Los jóvenes de la agrupación kirchnerista de la provincia observaron absortos los desencuentros del candidato a vice con el gobernador. Si bien lo apoyan en su rechazo a la regionalización, los sorprendió que fuera a la justicia para cambiar las elecciones de Banfield. Apuntan a su entorno.
En la agrupación que conduce Máximo Kirchner, contra lo que podría creerse, no cayeron nada bien las últimas embestidas de Gabriel Mariotto contra Daniel Scioli y algunos intendentes. Se las condenó por “apresuradas”.
La gota que rebalsó el vaso fue su pelea con el kirchnerista intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, por el Club Banfield, que llevó a Mariotto a impugnar las elecciones ante la Justicia y enredarse en una pelea con el ministro Ricardo Casal, de quien depende la regulación de este tipo de entidades civiles.
Primero le pidió a la Dirección Provincial de Personas Jurídicas que depende del ministro de Seguridad y Justicia, Ricardo Casal, que frenara las elecciones y, al no lograrlo, acudió al polémico juez Luis Arias para trabarlas mediante un amparo, para colmo uno de los remedios procesales que objeta porque le traban la ley de medios.
"Nos deja mal parado al confrontar con Casal por semejante pavada, cuando tenemos que dar con él la pelea por la política de seguridad", se quejaron integrantes de La Cámpora. Menos contemplativos, en los círculos de decisión de La Plata, afirmaron: "Mariotto sigue comportándose como un concejal de Lomas de Zamora".
En La Cámpora estiman que la pelea con Scioli es de fondo y tiene que ver con la sucesión en el 2015 y lamentan que Mariotto no regule sus fuerzas ni planifique los escenarios para confrontar.
Además, en la agrupación de Máximo Kirchner evaluaron como “grave” la pelea de Mariotto con Insaurralde por un tema tan menor. “Mariotto tendría que aprovechar su simpatía y su predisposición a quedarse horas charlando y tomando mate para ganarse los intendentes que viven quejándose que Scioli no habla de política, llega en el helicóptero a los actos, habla, saluda y se va”, se lamentaban.
Si bien en el peronismo bonaerense la mayoría daba por descontado que Mariotto y La Cámpora iban a constituir un eje que marcaría de cerca a Scioli, las relaciones entre el candidato a vicegobernador y los jóvenes cristinistas, están demostrando una complejidad inesperada. En La Plata incluso se comenta de una discusión a los gritos entre el titular del Afsca y dirigentes de La Cámpora hace unas dos semanas.
La situación no hace sino confirmar una obviedad: descontado el triunfo del kirchnerismo y ante la atomización de la oposición, el conflicto político se traslada al interior del oficialismo. De hecho, como anticipó La Politica Online, Mariotto ya tiene cortocircuitos con Amado Boudou, porque ambos imaginan como un destino posible en el 2015, la gobernación de la provincia de Buenos Aires.
Apuntan a "el entorno"
Siempre a tono con las modas de la Casa Rosada, poco después del cierre de listas Scioli recibió en la gobernación a los camporistas que casi con seguridad desembarcarán en la Legislatura bonaerense el 10 de diciembre, cuando sumen no menos de tres senadores y una decena de diputados.
En ese encuentro el gobernador dejó correr la versión de la creación de un Ministerio de la Juventud para abastecer de cargos a los protegidos por Cristina Kirchner. El actual secretario de Juventud de la provincia es Santiago Carreras, lomense, cercano a Mariotto y seguramente senador electo.
Es justamente el entorno del titular de la Afca al que los camporistas culpan cuando intentan explicar porqué crea enfrentamientos apresurados con el gobernador. Otro de esos cruces es, justamente, por la futura integración del Gabinete. A destiempo, Mariotto dejó trascender su interés de influir en algunas áreas ahora monopolizadas por el equipo de Scioli.
Aunque su incorporación en las listas fue impuesta desde la Casa Rosada, los camporistas bonaerenses evitaron chocar con intendentes y legisladores luego de ser confirmados.
Y hasta hubo gestos de distensión como el de José Ottavis, líder de la JP bonaerense, quien antes de ser designado por la Casa Rosada en la lista de la primera sección como candidato a diputado provincial, tuvo la deferencia de anticiparles a los intedendentes de ese circuito su futura nominación, para que no lo sientan como una imposición.
"El problema de Gabriel es el entorno que lo embarca en peleas si medir fuerzas ni oportunidades, creen que es ahora o nunca", se lamentan en La Cámpora, que curiosamente aparecen como más moderados frente al candidato a vicegobernador, cuando por razones hasta generacionales lo habitual sería que ocurriese lo contrario.
No a la regionalización
Sin embargo, de todas las embestidas de Mariotto hay una que si cuenta con el respaldo total de La Cámpora: las impugnaciones del candidato a vice al proyecto de regionalización promovido por Scioli.
El candidato a vice ya hizo saber que se oponía a sumar una burocratización, pero, en realidad, en los círculos kirchneristas la regionalización es leída como un intento de Scioli por crear nichos de poder más reacios a recibir instrucciones desde la Nación.
“No nos queda claro como se descentralizarán los recursos y cual será su control. Descentralizar es un idea muy noventista”, definieron a La Politica Online desde La Cámpora. Y sobre todo, temen que se trata de un atajo del gobermador para sustraerles incidencia en la gestión y la política bonaerense, justo ahora que están por desembarcar.
