domingo, noviembre 01, 2009

Juntos, pero no revueltos. Por Lic. Amalia I. Pastén.

Todos estamos inmersos en esta tierra, este mundo, esta sociedad, todos somos de una manera u otra responsables de forjar día a día una mejor calidad de vida.
Somos peregrinos, la vida es un largo camino, tenemos dado por el Creador todos talentos, o sea herramientas para transitar y debemos usarlos para hacer del andar, cada día una huella
Encontraremos en este transitar, cosas buenas y de las otras, debemos reconocerlas y aprender a usarlas en cada momento, sabiendo que todo lo que hagamos nos será devuelto multiplicado en varias veces, lo bueno y también lo malo; porque este camino es de ida y vuelta.
Somos adultos cuando aprendemos a reconocernos y a aceptarnos tal como somos (porque no somos tan buenos como nosotros nos creemos ni tan malos como los demás nos quieren hacer creer) y ante todo aprender a respetarnos y amarnos, porque si no nos amamos a nosotros mismos, mal podemos amar a los otros, ni siquiera exigir que nos respeten; además debemos reconocer el valor de cada una de nuestras acciones y diferenciar que nos corresponde y que no en cada uno de los momentos de nuestra vida. El no hacernos cargo por ejemplo de nuestros nietos, ya son responsabilidad de sus padres; escuchar al otro pero hacerse cargo de sus problemas, porque cada uno de cargar su cruz.
No debemos dejar de tener proyectos, hacer que los demás los respeten, aunque no están de acuerdo con ellos, que no se entrometan ni con hechos ni con palabras hirientes, todos dentro de su entorno pueden, porque Dios no deja a nadie sin talentos, solo hay que buscarlos dentro de uno mismo, encontrar que hacer de su vida, luego si hay que salir a buscarlas, las oportunidades están, solo basta con estar dispuesto a trabajar con ahínco, paciencia, perseverancia, fe y esperanza, prepararse, instruirse, salir de la cueva. Si la vida es un camino a recorrer hay que ponerse en el camino y cada uno a su modo, en su tiempo tiene que marcar su ruta, definirse si a la izquierda o a la derecha, que cantidad de tiempo cada día, saber mirar, disfrutar y también valorar el descanso después de la diaria tarea cumplida a la vera de la ruta bajo la sombra de un árbol.
El camino es largo y debe hacerse con un paso medido, no vaya a ser cosa que choquemos y nos lastimemos de tal manera que no podamos seguir avanzando y quedemos en el medio del camino, los otros nos pasaran por encima o bien nos pondrán al costado del camino y seguirán el suyo, es la ley de la vida.
Tal vez ahí nos demos cuenta en que hemos fallado y podamos con humildad y grandeza de corazón pedir disculpas, corregir nuestro error, cosa de adultos de verdad
Otra forma de demostrar la adultez es ocuparse cada uno de desarrollar su talento, deduciendo cuando es el tiempo propicio, el lugar adecuado, cuando el mismo debe hacerse solo y en qué momento acompañado. Cada cosa en su tiempo y armoniosamente.
Debemos reconocer que no todos estamos preparados para todo, aunque nos movamos en el mismo tiempo y espacio ya sea familiar como social y laboral los crecimientos son distintos, como los dedos de la mano están juntos pero cada uno cumple una función indispensable, como los hijos cada uno es diferente al otros a pesar de haber nacido de una misma madre y haberse criado en el mismo hogar, pero en esa diferencia está el buen funcionamiento de ese hogar
Eso es lo bueno de esta creación que ha hecho Dios, la meta es la misma, las formas de llegar son diferentes, todos en sus medidas y capacidades tienen responsabilidades y derechos a cumplir sin fallas por su bien y el del equilibrio de la sociedad en la cual vive.

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