El gobierno porteño estima que en el segundo trimestre podrá ver concretada de una vez la apertura de las estaciones Esteban Echeverría y Juan Manuel de Rosas. Cuáles fueron los obstáculos técnicos y políticos que demoraron una obra iniciada en 2004 por Aníbal Ibarra.
Cuando en 2004 Aníbal Ibarra anunció la extensión de la línea B de subtes, todo hacía pensar que, si se cumplían los plazos contractuales, las flamantes estaciones de Esteban Echeverría y Villa Urquiza estarían inauguradas en el verano de 2008.
Pero la obra se fue postergando por una insólita cantidad de motivos y Mauricio Macri vio pasar cada año de su primera gestión sin poder cortar la cinta. El actual jefe de gobierno asumió el mismo año del derrumbe de la construcción de la estación Villa Urquiza, que retrasó el proceso, con las obras civiles terminadas en la estación Echeverría.
Luego de ello, con las obras prácticamente terminadas, la inauguración se postergó por la necesidad de construir un playón de maniobras al final de la línea, que no había sido previsto cuando se comenzó a extender la línea. En ese momento, el PRO prometió inaugurar las nuevas estaciones en 2011 y lo único que restaba, además de algunas obras de señalización, era comprar nuevos vagones.
Es que como la terminal Juan Manuel de Rosas (Villa Urquiza) empalmará con la estación Urquiza del Ferrocarril Mitre, en el gobierno porteño estimaron que al recorrido de la línea B tenían que agregar cerca de 50 mil pasajeros por día y por ende debían comprar nuevas formaciones.
Pero el gobierno porteño se cansó de esperar que la Nación comprara esos nuevos coches, por lo que el propio Macri viajó a Madrid en septiembre del año pasado. Allí, adquirió 24 vagones y prometió que en marzo se concretaría la inauguración.
Sin embargo, una vez que los vagones llegaron a la Argentina en octubre, el proceso volvió a retrasarse por dos trámites que debió atravesar la Ciudad.
En primer lugar, debió pagar un cargo que la Secretaría de Transporte exige para la importación de materiales y del mismo modo debió hacerse cargo del arancel de importación en la aduana. Si bien en un principio el gobierno porteño intentó conseguir el financiamiento del gobierno nacional, finalmente terminó pagando sin esa ayuda.
Con todo este proceso terminado, mientras el macrismo está acondicionando los vagones que llegaron de Madrid, la inauguración se demoraría un par de meses. En el gobierno porteño estiman que se concretará en el segundo trimestre del año, es decir, entre fines de marzo y junio.
Por si fuera poco, la tensa negociación con el Gobierno por el traspaso de la red de subtes a la Ciudad no hace otra cosa que congelar el proceso. Es que en el macrismo creen que sería un gesto ambiguo avanzar con la extensión de la línea justo cuando el propio jefe de gobierno puso en duda el traspaso por las diferencias con el gobierno de Cristina Kirchner.
Como sea, los nuevos coches –que en realidad tienen unos 30 años de antigüedad- serán puestos a prueba a lo largo de la línea antes de la ansiada inauguración. (La Política OnLine).
Cuando en 2004 Aníbal Ibarra anunció la extensión de la línea B de subtes, todo hacía pensar que, si se cumplían los plazos contractuales, las flamantes estaciones de Esteban Echeverría y Villa Urquiza estarían inauguradas en el verano de 2008.
Pero la obra se fue postergando por una insólita cantidad de motivos y Mauricio Macri vio pasar cada año de su primera gestión sin poder cortar la cinta. El actual jefe de gobierno asumió el mismo año del derrumbe de la construcción de la estación Villa Urquiza, que retrasó el proceso, con las obras civiles terminadas en la estación Echeverría.
Luego de ello, con las obras prácticamente terminadas, la inauguración se postergó por la necesidad de construir un playón de maniobras al final de la línea, que no había sido previsto cuando se comenzó a extender la línea. En ese momento, el PRO prometió inaugurar las nuevas estaciones en 2011 y lo único que restaba, además de algunas obras de señalización, era comprar nuevos vagones.
Es que como la terminal Juan Manuel de Rosas (Villa Urquiza) empalmará con la estación Urquiza del Ferrocarril Mitre, en el gobierno porteño estimaron que al recorrido de la línea B tenían que agregar cerca de 50 mil pasajeros por día y por ende debían comprar nuevas formaciones.
Pero el gobierno porteño se cansó de esperar que la Nación comprara esos nuevos coches, por lo que el propio Macri viajó a Madrid en septiembre del año pasado. Allí, adquirió 24 vagones y prometió que en marzo se concretaría la inauguración.
Sin embargo, una vez que los vagones llegaron a la Argentina en octubre, el proceso volvió a retrasarse por dos trámites que debió atravesar la Ciudad.
En primer lugar, debió pagar un cargo que la Secretaría de Transporte exige para la importación de materiales y del mismo modo debió hacerse cargo del arancel de importación en la aduana. Si bien en un principio el gobierno porteño intentó conseguir el financiamiento del gobierno nacional, finalmente terminó pagando sin esa ayuda.
Con todo este proceso terminado, mientras el macrismo está acondicionando los vagones que llegaron de Madrid, la inauguración se demoraría un par de meses. En el gobierno porteño estiman que se concretará en el segundo trimestre del año, es decir, entre fines de marzo y junio.
Por si fuera poco, la tensa negociación con el Gobierno por el traspaso de la red de subtes a la Ciudad no hace otra cosa que congelar el proceso. Es que en el macrismo creen que sería un gesto ambiguo avanzar con la extensión de la línea justo cuando el propio jefe de gobierno puso en duda el traspaso por las diferencias con el gobierno de Cristina Kirchner.
Como sea, los nuevos coches –que en realidad tienen unos 30 años de antigüedad- serán puestos a prueba a lo largo de la línea antes de la ansiada inauguración. (La Política OnLine).
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