lunes, febrero 19, 2007

ALMIRANTE BROWN. Espíritu renacentista en clave postmoderna.

ALMIRANTE BROWN, Febrero 20, (PUNTO CERO-Inforegión) La rueda de prensa convocada el jueves pasado por los ediles que responden a Darío Giustozzi tuvo por cometido original el respaldo del bloque frentista a su candidatura a Intendente. Dejó a la vista, no obstante, resabios de modos atribuibles a los Príncipes de la Edad de Oro, aunque con el sesgo de decadencia que viene aquejando a la dirigencia política desde fines del siglo XX.
El lanzamiento de la candidatura de Darío Giustozzi por parte de los concejales del Frente para la Victoria que le responden, pareció de a ratos tener por inspiración el espíritu que los Príncipes del Renacimiento imprimieron a sus Cortes, cuando el hombre se redescubrió a sí mismo como eje trascendente en la construcción de su destino.
Claro que careció del esplendor y el brillo del Siglo de Oro, como suele denominarse aquella era en un dejo de melancolía que, según algunos investigadores, lleva a las sociedades a vivir como cierto el mito que todo tiempo pasado fue mejor.
En un acto de justicia y desde la lógica pura, habrá que concederles la validez del razonamiento. En otro de sentido común, la añoranza de una época ida es, a veces, el refugio desde donde es posible aguardar que llegue otra mejor. No solo para los simples ciudadanos. También para las dirigencias vernáculas, que no logran deshacerse del sesgo decadente que las persigue desde fines de los años 90.
Como en los salones de la Europa del siglo XV, la sucesión de asientos pareció responder a la intención nítida de establecer un orden vertical, aún bajo la disimulada horizontalidad en que se ubicaron los actores.
La sola disposición de un estrado demasiado amplio para un salón estrecho, no hizo más que volver más visible la incomodidad de quienes se recelan más que lo que se toleran. No dejó de vivirse como una sorna para protagonistas y observadores, que Jorge Herrero Pons apareciese rodeado por Norma Warell y el presidente de la bancada, Carlos Carvajal.
La encerrona para el atildado edil resultó alegórica. Rodeado como estaba por Warell y su peinado afro - fiel al soul del black power - y el corpulento Carvajal. Por imperio de las circunstancias, Herrero Pons suele convertirse en la única voz crítica que padece Giustozzi en su papel de conductor de masas. Al que aportan su phisyque du rol Warrell y Carvajal, encargados de aportar el touch nac y pop a la corriente que orienta.
Tal vez de forma involuntaria, el PJ colaboró con el montaje de la escena que tuvo reminiscencias de fresco pictórico. Aunque sin llegar a niveles de expresión como los logrados por Da Vinci o Boticelli, por citar dos artistas paradigmáticos de aquel período.
Ocurrió que el oficialismo, predispuesto por acto reflejo a obstaculizar a la oposición, retaceó el pomposamente denominado Salón de Reuniones, como suele motejarse al espacio que oficia de recinto en el precario inmueble que cumple el rol de sede del Concejo Deliberante.
Por eso el contacto con el periodismo debió tener lugar en el despacho que comparten Warrell y Herrero Pons. Apiñados en ese espacio, ediles, consejeros escolares y los cuatro periodistas que respondieron a la convocatoria, se vivió allí una experiencia de colectivismo inédita. En especial, cuando fue el jefe de prensa de Giustozzi, Gastón Condenanza, el que llevó la batuta para entremezclar entre las pocos interrogantes que se formularon a los concejales aquellos que respondieran al objetivo real del encuentro. Realzar al diputado provincial.
Que las preguntas en ese sentido se dirigiesen a Warrell y a Eduardo Fabiani, con una estética british que subraya su carácter retro setentista, no dejaron lugar a dudas del efecto perseguido por el legislador provincial con su ausencia. Restaurar el espíritu de la alquimia y la física: que su figura gravite por el peso de la ausencia.
Poco fue lo nuevo que aportó a su candidatura este lanzamiento. Apenas la confirmación que luchará por el cargo al que aspira desde una cosmovisión donde la política volverá a lucir sus facetas más descarnadas.
Daniel Bilotta (PUNTO CERO-Inforegión).

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