfrutemos quienes en la infancia transitamos esas avenidas con los dedos afuera de las zapatillas y con el barro hasta las rodillas; es para que la disfruten quienes viven en el lugar y quienes van a transitar por el lugar. Es para quienes tienen el honor y la satisfacción de haber concretado la obra más importante de los últimos años y es para quienes no creyeron en ella y también, por supuesto, es para quienes por ignorancia, egoísmo, o por no conocer la realidad de la gente que vive alejada del centro, o por intereses mezquinos, no admiten la trascendencia de lo que se ha construido y lo que se ha logrado con esa construcción. Es para todos. Aún para los inútiles crónicos que todo crítican, pero a los que nunca se les “cae” una idea superadora. Perdón por los exabruptos. Algunas cosas me hacen enojar y en ciertas ocasiones, ésta es una de ellas, no puedo disimularlo. (PUNTO CERO-La Razón).
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