El candidato a vice reunió en su despacho a los intendentes de la poderosa tercera sección electoral. Es la segunda incursión fuerte que hace en territorio bonaerense. Contra lo que se sospecha, son movimientos acordados con Scioli. El gran excluído es Mariotto que teme una candidatura a gobernador de Boudou para el 2015.
El candidato a vice Amado Boudou, con los intedentes de la tercera sección electoral, en el Ministerio de Economía.Ver más imágenes
Uno de los rasgos más interesantes de la política es su naturaleza dinámica, que de manera sistemática se encarga de romper las lecturas lineales. Ayer por la noche Amado Boudou desplegó todo encanto personal para seducir a los curtidos barones del Conurbano de la Tercera Sección Electoral, que con sus más de 3,2 millones de votantes define el resultados de las elecciones presidenciales y de gobernador.
La cena, realizada en uno de los salones del Ministerio de Economía, encendió luces de alarma no en el despacho de Daniel Scioli, como podría suponerse; sino en las oficinas del todavía titular del ex Comfer y candidato a vicegobernador, Gabriel Mariotto.
La rencilla entre estos “vices”, que se disputan el liderazgo del kirchnerismo de paladar negro en la provincia, refleja los crujidos que ya empezaron a darse hacia el interior del amplio conglomerado de fuerzas del oficialismo. Es una tradición en el peronismo: cuando la oposición deja de ser una amenaza, la libido puesta en la lucha por el poder gira hacia el interior del “movimiento”. Imágenes del futuro.
“Daniel está de novio con Cristina y Amado es nuestro hermano”, dejan en claro los sciolistas. Una manera de ningunear los recientes pataleos de Mariotto porque no le “presentaron” el plan de regionalización que macera Santiago Montoya. En rigor, no es que a Mariotto se le haya despertado una pasión irrefrenable por la discusión teórica la mejor manera de acercar el Estado a la gente. Lo que Mariotto buscó es notificar a Scioli que en la política bonaerense hay un nuevo actor (él) al que hay que consultar antes de avanzar en cuestiones “importantes”
A esta altura de su vida, Scioli no encuentra razones para cambiar –si después de todo le ha ido muy bien-, de manera que se ajustará a su libreto de “buenas ondas” y evitará responder toda provocación que provenga de Mariotto. Se verá en acción más que nunca a la agrupación “La Claudio María Domínguez”, como socarronamente se definen los sciolistas.
Pero acaso ya haya llegado el momento de dejar de subestimar a Scioli, que hace mucha más política de lo que parece, detrás de su imagen de buen muchacho un tanto inocente. En esa línea sumó a su afianzada relación con los históricos del PJ bonaerense como Federico Scarabino, Baldomero “Cacho” Alvarez y poderosos intendentes como Fernando Espinoza de La Matanza, una flamante alianza con Amado Boudou.
¿Pero Boudou no es el candidato del kirchnerismo para suceder a Cristina en el 2015 y en consecuencia un rival de Scioli? “La verdad es que nos llevamos bárbaro y porqué tendríamos que pelearnos hoy por una suposición de lo que va a pasar en cuatro años”, responden pragmáticos desde el sciolismo.
Los recelos con Mariotto
La desconfianza es mutua y crece con las horas. Mariotto se enteró prácticamente por la agencia Télam que los intendentes de la Tercera –supuestamente “su” base electoral-, estaban a los abrazos con Boudou, en una cena que no lo incluyó ni a la hora del café.
Es que a nadie se le escapa que Boudou también puede ser un candidato a gobernador en el 2015. De hecho, si se mira la historia reciente tres de los últimos cuatro gobernadores de la provincia de Buenos Aires llegaron al cargo desde la vicepresidencia: Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf y Daniel Scioli. “Daniel también fue vicepresidente, se preparó para gobernar la Capital y terminó en provincia, es mucho lo que tiene en común con Amado”, reconocen en La Plata.
En este entramado que se va desplegando, un dato acentuó los recelos de Boudou: se enteró de los frecuentes diálogos de Mariotto con Sergio Massa. Como se sabe, algo se rompió entre estos viejos amigos que eran Massa y Boudou.
El intendente de Tigre es hoy junto a Cristina y Scioli el político con mejor imagen de la provincia. Massa se ríe de las suspicacias que levanta, pero prefiere concentrarse en el corto plazo. Con sigilo logró colar en medio de las primarias, candidatos a intendentes en San Martín, San Fernando, 25 de Mayo, San Pedro, Carlos Pellegrini y varias localidades mas. Tráfico electoral que en varios casos puede terminar con sorpresa. “Falta mucho, después de octubre charlamos”, suele repetir.
En rigor, lo que dice Massa es una verdad a medias. Falta mucho, pero la pelea por la gobernación –de eso se trata- ya empezó. En todo caso lo que se discute es el método de acumulación. En ese sentido, Massa como Florencio Randazzo y Julián Domínguez, tienen inserción en el territorio bonaerense y están trabajando para ampliarla. Boudou y Mariotto cuentan con el sello de “Cristina”, pero todavía no han hecho pie en serio en el mapa del poder territorial bonaerense.
