Las terapias grupales están creciendo en Argentina y son el encuentro con el otro, con su sufrimiento.
Un grupo es una unidad estructural y dinámica, distinta a la suma de los individuos, que la componen pero íntimamente dependiente de la presencia o ausencia de sus integrantes. Por eso, es necesario seleccionar a los integrantes de un mismo grupo y cuando se introduce un nuevo integrante en un grupo ya formado, estudiar cuidadosamente cuáles son las posibilidades de que pueda integrarse adecuadamente.
Hay distintos criterios de seleccionar, pero siempre es necesario tener en cuenta tanto los intereses del individuo como los del grupo. Un grupo funciona mucho mejor si está formado por integrantes que cumplen distintas funciones dentro del grupo. El grupo debe ser de por sí un “instrumento terapéutico”, es decir, que además de la labor del terapeuta, la interrelación de cada integrante con los demás durante las sesiones debe tener un efecto beneficioso para todos.
“Este tipo de terapias está creciendo en la Argentina. El encuentro con el otro, con su sufrimiento y escuchar no sólo la palabra del terapeuta invita a un encuentro social y a entender que el otro existe. El estar junto al otro que te comprenda es muy contenedor. Ya el sólo hecho de estar en grupo es terapeútico”, sostiene Horacio Serebrinsky, doctor en Psicología y director de la Escuela Sistémica Argentina.
El terapeuta que coordine este tipo de terapias grupales debe tener una formación especial y haber vivido un tratamiento. Además, como cualquier terapeuta, tiene que tener carisma, capacidad para contener al paciente en situaciones traumáticas y fundamentalmente tener una mirada que no sólo apunte a la individual sino también a lo grupal.
Hablamos de grupos, que se juntan en un sufrimiento, un malestar, que no son los mismos conflictos, separaciones, muertes, problemas de pareja. Pero el sufrimiento es el común denominador, cuando el grupo se integra esto es muy común. Otra elemento que aparece también es el consejo del otro que ya vivió, que en la psicoterapia individual, no aparece mucho el consejo, sino aparece la opinión. Otra de las cosas que pasa es la catarsis, que es claramente lo que paso ahí, la catarsis de poder llorar, pelear, enojarse. “Los beneficios de este tipo de terapias son poder escuchar, poder hablar con libertad sin perder la personalidad de cada individuo, la compañía, la contención y el cambio personal se activa dentro del grupo con un apoyo constante sin exigencia”, resume Serebrinsky.
Horacio Serebrinsky es Psicólogo y Dr. en Psicología (Univ. Kennedy de Bs. As.).Formado en Terapia sistémica en el Centro de parejas y familia de Bs. As. y en el MRI de Palo Alto. Es profesor titular y secretario del Depto. de Psicología social de la Univ. Kennedy. Es director de la Escuela Sistémica Argentina y autor del libro “Todos fracasos. Experiencias terapeúticas para psicólogos, pacientes e impacientes”. (Asteriscos TV).
Un grupo es una unidad estructural y dinámica, distinta a la suma de los individuos, que la componen pero íntimamente dependiente de la presencia o ausencia de sus integrantes. Por eso, es necesario seleccionar a los integrantes de un mismo grupo y cuando se introduce un nuevo integrante en un grupo ya formado, estudiar cuidadosamente cuáles son las posibilidades de que pueda integrarse adecuadamente.
Hay distintos criterios de seleccionar, pero siempre es necesario tener en cuenta tanto los intereses del individuo como los del grupo. Un grupo funciona mucho mejor si está formado por integrantes que cumplen distintas funciones dentro del grupo. El grupo debe ser de por sí un “instrumento terapéutico”, es decir, que además de la labor del terapeuta, la interrelación de cada integrante con los demás durante las sesiones debe tener un efecto beneficioso para todos.
“Este tipo de terapias está creciendo en la Argentina. El encuentro con el otro, con su sufrimiento y escuchar no sólo la palabra del terapeuta invita a un encuentro social y a entender que el otro existe. El estar junto al otro que te comprenda es muy contenedor. Ya el sólo hecho de estar en grupo es terapeútico”, sostiene Horacio Serebrinsky, doctor en Psicología y director de la Escuela Sistémica Argentina.
El terapeuta que coordine este tipo de terapias grupales debe tener una formación especial y haber vivido un tratamiento. Además, como cualquier terapeuta, tiene que tener carisma, capacidad para contener al paciente en situaciones traumáticas y fundamentalmente tener una mirada que no sólo apunte a la individual sino también a lo grupal.
Hablamos de grupos, que se juntan en un sufrimiento, un malestar, que no son los mismos conflictos, separaciones, muertes, problemas de pareja. Pero el sufrimiento es el común denominador, cuando el grupo se integra esto es muy común. Otra elemento que aparece también es el consejo del otro que ya vivió, que en la psicoterapia individual, no aparece mucho el consejo, sino aparece la opinión. Otra de las cosas que pasa es la catarsis, que es claramente lo que paso ahí, la catarsis de poder llorar, pelear, enojarse. “Los beneficios de este tipo de terapias son poder escuchar, poder hablar con libertad sin perder la personalidad de cada individuo, la compañía, la contención y el cambio personal se activa dentro del grupo con un apoyo constante sin exigencia”, resume Serebrinsky.
Horacio Serebrinsky es Psicólogo y Dr. en Psicología (Univ. Kennedy de Bs. As.).Formado en Terapia sistémica en el Centro de parejas y familia de Bs. As. y en el MRI de Palo Alto. Es profesor titular y secretario del Depto. de Psicología social de la Univ. Kennedy. Es director de la Escuela Sistémica Argentina y autor del libro “Todos fracasos. Experiencias terapeúticas para psicólogos, pacientes e impacientes”. (Asteriscos TV).
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