BUENOS AIRES, Marzo 31, (PUNTO CERO-Asteriscos Tv). Era una de sus promesas de campaña y la cumplió. Llevar a juicio a las Juntas militares que habían detentado el poder a sangre y fuego entre 1976 y 1983.
Una vez terminada la Guerra de Malvinas -a la que el dirigente radical se opuso abiertamente- y con la dictadura militar casi perimida, en 1983 se convoca a elecciones.
En esa oportunidad, Alfonsín no requirió de una disputa interna para dirimir qué correligionario representaría al partido en los comicios que marcarían el fin de la dictadura: Fernando De la Rúa, ex compañero de fórmula de Balbín, desistió de competir y cedió todo el poder al representante del progresismo dentro de la UCR.
El 30 de octubre de 1983, Alfonsín colectó más del 50% de los votos por sobre el candidato justicialista, Ítalo Luder. El 10 de diciembre debía jurar como Presidente de la Nación. Representaba no sólo la vuelta a la democracia, sino el fin de un período cruento de una golpeada Argentina.
Con la promesa de juzgar y condenar a los comandantes de la Junta Militar que gobernó el país entre 1976 y 1983, Alfonsín encaró un proceso que envió a prisión a los más altos jerarcas militares. Algo inédito para la región, que se mantuvo sobre el yugo militar durante décadas.
También se encargó del juicio a los terroristas de Montoneros y ERP, algo que la izquierda más recalcitrante argentina jamás le perdonó.
La Ley de Divorcio -que marcó un fuerte conflicto con la Iglesia Católica-, el pebliscito por el Conflicto del Canal de Beagle que finalmente trajo la paz con Chile, el traslado de la Capital Federal a Viedma, la visita de Juan Pablo II en 1987 a la Argentina, la visita a Fidel Castro en Cuba y la implementación de las Cajas PAN fueron sin duda hitos que también marcaron los años alfonsinistas.
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