El impacto de la interna en La Cámpora
Esta discusión ya impactó en otro nodo de poder de la provincia: la Legislatura bonaerense. Donde empezaron a mostrarle los dientes a Mariotto que deberá presidir el Senado provincial. Scarabino y “Cacho” Alvarez iniciaron un intenso operativo de cooptación de los senadores a entrar –a los que están, ya los tienen “adentro”, explican-. Así, cuando Mariotto asuma el cargo se encontrará con un poder fragilizado.
Algo similar está ocurriendo en la Cámara de Diputados provincial, terreno en el que se tejen todo tipo de especulaciones sobre el rol que ocuparán los futuros diputados de La Cámpora, que de piso tendrá un sub-bloque de 7 legisladores.
Y aquí se cae otro mito, ese que describe a La Cámpora como una organización acerada, de un verticalismo militar. Se trata mas bien de una unión de cooperativas aglutinadas bajo el paraguas de una marca vendedora. Un franchising de mística kirchnerista que sirve de atajo y salvoconducto.
En ese marco, el sector de La Cámpora “pura” que responde a Andrés “El Cuervo” Larroque se referencia en la provincia detrás de Gustavo Romero, un militante que no es candidato a nada, pero al que todos reconocen como jefe. Este sector está alineado con Mariotto, en lo que se vislumbra como un rol duro hacia Scioli.
Frente a ellos aparece José Ottavis que integra la mesa nacional de La Cámpora pero en su rol de conductor de la JP bonaerense. “El petiso”, como lo llmana, es acaso el más político de la agrupación que creó Máximo Kirchner y ejerce un liderazgo más contemporizador con el peronismo tradicional. No parece casual que Ottavis esté alineado con Boudou. Las formas y hasta las características personales, por ejemplo de relacionarse con la gente, también inciden en la política.
Se trata entonces de un campo minado, cruzado de suspicacias y algunos datos concretos. La Casa Rosada comenzó a ralentar el envío de fondos s la provincia. Algunos le quitan toda connotación política y lo enmarcan en la escasez de fondos que se observa también en el pago a las contratistas de obra pública.
Por ahora el tema no es de urgencia, pero ya avisaron que antes del 30 de septiembre sería bueno que unos 800 millones ingresen en la arcas bonaerenses sino quieren que la administración sufra algunos inconvenientes, que ingresarían en zona de alarma si la Casa Rosada no gira los fondos necesarios para pagar los aguinaldos.
El ministro bonaerense Alejandro Arlía es quien trajina diariamente con estos sinsabores, que por esas paradojas de la vida, es el funcionario sciolista más cercano a Mariotto y el kirchnerismo. Así de ingrata es también la política. (La Política OnLine).
El candidato a vice Amado Boudou, con los intedentes de la tercera sección electoral, en el Ministerio de Economía.Ver más imágenes
Uno de los rasgos más interesantes de la política es su naturaleza dinámica, que de manera sistemática se encarga de romper las lecturas lineales. Ayer por la noche Amado Boudou desplegó todo encanto personal para seducir a los curtidos barones del Conurbano de la Tercera Sección Electoral, que con sus más de 3,2 millones de votantes define el resultados de las elecciones presidenciales y de gobernador.
La cena, realizada en uno de los salones del Ministerio de Economía, encendió luces de alarma no en el despacho de Daniel Scioli, como podría suponerse; sino en las oficinas del todavía titular del ex Comfer y candidato a vicegobernador, Gabriel Mariotto.
La rencilla entre estos “vices”, que se disputan el liderazgo del kirchnerismo de paladar negro en la provincia, refleja los crujidos que ya empezaron a darse hacia el interior del amplio conglomerado de fuerzas del oficialismo. Es una tradición en el peronismo: cuando la oposición deja de ser una amenaza, la libido puesta en la lucha por el poder gira hacia el interior del “movimiento”. Imágenes del futuro.
“Daniel está de novio con Cristina y Amado es nuestro hermano”, dejan en claro los sciolistas. Una manera de ningunear los recientes pataleos de Mariotto porque no le “presentaron” el plan de regionalización que macera Santiago Montoya. En rigor, no es que a Mariotto se le haya despertado una pasión irrefrenable por la discusión teórica la mejor manera de acercar el Estado a la gente. Lo que Mariotto buscó es notificar a Scioli que en la política bonaerense hay un nuevo actor (él) al que hay que consultar antes de avanzar en cuestiones “importantes”
A esta altura de su vida, Scioli no encuentra razones para cambiar –si después de todo le ha ido muy bien-, de manera que se ajustará a su libreto de “buenas ondas” y evitará responder toda provocación que provenga de Mariotto. Se verá en acción más que nunca a la agrupación “La Claudio María Domínguez”, como socarronamente se definen los sciolistas.
Pero acaso ya haya llegado el momento de dejar de subestimar a Scioli, que hace mucha más política de lo que parece, detrás de su imagen de buen muchacho un tanto inocente. En esa línea sumó a su afianzada relación con los históricos del PJ bonaerense como Federico Scarabino, Baldomero “Cacho” Alvarez y poderosos intendentes como Fernando Espinoza de La Matanza, una flamante alianza con Amado Boudou.
