La inseguridad que marca el ritmo de Argentina, se hace notar en todos los rincones del País. Lima sigue siendo una loca-lidad que convive con el delito y la violencia, con mayor frecuencia.
De los delitos no se salva nadie. Estamos en una época donde el nivel de inseguridad y agresividad aumenta día a día. La zona norte de la provincia de Buenos Aires viene en alza negativa respecto al tema. Y en Lima, esta dura realidad continúa pegando fuerte.
La falta de efectivos policiales en la ciudad se torna cada vez más preocupante. Los delitos aumentan y los vecinos de Lima deben vivir aterrados. En el último censo realizado el 27 de octubre de 2010, arrojó que la ciudad tiene un promedio de 20.000 habitantes y a pesar de ese número tan importante, los policías disponibles para resguardar la seguridad de las personas son apenas cuatro.
Además, sólo hay un patrullero de la Dirección de Prevención Urbana (DPU) para recorrer las manzanas de la localidad. Durante los fines de semana o día normales, en escasos horarios se puede ver un móvil circulando.
A pesar de esto, Ramón Martínez, el comisario de la ciudad había manifestado que “en la próxima tanda de efectivos que salga, podrían venir algunos para acá y tratar de revertir de a poco esta situación tan compleja”.
Ni siquiera autoridades y funcionarios de Lima se salvaron de esta problemática.
Hace dos meses, Francisco Olazagasti fue víctima de un robo. Entraron a su casa, la desvalijaron y se llevaron pertenencias muy importantes de valores económicos y relacionadas a la actividad laboral del hombre. Desde entonces y por la forma en que ingresaron a la vivienda se cree que son personas de la ciudad, que la conocen muy bien, que tienen todo muy vigilado y saben cuándo actuar con impunidad para que nadie los descubra ni los encuentre. Se espera mientras tanto, que puedan llegar esos efectivos que el comisario dijo que podrían incorporarse a la localidad. Pero aún no ha habido respuesta alguna sobre cuándo y qué cantidad de efectivos serían los que vendrían.
Como consecuencia, los vecinos de Lima deberán seguir teniendo mucho cuidado, debido a la escasez de personal y el peligro que los golpea. (El Debate).
De los delitos no se salva nadie. Estamos en una época donde el nivel de inseguridad y agresividad aumenta día a día. La zona norte de la provincia de Buenos Aires viene en alza negativa respecto al tema. Y en Lima, esta dura realidad continúa pegando fuerte.
La falta de efectivos policiales en la ciudad se torna cada vez más preocupante. Los delitos aumentan y los vecinos de Lima deben vivir aterrados. En el último censo realizado el 27 de octubre de 2010, arrojó que la ciudad tiene un promedio de 20.000 habitantes y a pesar de ese número tan importante, los policías disponibles para resguardar la seguridad de las personas son apenas cuatro.
Además, sólo hay un patrullero de la Dirección de Prevención Urbana (DPU) para recorrer las manzanas de la localidad. Durante los fines de semana o día normales, en escasos horarios se puede ver un móvil circulando.
A pesar de esto, Ramón Martínez, el comisario de la ciudad había manifestado que “en la próxima tanda de efectivos que salga, podrían venir algunos para acá y tratar de revertir de a poco esta situación tan compleja”.
Ni siquiera autoridades y funcionarios de Lima se salvaron de esta problemática.
Hace dos meses, Francisco Olazagasti fue víctima de un robo. Entraron a su casa, la desvalijaron y se llevaron pertenencias muy importantes de valores económicos y relacionadas a la actividad laboral del hombre. Desde entonces y por la forma en que ingresaron a la vivienda se cree que son personas de la ciudad, que la conocen muy bien, que tienen todo muy vigilado y saben cuándo actuar con impunidad para que nadie los descubra ni los encuentre. Se espera mientras tanto, que puedan llegar esos efectivos que el comisario dijo que podrían incorporarse a la localidad. Pero aún no ha habido respuesta alguna sobre cuándo y qué cantidad de efectivos serían los que vendrían.
Como consecuencia, los vecinos de Lima deberán seguir teniendo mucho cuidado, debido a la escasez de personal y el peligro que los golpea. (El Debate).
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