domingo, noviembre 11, 2007

Los secretos del escándalo en el Barco Casino. Por Nicolás Fiorentino

BUENOS AIRES, Noviembre 11, (PUNTO CERO-La Política OnLine) El interés del empresario K Cristóbal López de quedarse con la totalidad del negocio se oculta en la violencia en Puerto Madero. A su vez, el sindicalista Omar Suárez intenta cooptar todo el personal en su gremio y así quitarle una importante caja a Aleara, el sindicato que conduce el macrista Daniel Amoroso, y por consecuencia al aparato político de Mauricio Macri.
La violenta pelea que se vivió en el Barco Casino esconde más entreveros que la disputa entre dos gremios por quedarse con una importante planta de trabajadores. Un millonario negocio de estrecho vínculo político se teje bajo la nube oscura e insoportable que dejaron los gases lacrimógenos a los que apeló Prefectura para detener la gresca.
Tan sólo para conocer la amplitud de facetas y lecturas que ofrece el conflicto por el negocio del juego de Puerto Madero, basta con citar a los diferentes actores que tienen sus ojos puestos en las naves ancladas junto a la ciudad de Buenos Aires.
La versión oficial habla de una lucha despiadada de dos gremios por quedarse con el personal que opera el Casino. Dos gremios tan dispares y de intereses políticos tan distintos que los coletazos de un enfrentamiento entre ellos apuntan directamente a una puja de poder, con epicentro en la ciudad y con dos líneas políticas como rivales: el kirchnerismo y el macrismo.
El antecedente que quedará luego del episodio es que mientras se llevaba adelante una Asamblea de trabajadores de Aleara, irrumpió sorpresivamente un grupo de “matones” del “Caballo” Omar Suárez, titular de SOMU, comenzando un violento enfrentamiento que terminó con varios heridos, detenidos y la intervención –tardía- de Prefectura.
Según explicó Daniel Amoroso, titular de Aleara y legislador porteño de PRO, “se liberó la zona y entre las 5 y las 6 de la mañana, cuando se desarrollaba una asamblea, irrumpió esta gente”. Mientras intentaba que la fiscalía de La Boca le tome la denuncia –algo que finalmente no ocurrió sino que sospechosamente recayó en el juzgado de María Servini de Cubría-, dialogó con La Política Online y explicó algo de todo lo sucedido.
Tras deslindarse de un interés político por la caja del Casino y del gremio, se limitó a afirmar que “es una continuidad del conflicto anterior, pero el trasfondo político de lo sucedido todavía lo desconozco”. Y agregó: “Omar Suárez se hizo kirchnerista y me acusa de macrista y otras cosas, pero la realidad es que quiere quedarse con todo el barco”. Hoy, de los 2.200 empleados que trabajan en el Barco, menos de 500 pertenecen a SOMU.
Un fuerte rumor que recorría los alrededores del Casino en la previa a las elecciones era que el propio Néstor Kirchner había ordenado frenar cualquier cuestión vinculada el conflicto, algo que se alinea con otros sucesos como el llamado a indagatoria de la ex ministra Felisa Miceli horas después de la consagración de Cristina Kirchner o la excarcelación del polémico funcionario kirchnerista, Daniel Varizat, puesto en libertad en las últimas horas luego de atropellar intencionalmente a una decena de manifestantes con su camioneta. Justamente por esto, las sospechas de una zona liberada y une sorpresiva embestida de patoteros del gremio marítimo apuntan a una lectura de neto corto político.

Cristóbal quiere todo
Sin embargo, la disputa gremial por una importante caja tendría a su vez otros actores que, desde la comodidad de sus lujosas habitaciones, esperan sentados la resolución del asunto para hacer su aparición excluyente. Aquí entre en juego Cristóbal López, empresario estrechamente ligado al gobierno y dueño de Casino Club, actualmente socia del grupo español Cirsa en Estrella de la Fortuna y Princess, los barcos donde los apostadores dejan entre 30 y 35 millones de pesos por mes.
El rumor más fuerte es que la ambición del patagónico de suculentas cuentas bancarias y habitual beneficiario de obra pública en Santa Cruz no estaría saciada con este porcentaje: quiere la totalidad del Casino.
Con esta inestabilidad incesante apoyada en un conflicto sindical se crea un panorama más que apto para la aparición de sus millones. Mucho más si se tiene en cuenta el innegable retroceso a nivel mundial del empresario Manuel Lao –dueño de Cirsa- y su pésima relación con el gobierno.
Basta recordar la aparición de miles de euros escondidos en jamones que le detectó la Aduana para notar la persecución fina que la Casa Rosada tenía plasmada sobre él. Sugestivas manchas que caen sobre Cirsa que, sumadas el escándalo, facilitarían su salida del país. Ahí quedarían por resolverse otros negocios entre Lao y López, como el Casino que juntos construyen en Rosario.

Golpe al macrismo
La habilidad política de Kirchner en este entuerto no sólo cumpliría con favores a su empresario amigo. La disputa de poder en el ámbito porteño por la inminente llegada de Mauricio Macri a la jefatura de gobierno podría tener aquí su primer round.
De concretarse el pase que exige el “Caballo” Suárez, el gremio de Amoroso se quedaría sin su mayor ingreso, fondos que podrían tener como destino la instalación de la plataforma PRO a nivel comunal y que sumarían escalones al avance de Macri a nivel nacional.
Por eso, en caso de que el asunto prospere judicialmente, el polémico sindicalista Omas Suárez –famoso por protagonizar un escándalo en el Congreso de la OIT en Ginebra, donde apareció a los gritos y totalmente ebrio, lo que llevó a que la propia Cristina Kirchner ordenara que lo retiraran del lugar- gozaría de toda la protección judicial del kirchnerismo para obtener su tan preciado tesoro: los 1.700 empleados del Casino que hoy están encuadrados en Aleara.
Con su habitual verborragia, el gremialista que se autodefine como “el primer kirchnerista” amenazó: "El único que despacha el barco es el Sindicato Obreros Marítimos Unidos y, si se retira el SOMU, el establecimiento laboral se cierra".
El violento SOMU ya había protagonizado un hecho similar o peor. En junio pasado, una pelea similar dejó como saldo 10 heridos, luego de que más de 400 empleados del casino denunciaran que miembros del SOMU atacaron con revólveres y cuchillos a varios compañeros. Pese a eso, Suárez destacó que su organización “es la más pacífica de la Republica Argentina”.
De por sí, ya lo ocurrido hoy provoca pérdidas millonarias al Casino. Se habla de uno y dos millones de pesos por día que permanezca cerrado, más la inversión en arreglos luego de los destrozos, donde volaron desde botellas hasta muebles enteros.
El viejo manual del brazo armado como punta de lanza de un accionar político sumó así una nueva carilla y parece no tener fin. (PUNTO CERO-La Política OnLine).

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