Con distintas dificultades legales y técnicas, los tres grupos empresarios batallan para ofrecer un servicio integral de TV por cable, internet y telefonía. Metrotel, del Grupo Roggio, ya solicitó una licencia y aguarda la respuesta del AFSCA de Mariotto. Daniel Hadad intenta evitar los costos del soterramiento. Y el multimillonario mexicano Carlos Slim también se sumaría a la pelea.
La guerra por ingresar en el millonario negocio del Triple Play tiene nuevos actores. A la histórica puja entre las telefónicas y Clarín, se sumaron el Grupo Roggio, Daniel Hadad y hasta el multimillonario mexicano Carlos Slim. Pero cada uno tiene batallas y complicaciones propias -tanto técnicas como legales- y deberán superarlas para poder ofrecer ese tan preciado servicio que hasta el momento sólo es operado por Telecentro, de Alberto Pierri.
El Grupo Roggio, por ejemplo, cuenta con una red propia de fibra óptica, y a través de Metrotel ofrece telefonía IP y acceso a internet. En un principio, esta empresa apuntó a brindar servicios corporativos -uno de sus principales clientes es el Subterráneo de Buenos Aires- pero ahora intentará masificar su cartera sumando TV por cable.
Pero para Metrotel existen algunas dificultades. Por un lado, la nueva Ley de Medios plantea en su artículo 24 que cualquier empresa prestadora de servicios públicos "no puede ser titular o accionista" de compañías que tengan licencia de "servicios de comunicación audiovisual".
Desde la firma de Roggio, sin embargo, dicen que la telefonía IP (es decir, sobre Internet) no es un "servicio público" como la telefonía tradicional, sino que es un valor agregado a internet. "No tenemos ninguna restricción para dar TV. De hecho, ya pedimos la licencia para poder brindar televisión por cable y estamos esperando la respuesta", aseguró a LPO María Sol García Alcat, jefa de Marketing de Metrotel.
Por otro lado, en el mercado también se minimiza el peso de la red que Roggio desarrolló para este negocio. "Sirve para las manzanas que están cerca del subte. A pocas cuadras, ya no llega su tendido. Así que tendrían que hacer un montón de obras", explicó una fuente.
"Tenemos 1200 kilómetros de fibra, sólo contando los troncales. Y el subte es de apenas 60 kilómetros. Son un cliente más, pero nuestra potencialidad es muy superior. Operamos en Neuquen, Córdoba, Rosario, Capital Federal. Y tenemos presencia en 37 municipios. Así que la potencialidad es enorme. En el mercado masivo de telefonía IP, por ejemplo, ya tenemos más de 10 mil usuarios", contradice Alcat.
El otro actor que puja por ingresar es el empresario de medios Daniel Hadad, en sociedad con Mario Montoto. Aunque todavía no saben con qué empresa jugarán, estarían interesados en trazar una red aérea para evitar lo más costoso del negocio: el soterramiento del cableado.
La ley, no obstante, obliga a todas las empresas a enterrar sus cables. A todas, menos a Clarín, que recibió un beneficio de nada menos que 20 años para soterrar su red. Esta excepcionalidad está cuestionada en la Jusiticia por la firma Gigared, quien pidió una impugnación por afectar a la libertad de competencia.
Lo cierto es que, actualmente, Hadad y Montoto explotan por vía aérea las cámaras de seguridad de la Ciudad, que ya son más de tres mil. En este caso, también se evitó el soterramiento con el argumento de la urgencia y la importancia de la instalación de estos dispositivos para garantizar la seguridad.
Pero, ¿por qué se sumaron tantos actores a esta guerra? Sucede que hasta hace pocos años, la instalación de una red -aunque fuese pequeña- capaz de brindar un servicio de Triple Play era muy costosa. Hay dos tecnologías que pueden conducir las señales: los cables de cobre y la fibra óptica.
