domingo, julio 22, 2012

Un corralito que este gobierno no reconoce ni reconocerá. Por José Calero.

Cientos de miles de personas que suscribieron boletos de compraventa en cuotas u otro tipo de contratos quedaron entrampadas por el cepo cambiario. Cristina simula que el problema no existe. ¿Un corralito a la inversa?
"La historia se repite primero como tragedia y, después, como farsa". Con esa frase, Karl Marx, el hombre que revolucionó las ideas sobre el capitalismo y dio pie al socialismo, introdujo su obra revisionista sobre el "18 Brumario de Napoleón Bonaparte". La máxima de Marx, usada indistintamente hasta en situaciones disímiles, viene bien para aludir el daño provocado sobre la economía por la decisión de la presidenta Cristina Fernández de anular el acceso al dólar.

Los argentinos, acostumbrados a los cambios de reglas de juego permanentes, se resignan ante la nueva realidad cambiaria, cada vez más parecida a la Venezuela de Chávez, pero el gobierno ni siquiera admite el perjuicio provocado, como si hubiese un sector de la población que hubiese perdido la categoría de ciudadano.

Marx fue un teórico brillante, estudiado a fondo por el actual viceministro de Economía, Axel Kicillof, hombre clave en el esquema de asesores que tiene la Presidenta, y por eso recordar aquella frase viene al caso para describir el daño provocado por el kirchnerismo a cientos de miles de personas que, confiadas en que no habría nuevos cambios en las reglas de juego, se endeudaron en dólares antes del cepo cambiario, en especial en el sector inmobiliario.

El daño se refrescó cuando el ministro de Economía, Hernán Lorenzino -a quien apodan el "mudo" quienes no lo quieren en la Casa Rosada-, aseguró que el mercado paralelo del dólar es "una cuestión absolutamente marginal, que no tiene impacto directo en las variables macroeconómicas".

Tal vez no lo tenga sobre la macroeconomía, pero sí sobre los cientos de miles de familias que firmaron boletos de compraventa o suscribieron deudas en dólares antes de que Cristina se diese cuenta de que su gobierno generaba tal nivel de desconfianza que la fuga de capitales crecía a razón de 500 millones de dólares por semana.

Así fue que ordenó cerrar el grifo de la venta de dólares y dejó fuera de juego a la gente que ya se había endeudado antes de adoptarse esta medida sorpresiva y sorprendente.

"La historia se repite como tragedia", como ocurrió mil veces en la Argentina -Rodrigazo y otras megadevaluaciones mediante- y luego como "farsa", porque si bien causó un daño enorme, para el gobierno haber prohibido el acceso a los dólares a valor oficial carece de importancia.

Para Lorenzino, el dólar "blue" es "una actividad absolutamente ilícita que debe reducirse a eso: un hecho que debe verse desde el punto de vista de cualquier delito".

Graciela Muñiz, la defensora del cliente bancario, dijo que el tema del daño provocado a los deudores en dólares ya fue planteado al Banco Central, para que se autorice a quienes tienen boletos de compraventa firmados el acceso a los dólares al valor oficial.

Sin embargo, desde el BCRA que dirige Mercedes Marcó del Pont no hubo respuesta, e incluso hasta los bancos están retaceando los dólares a quienes tenían créditos tomados y que, según resolución del Central, hasta el 31 de octubre pueden transformarlos en dólares a valor oficial.

La pregunta surge de inmediato: ¿Qué deberían hacer quiénes se endeudaron en dólares?

La disyuntiva es que si esos deudores no cancelan sus obligaciones en dólares, les ejecutan los contratos, y si tienen la suerte de contar con los pesos para comprar los que necesitan en el mercado negro, están cometiendo un ilícito desde la óptica oficial.

Lorenzino destacó que el 3 de agosto próximo el gobierno cumplirá con un hito, porque pagará la última cuota del corralito. Sin embargo, otro corralito parece estar gestándose: el que se le impuso a aquellos deudores en dólares, a quienes se dejó a la deriva sin que a nadie parezca importarle su destino.

Un corralito que este gobierno no reconoce ni reconocerá, pero que también provocará un daño enorme a miles de familias argentinas. (Asteriscos TV).

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