El acortamiento de los plazos para la elección de candidatos y el veloz acuerdo entre los referentes nacionales del sector disparó en los últimos días la discusión por el armado de las listas seccionales y locales. Al contrario de lo que ocurrió con la lista de diputados nacionales, en la tercera no sólo aún no hay acuerdo sino que se levantan voces críticas respecto del rumbo que están tomando las negociaciones y advertencias de rupturas. Sólo Mércuri y Mónica López tienen su lugar asegurado en la cabeza de lista.
El rápido acuerdo alcanzado por el ex gobernador bonaerense Felipe Solá y el diputado Francisco de Narváez para la integración de las listas de diputados nacionales, forzado por el sorpresivo adelanto de las elecciones legislativas, sorprendió a propios y extraños, que esperaban un elevado nivel de confrontación. Sin embargo, tanta razonabilidad a nivel nacional no tuvo correlato hasta ahora en el armado de las listas de candidatos a legisladores provinciales, especialmente en la Tercera Sección Electoral -que renueva 18 diputados provinciales-, donde las disidencias amenazan con dejar el armado al borde de la ruptura.
El rápido acuerdo alcanzado por el ex gobernador bonaerense Felipe Solá y el diputado Francisco de Narváez para la integración de las listas de diputados nacionales, forzado por el sorpresivo adelanto de las elecciones legislativas, sorprendió a propios y extraños, que esperaban un elevado nivel de confrontación. Sin embargo, tanta razonabilidad a nivel nacional no tuvo correlato hasta ahora en el armado de las listas de candidatos a legisladores provinciales, especialmente en la Tercera Sección Electoral -que renueva 18 diputados provinciales-, donde las disidencias amenazan con dejar el armado al borde de la ruptura.
El problema, argumentan desde los sectores que esperaban un armado más tranquilo, es que un error en la conformación de esta lista puede costarle la victoria al peronismo disidente en la Provincia de Buenos Aires. El planteo suena razonable ya que la Tercera es la sección con más electores –más de 3,5 millones- y es, por eso mismo, la gran apuesta del kirchnerismo para revertir los números desfavorables que llegan desde el interior de la provincia.
“Si no tienen la precaución de que todos los sectores queden contenidos corremos un riesgo de desequilibrar la pulseada y perder la sección y la provincia”, explican, y lanzan una frase que pretende ser una humorada: “Si algunos creen que el conurbano es Irak, la Tercera Sección es Basora, la guerra va a durar hasta el último día”.Por el momento, las únicas postulaciones que no se discuten son la de los dos candidatos que encabezarán la nómina de aspirantes a la Cámara baja bonaerense: Osvaldo Mércuri y Mónica López.
El primero, hombre fuerte de Lomas de Zamora, apunta a renovar su banca asentado en el poder territorial que acumuló a lo largo de los años y la experiencia que ostenta como uno de los legisladores provinciales con más años en la Cámara desde la recuperación democrática. Responsable en gran medida del armado electoral del felipismo en la sección electoral más populosa de la Provincia, Mércuri cuenta con el aval de todos los distritos para encabezar la lista.
Por su parte, López es una joven pero experimentada dirigente peronista de Avellaneda que cuenta con el respaldo de Alberto Roberti, concejal y secretario general del poderoso gremio de petroleros privados, otro pilar en el armado del peronismo disidente en la región.
Los problemas surgen de allí para abajo, especialmente respecto de quiénes ocuparán los lugares correspodientes al cupo femenino que tienen mayores posibilidades de ingresar al Congreso provincial.
Es en torno a esos cargos que vastos sectores peronistas -de distritos tan disímiles y poderosos como La Matanza, Lanús, Almirante Brown y Quilmes, y muchos otros que forman parte de los 19 que integran la sección-, pierden cualquier pretensión de elegancia y parecen dispuestos a todo.
Un ejemplo de ello es la disputa por la segunda banca femenina entre los primeros seis cargos –la primera, como quedó dicho, será para López-, las mujeres en danza con posibilidades de llegar son al menos tres: una de Lanús, otra de Brown y la tercera de La Matanza.
Varias fuentes coinciden en que será la concejal Adriana Reja –de Almirante Brown- la que irá quinta en la lista. De ser así, las aspiraciones de la diputada provincial Marcelina Perez de Ibarra de renovar su banca serán arrojadas por la borda, lo mismo que la de una dirigente de La Matanza, de apellido Roca, que aspira a representar al municipio más poblado del país.
Reja, una ex funcionaria de Acción Social del municipio, responde al sector que lidera el diputado nacional Jorge Villaverde, derrotado en las elecciones de 2007 y en las legislativas de 2005, y no cuenta con el aval de otros sectores que integran la fuerza de De Narváez y menos aún el respaldo del felipismo. Esa condición la obligó a tejer pacientemente una relación con la senadora Chiche Duhalde, en quien confía para defender su postulación.“
El problema es que si va esta mujer, que nosotros ni conocemos, se cae Marcelina”, razonan con criterio desde el peronismo disidente de Lanús, y aseguran que “no van a aceptar desplazamiento en nombre de dirigentes que siguen creyéndose los dueños de la Provincia”.
La diputada Pérez de Ibarra acumula detrás de sí al poderoso sector del peronismo que se alineaba detrás del fallecido ex intendente de Lanús, Manolo Quindimil y fue una de las primeras legisladores que estuvo dispuesta a romper el bloque para armar la bancada felipista en la Cámara de Diputados bonaerense.
“Perdimos ventajas, nos jugamos con todo por convicción y detrás nuestro está medio gabinete de Manolo y casi todas las agrupaciones que lo apoyaron, así que no vamos a aceptar que un invento de última hora desplace a nuestra candidata”, advierten.
Como esa disputa, muchas otras cruzan un armado complejo y volátil, que aguarda por la irrupción de la misma dosis de racionalidad y sensatez que permitió resolver la discusión a nivel nacional.
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