ALMIRANTE BROWN, Marzo 01, (PUNTO CERO-Inforegión) Recién el fin de semana que pasó cobró cuerpo la disputa que facciones opuestas de Almirante Brown y Echeverría mantuvieron durante la reunión convocada por Julio Pereyra en la sede de la FAM. El respaldo popular al presidente Kirchner durante su mensaje a la Asamblea Legislativa, propósito del encuentro, pasó a un segundo plano frente a la dureza del enfrentamiento entre kirchneristas. Darío Giustozzi y Fernando Gray, protagonistas de los amagos de trifulca.
Todo transcurría dentro de una armonía sospechosa en una fuerza aluvional como el kirchnerismo, que persigue afanosamente tópicos mínimos de institucionalización que la vuelvan un cuerpo de peso significativo. No solo en menesteres electorales, si no como sostén de los principales programas de gobierno durante los próximos cuatro años.
Lo cierto es que el delicado equilibrio predominante en la reunión de referentes de la Tercera Sección Electoral a la que convocó Julio Pereyra, intendente de Varela y titular de la Federación Argentina de Municipios (FAM), el pasado 22 de febrero en la sede de ese organismo, se quebró fácilmente una vez que el propósito formal de la invitación – respaldo popular a Kirchner en el Congreso, durante su mensaje a la Asamblea Legislativa el 1º de marzo - quedó cruzado por los vientos de cola que prenuncian el big bang que debe atravesar ese universo para determinar de forma más exacta sus proporciones.
Ninguna de las fuentes consultadas por Info Región supo precisar de forma clara en qué momento comenzó a generarse el clima de batahola contenida o si el mismo era apenas una derivación del encuentro de un par de semanas atrás en instalaciones del ministerio del Interior. Lo que tal vez obligó a un recato que no es costumbre en este tipo de ceremonias, en las que el indómito espíritu peronista suele asomar por debajo del chaleco para demostrar que, cuanto menos como hecho maldito, expresa su vitalidad a los gritos.
Luego de varias consultas se logró establecer que el primer episodio de una saga de otros sucesivos, arrancó luego que Pereyra se levantase de la mesa que compartía hasta allí con el diputado nacional Carlos Kunkel, el legislador provincial Darío Giustozzi y el vocero del ministerio de Desarrollo Social, Fernando Gray.
Mientras el jefe comunal atendía una llamada telefónica en su celular, Gray anunciaba su necesidad de retirarse para concurrir a una ceremonia que se realizaría en la Casa Rosada por la noche. Detrás de él y según confirmaron a Info Región por lo menos tres testigos, se retiraron Mauricio Taján, ex secretario de Políticas Públicas de Esteban Echeverría, y el concejal del bloque Frente para la Victoria en ese distrito, Daniel Saavedra.
Casi de inmediato, Pereyra volvió a la mesa que ocupaba e interrogó por la presencia de representantes de Echeverría para interiorizarse si, en efecto y tal como le habían informado, había entre ellos alguien ligado a Roberto Lavagna que incluso había tomado parte de la reunión anterior en la cartera política.
La réplica vino de parte del concejal Rubén Temi, formalmente compañero de bancada de Saavedra pero con quien mantiene un duro enfrentamiento que también se refleja en el recinto. El primero oficia de aliado del vecinalismo del intendente Alberto Groppi y el segundo como representante en la oposición de Gray.
“La persona que usted dice es Mauricio Taján a quien Groppi cesanteó en enero por su adhesión a Lavagna. Como el Intendente es aliado del Frente, no quería confusiones“, informó Temi. “¿Pero quién lo invitó?”, interrogó Pereyra. “ El doctor Fernando Gray, a quien no tengo el gusto de conocer, pero parece tener un gran poder de persuasión porque logró que Taján pasase de ser operador de Lavagna a ser el militante kirchnerista número uno”, ironizó el edil.
Según otras fuentes, Pereyra habría reprochado luego a Gray – ya en el acto de la Casa de Gobierno al que asistieron ambos – la presencia de Taján, durante una agria discusión que se aplacó con la intervención de Kunkel. Es que la primera línea del oficialismo se había auto impuesto reserva y cuidado para que no llegasen a la prensa detalles organizativos de la concentración que se realizará con banderas argentinas en la Plaza de los Dos Congresos.Una premisa que, como está a la vista, no se logró cumplir.
Durante el encuentro de la FAM, Giustozzi salió en defensa de Gray. Lo que en buena medida supone el ejercicio de la propia. Los dos dependen del respaldo de Pereyra para cimentar sus aspiraciones de convertirse en candidato a Intendente. Aunque sus situaciones, conviene aclararlo, no son idénticas puertas adentro del oficialismo.
Gray logró vía Kunkel un salvoconducto para ocupar una butaca en la tribuna montada en el escenario del acto que realizó el 24 de febrero el Movimiento Evita en el club Arsenal de Sarandi. Giustozzi se retiró de allí disgustado, una vez que supo que no podría acceder a ese privilegio para el que no bastaron los buenos oficios de Pereyra. Al fin y al cabo, un invitado entre otros.
