BUENOS AIRES, Julio 31, (PUNTO CERO) Si un país que fue rico cae en la pobreza por falencias de la dirigencia política, se engendra un proceso de desintegración social. La población se siente desposeída, desconociendo los responsables y las causas de su deterioro. Lucha por su recuperación a cualquier costo y siguiendo a cualquiera que se la prometa. Las urgencias diarias y la aparición de políticos incapaces y corruptos, destroza la democracia y la armonía en la sociedad.
Argentina fue y es un país rico, pero un 40% de su población está bajo el límite de la pobreza y otro 30% de clase media, ha caído en su nivel de ingresos. Con el 70% de la población que no puede satisfacer sus necesidades, no es posible la vigencia de la democracia. La ciudadanía desorientada busca su salvador, sin preocuparse si es un político incapaz, corrupto, maquiavélico, violador de las instituciones, creador de falsos enfrentamientos dentro de la sociedad y destructor del futuro de bienestar general. Acuciada, se entrega al impostor.En este contexto político social, la democracia es una ficción. La situación del pueblo debe mejorarse con una fuerte inversión privada, disminuyendo impuestos. (PUNTO CERO).
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