Históricamente, las compañías trazaban su redes de manera mixta: las líneas troncales eran de fibra óptica -un material más avanzado pero también más caro-, y los ingresos a los domicilios se hacían a través de los cables de cobre. Los especialistas se replantearon esta estrategia y, tras varias investigaciones, las compañías estadounidenses Verizon y AT&T consiguieron abaratar el acceso domiciliario por fibra óptica, lo que facilitó la transmisión de las señales del Triple Play.
De este modo, el tendido de una red dejó de ser algo exclusivo de los gigantes de las telecomunicaciones. En Argentina, no sólo las companías telefónicas o el Grupo Clarín -que, en rigor, son las que tienen los tendidos más grandes del país- pueden acceder a este negocio.
La tranquilidad de Clarín
El empresario mexicano Carlos Slim también estaría interesado en ingresar en esta batalla. Tanto es así, que hizo una oferta por Telecentro. Pero habría desistido de realizar esa compra, cuando descubrió que la empresa de Pierri infló el número de abonados y la extensión de su trazado.
Slim empezó a invertir en la ampliación de sus redes, pero todavía está sectorizado. Tiene presencia en los municipios de Tres de Febrero, Morón, Vicente Lopez, Avellaneda y Berazategui. Su poder económico es, sin duda, una carta a su favor: podría comprar actores pequeños.
En Cablevisión, sin embargo, dicen estar tranquilos. Por un lado, cuentan con la serenidad de tener una de las redes más importantes del país, y un nivel de inversión que dificilmente pueda ser equiparado por los nuevos actores. Para lanzar Evolution Fibertel 30 megas, por ejemplo, invirtieron nada menos que 250 millones de dólares.
Además, consideran que el proyecto de Hadad tiene muchas complicaciones y que Slim recién está cableando en algunas zonas. No observan ninguna amenaza por el momento, y sostienen que todos estos actores probablemente se estén posicionando para el futuro, por si algún jugador internacional importante -el propio Slim, por caso- se decidiera a invertir fuerte en el país.
"Podrían ofrecer a un nuevo inversor el beneficio de no arrancar desde cero y le podrían vender sus pequeñas redes. Ese sería un posible negocio", explicó una fuente a La Política OnLine.
La guerra por ingresar en el millonario negocio del Triple Play tiene nuevos actores. A la histórica puja entre las telefónicas y Clarín, se sumaron el Grupo Roggio, Daniel Hadad y hasta el multimillonario mexicano Carlos Slim. Pero cada uno tiene batallas y complicaciones propias -tanto técnicas como legales- y deberán superarlas para poder ofrecer ese tan preciado servicio que hasta el momento sólo es operado por Telecentro, de Alberto Pierri.
El Grupo Roggio, por ejemplo, cuenta con una red propia de fibra óptica, y a través de Metrotel ofrece telefonía IP y acceso a internet. En un principio, esta empresa apuntó a brindar servicios corporativos -uno de sus principales clientes es el Subterráneo de Buenos Aires- pero ahora intentará masificar su cartera sumando TV por cable.
Pero para Metrotel existen algunas dificultades. Por un lado, la nueva Ley de Medios plantea en su artículo 24 que cualquier empresa prestadora de servicios públicos "no puede ser titular o accionista" de compañías que tengan licencia de "servicios de comunicación audiovisual".
Desde la firma de Roggio, sin embargo, dicen que la telefonía IP (es decir, sobre Internet) no es un "servicio público" como la telefonía tradicional, sino que es un valor agregado a internet. "No tenemos ninguna restricción para dar TV. De hecho, ya pedimos la licencia para poder brindar televisión por cable y estamos esperando la respuesta", aseguró a LPO María Sol García Alcat, jefa de Marketing de Metrotel.
Por otro lado, en el mercado también se minimiza el peso de la red que Roggio desarrolló para este negocio. "Sirve para las manzanas que están cerca del subte. A pocas cuadras, ya no llega su tendido. Así que tendrían que hacer un montón de obras", explicó una fuente.