En cuanto Carlos Carvajal, titular de la bancada de concejales kirchneristas en Brown y delegado del Movimiento Evita en ese territorio, intentó argüir que en ese distrito todas vertientes K se encuadraban en el Frente para la Victoria, encontró rápida resistencia en el edil disidente de ese bloque, Horacio Jerez.
“La cosa no está tan ordenada. Sí hay un sector que ya tiene candidato a Intendente, que es el de Giustozzi. Nosotros, como somos respetuosos de las decisiones del presidente Kirchner vamos a aguardar sus disposiciones”, asegura Jerez que, palabras más o menos, hizo constar en un clima ya bastante tenso.
“Este es un ámbito político. El que no tenga ambiciones personales y no le guste la disputar de poder, no tiene nada que hacer acá”, recalcó, con filosofía salomónica, Pereyra tras la alocución del edil de Brown quien, al finalizar la reunión mantuvo un diálogo con Giustozzi en el que ambos se cruzaron reproches por llevar una disputa local a ese ámbito.
“Si no lo planteo, parece que sos el dueño de Brown” le dijo Jerez al legislador. El concejal se expresó sin embargo con cautela para evaluar el episodio emergente de esta saga y que fue el que hizo que trascendiera el resto. Según aseguró Daniel Wolovich, él también habría mantenido un entredicho con Giustozzi pero de la que no hubo testigos, según se desprende de la desmentida del legislador quien tildó la versión de “absoluta falacia. No discutí con nadie.”
En la versión de Wolovich, Giustozzi lo habría amenazado con denunciarlo por corrupto y esa supuesta bravata se habría corporizado en las pintadas con que amanecieron el viernes 23 de febrero la casa contigua a la suya en San Martín al 700 de la localidad de Burzaco y los pequeños muros exteriores del Concejo Deliberante, lo que confirmado por personal legislativo.
En diálogo con este periodista, el único argumento que pudo exhibir el concejal para imputarlo fue la similitud que halló entre la caligrafía de las consignas impresas los frentes de esos inmuebles. Su línea argumental fue sostenida con recato desde la Mesa Sindical K a la que adhiere Wolovich. Para Julio Casavelo “ no hay dudas que la agresión del sector que lidera Giustozzi.” Otros, como Mariano Cascallares, que tomó parte de la reunión y admitió de forma oficial que mantiene contactos con ese sector, se limitó a decir que conocía las versiones pero que no llegó a ser testigo del episodio referido por Wolovich.
Para abonar la hipótesis de la autoría intelectual de Giustozzi, fuentes ligadas a la Mesa recordaron las pintadas y volantes que acusaron a los actuales miembros del bloque K de convertirse en aliados del justicialismo luego de haber sido electos con la boleta del Frente para la Victoria. Algunos de los afectados por esos hechos y a condición de reserva, los confirmaron. Aunque expresaron sus dudas acerca que sea el legislador quien esté detrás de ellos. Incluso algunos arriesgaron que el móvil del siniestro podría no ser político.
La relación entre Wolovich y Giustozzi es mala desde siempre. Acaso por el hecho que el concejal, histórico militante del Partido Comunista, haya ingresado a la lista de aspirantes a ese cargo en las legislativas del 2005 de la mano de su consuegro y número dos de Mario Oporto durante su gestión en la Dirección General de Escuelas, Jorge Ameal, ahora vinculado a la Mesa Sindical K.
Desde allí recordaron una reunión de aquel año en Burzaco, en la que luego de increparlo duramente, Giustozzi propinó una golpiza al funcionario bonaerense. Ameal es un hombre enjuto, de unos 60 años, y se lo conoce por sus modos pacíficos.
“La verdad es que le pegó porque al fin encontró una más petiso que él”, sostuvo con rencor evidente un contacto de ese sector, en alusión a la breve talla de Giustozzi, con quien mantienen un enfrentamiento declarado a medias a raíz de la disputa por la franquicia K que pretenden usufructuar ambos sectores. Una tácita admisión que una de las dos boletas electorales que habilitará el oficialismo irá a parar a manos del justicialismo de Jorge Villaverde.
Wolovich es también una cita habitual en las versiones oficiosas de los entendimientos que el PJ gobernante en Brown suele lograr en el Concejo Deliberante. Aunque ellas se desvanecen cuando, aún fuera de micrófono, se piden precisiones que avalen sus dichos.
Varios dirigentes y militantes de la Mesa habían adelantado que el edil presentaría una denuncia penal contra Giustozzi y él mismo se comprometió a enviar una copia de esa actuación. Hasta el cierre de este artículo, no se tuvo constancia alguna que ese trámite judicial fuese cumplido.
“Es una lástima que anden en esas cosas. Creo que cuando haya que armar la lista, vamos a estar con la gente de la Mesa compartiendo la boleta.
Esto no lleva a ningún lado. Tenemos que trabajar para la unidad y cerrar viejas heridas, admitió un concejal vinculado a Giustozzi. No parece una empresa sencilla.Daniel Bilotta (PUNTO CERO-Inforegión).
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