¿Pero Boudou no es el candidato del kirchnerismo para suceder a Cristina en el 2015 y en consecuencia un rival de Scioli? “La verdad es que nos llevamos bárbaro y porqué tendríamos que pelearnos hoy por una suposición de lo que va a pasar en cuatro años”, responden pragmáticos desde el sciolismo.
Los recelos con Mariotto
La desconfianza es mutua y crece con las horas. Mariotto se enteró prácticamente por la agencia Télam que los intendentes de la Tercera –supuestamente “su” base electoral-, estaban a los abrazos con Boudou, en una cena que no lo incluyó ni a la hora del café.
Es que a nadie se le escapa que Boudou también puede ser un candidato a gobernador en el 2015. De hecho, si se mira la historia reciente tres de los últimos cuatro gobernadores de la provincia de Buenos Aires llegaron al cargo desde la vicepresidencia: Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf y Daniel Scioli. “Daniel también fue vicepresidente, se preparó para gobernar la Capital y terminó en provincia, es mucho lo que tiene en común con Amado”, reconocen en La Plata.
En este entramado que se va desplegando, un dato acentuó los recelos de Boudou: se enteró de los frecuentes diálogos de Mariotto con Sergio Massa. Como se sabe, algo se rompió entre estos viejos amigos que eran Massa y Boudou.
El intendente de Tigre es hoy junto a Cristina y Scioli el político con mejor imagen de la provincia. Massa se ríe de las suspicacias que levanta, pero prefiere concentrarse en el corto plazo. Con sigilo logró colar en medio de las primarias, candidatos a intendentes en San Martín, San Fernando, 25 de Mayo, San Pedro, Carlos Pellegrini y varias localidades mas. Tráfico electoral que en varios casos puede terminar con sorpresa. “Falta mucho, después de octubre charlamos”, suele repetir.
En rigor, lo que dice Massa es una verdad a medias. Falta mucho, pero la pelea por la gobernación –de eso se trata- ya empezó. En todo caso lo que se discute es el método de acumulación. En ese sentido, Massa como Florencio Randazzo y Julián Domínguez, tienen inserción en el territorio bonaerense y están trabajando para ampliarla. Boudou y Mariotto cuentan con el sello de “Cristina”, pero todavía no han hecho pie en serio en el mapa del poder territorial bonaerense.
El impacto de la interna en La Cámpora
Esta discusión ya impactó en otro nodo de poder de la provincia: la Legislatura bonaerense. Donde empezaron a mostrarle los dientes a Mariotto que deberá presidir el Senado provincial. Scarabino y “Cacho” Alvarez iniciaron un intenso operativo de cooptación de los senadores a entrar –a los que están, ya los tienen “adentro”, explican-. Así, cuando Mariotto asuma el cargo se encontrará con un poder fragilizado.
Algo similar está ocurriendo en la Cámara de Diputados provincial, terreno en el que se tejen todo tipo de especulaciones sobre el rol que ocuparán los futuros diputados de La Cámpora, que de piso tendrá un sub-bloque de 7 legisladores.
Y aquí se cae otro mito, ese que describe a La Cámpora como una organización acerada, de un verticalismo militar. Se trata mas bien de una unión de cooperativas aglutinadas bajo el paraguas de una marca vendedora. Un franchising de mística kirchnerista que sirve de atajo y salvoconducto.
En ese marco, el sector de La Cámpora “pura” que responde a Andrés “El Cuervo” Larroque se referencia en la provincia detrás de Gustavo Romero, un militante que no es candidato a nada, pero al que todos reconocen como jefe. Este sector está alineado con Mariotto, en lo que se vislumbra como un rol duro hacia Scioli.
Frente a ellos aparece José Ottavis que integra la mesa nacional de La Cámpora pero en su rol de conductor de la JP bonaerense. “El petiso”, como lo llmana, es acaso el más político de la agrupación que creó Máximo Kirchner y ejerce un liderazgo más contemporizador con el peronismo tradicional. No parece casual que Ottavis esté alineado con Boudou. Las formas y hasta las características personales, por ejemplo de relacionarse con la gente, también inciden en la política.
Se trata entonces de un campo minado, cruzado de suspicacias y algunos datos concretos. La Casa Rosada comenzó a ralentar el envío de fondos s la provincia. Algunos le quitan toda connotación política y lo enmarcan en la escasez de fondos que se observa también en el pago a las contratistas de obra pública.
Por ahora el tema no es de urgencia, pero ya avisaron que antes del 30 de septiembre sería bueno que unos 800 millones ingresen en la arcas bonaerenses sino quieren que la administración sufra algunos inconvenientes, que ingresarían en zona de alarma si la Casa Rosada no gira los fondos necesarios para pagar los aguinaldos.
El ministro bonaerense Alejandro Arlía es quien trajina diariamente con estos sinsabores, que por esas paradojas de la vida, es el funcionario sciolista más cercano a Mariotto y el kirchnerismo. Así de ingrata es también la política. (La Política OnLine).
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