En la agrupación que conduce Máximo Kirchner, contra lo que podría creerse, no cayeron nada bien las últimas embestidas de Gabriel Mariotto contra Daniel Scioli y algunos intendentes. Se las condenó por “apresuradas”.
La gota que rebalsó el vaso fue su pelea con el kirchnerista intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, por el Club Banfield, que llevó a Mariotto a impugnar las elecciones ante la Justicia y enredarse en una pelea con el ministro Ricardo Casal, de quien depende la regulación de este tipo de entidades civiles.
Primero le pidió a la Dirección Provincial de Personas Jurídicas que depende del ministro de Seguridad y Justicia, Ricardo Casal, que frenara las elecciones y, al no lograrlo, acudió al polémico juez Luis Arias para trabarlas mediante un amparo, para colmo uno de los remedios procesales que objeta porque le traban la ley de medios.
"Nos deja mal parado al confrontar con Casal por semejante pavada, cuando tenemos que dar con él la pelea por la política de seguridad", se quejaron integrantes de La Cámpora. Menos contemplativos, en los círculos de decisión de La Plata, afirmaron: "Mariotto sigue comportándose como un concejal de Lomas de Zamora".
En La Cámpora estiman que la pelea con Scioli es de fondo y tiene que ver con la sucesión en el 2015 y lamentan que Mariotto no regule sus fuerzas ni planifique los escenarios para confrontar.
Además, en la agrupación de Máximo Kirchner evaluaron como “grave” la pelea de Mariotto con Insaurralde por un tema tan menor. “Mariotto tendría que aprovechar su simpatía y su predisposición a quedarse horas charlando y tomando mate para ganarse los intendentes que viven quejándose que Scioli no habla de política, llega en el helicóptero a los actos, habla, saluda y se va”, se lamentaban.
Si bien en el peronismo bonaerense la mayoría daba por descontado que Mariotto y La Cámpora iban a constituir un eje que marcaría de cerca a Scioli, las relaciones entre el candidato a vicegobernador y los jóvenes cristinistas, están demostrando una complejidad inesperada. En La Plata incluso se comenta de una discusión a los gritos entre el titular del Afsca y dirigentes de La Cámpora hace unas dos semanas.
La situación no hace sino confirmar una obviedad: descontado el triunfo del kirchnerismo y ante la atomización de la oposición, el conflicto político se traslada al interior del oficialismo. De hecho, como anticipó La Politica Online, Mariotto ya tiene cortocircuitos con Amado Boudou, porque ambos imaginan como un destino posible en el 2015, la gobernación de la provincia de Buenos Aires.
Apuntan a "el entorno"
Siempre a tono con las modas de la Casa Rosada, poco después del cierre de listas Scioli recibió en la gobernación a los camporistas que casi con seguridad desembarcarán en la Legislatura bonaerense el 10 de diciembre, cuando sumen no menos de tres senadores y una decena de diputados.
En ese encuentro el gobernador dejó correr la versión de la creación de un Ministerio de la Juventud para abastecer de cargos a los protegidos por Cristina Kirchner. El actual secretario de Juventud de la provincia es Santiago Carreras, lomense, cercano a Mariotto y seguramente senador electo.
Es justamente el entorno del titular de la Afca al que los camporistas culpan cuando intentan explicar porqué crea enfrentamientos apresurados con el gobernador. Otro de esos cruces es, justamente, por la futura integración del Gabinete. A destiempo, Mariotto dejó trascender su interés de influir en algunas áreas ahora monopolizadas por el equipo de Scioli.
Aunque su incorporación en las listas fue impuesta desde la Casa Rosada, los camporistas bonaerenses evitaron chocar con intendentes y legisladores luego de ser confirmados.
Y hasta hubo gestos de distensión como el de José Ottavis, líder de la JP bonaerense, quien antes de ser designado por la Casa Rosada en la lista de la primera sección como candidato a diputado provincial, tuvo la deferencia de anticiparles a los intedendentes de ese circuito su futura nominación, para que no lo sientan como una imposición.
"El problema de Gabriel es el entorno que lo embarca en peleas si medir fuerzas ni oportunidades, creen que es ahora o nunca", se lamentan en La Cámpora, que curiosamente aparecen como más moderados frente al candidato a vicegobernador, cuando por razones hasta generacionales lo habitual sería que ocurriese lo contrario.
No a la regionalización
Sin embargo, de todas las embestidas de Mariotto hay una que si cuenta con el respaldo total de La Cámpora: las impugnaciones del candidato a vice al proyecto de regionalización promovido por Scioli.
El candidato a vice ya hizo saber que se oponía a sumar una burocratización, pero, en realidad, en los círculos kirchneristas la regionalización es leída como un intento de Scioli por crear nichos de poder más reacios a recibir instrucciones desde la Nación.
“No nos queda claro como se descentralizarán los recursos y cual será su control. Descentralizar es un idea muy noventista”, definieron a La Politica Online desde La Cámpora. Y sobre todo, temen que se trata de un atajo del gobermador para sustraerles incidencia en la gestión y la política bonaerense, justo ahora que están por desembarcar.
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