"Tenemos 1200 kilómetros de fibra, sólo contando los troncales. Y el subte es de apenas 60 kilómetros. Son un cliente más, pero nuestra potencialidad es muy superior. Operamos en Neuquen, Córdoba, Rosario, Capital Federal. Y tenemos presencia en 37 municipios. Así que la potencialidad es enorme. En el mercado masivo de telefonía IP, por ejemplo, ya tenemos más de 10 mil usuarios", contradice Alcat.
El otro actor que puja por ingresar es el empresario de medios Daniel Hadad, en sociedad con Mario Montoto. Aunque todavía no saben con qué empresa jugarán, estarían interesados en trazar una red aérea para evitar lo más costoso del negocio: el soterramiento del cableado.
La ley, no obstante, obliga a todas las empresas a enterrar sus cables. A todas, menos a Clarín, que recibió un beneficio de nada menos que 20 años para soterrar su red. Esta excepcionalidad está cuestionada en la Jusiticia por la firma Gigared, quien pidió una impugnación por afectar a la libertad de competencia.
Lo cierto es que, actualmente, Hadad y Montoto explotan por vía aérea las cámaras de seguridad de la Ciudad, que ya son más de tres mil. En este caso, también se evitó el soterramiento con el argumento de la urgencia y la importancia de la instalación de estos dispositivos para garantizar la seguridad.
Pero, ¿por qué se sumaron tantos actores a esta guerra? Sucede que hasta hace pocos años, la instalación de una red -aunque fuese pequeña- capaz de brindar un servicio de Triple Play era muy costosa. Hay dos tecnologías que pueden conducir las señales: los cables de cobre y la fibra óptica.
Históricamente, las compañías trazaban su redes de manera mixta: las líneas troncales eran de fibra óptica -un material más avanzado pero también más caro-, y los ingresos a los domicilios se hacían a través de los cables de cobre. Los especialistas se replantearon esta estrategia y, tras varias investigaciones, las compañías estadounidenses Verizon y AT&T consiguieron abaratar el acceso domiciliario por fibra óptica, lo que facilitó la transmisión de las señales del Triple Play.
De este modo, el tendido de una red dejó de ser algo exclusivo de los gigantes de las telecomunicaciones. En Argentina, no sólo las companías telefónicas o el Grupo Clarín -que, en rigor, son las que tienen los tendidos más grandes del país- pueden acceder a este negocio.
La tranquilidad de Clarín
El empresario mexicano Carlos Slim también estaría interesado en ingresar en esta batalla. Tanto es así, que hizo una oferta por Telecentro. Pero habría desistido de realizar esa compra, cuando descubrió que la empresa de Pierri infló el número de abonados y la extensión de su trazado.
Slim empezó a invertir en la ampliación de sus redes, pero todavía está sectorizado. Tiene presencia en los municipios de Tres de Febrero, Morón, Vicente Lopez, Avellaneda y Berazategui. Su poder económico es, sin duda, una carta a su favor: podría comprar actores pequeños.
En Cablevisión, sin embargo, dicen estar tranquilos. Por un lado, cuentan con la serenidad de tener una de las redes más importantes del país, y un nivel de inversión que dificilmente pueda ser equiparado por los nuevos actores. Para lanzar Evolution Fibertel 30 megas, por ejemplo, invirtieron nada menos que 250 millones de dólares.
Además, consideran que el proyecto de Hadad tiene muchas complicaciones y que Slim recién está cableando en algunas zonas. No observan ninguna amenaza por el momento, y sostienen que todos estos actores probablemente se estén posicionando para el futuro, por si algún jugador internacional importante -el propio Slim, por caso- se decidiera a invertir fuerte en el país.
"Podrían ofrecer a un nuevo inversor el beneficio de no arrancar desde cero y le podrían vender sus pequeñas redes. Ese sería un posible negocio", explicó una fuente a La Política OnLine.
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