lunes, septiembre 18, 2006

ZARATE: COOPERATIVA DE CARTONEROS “LA NUEVA CONFIANZA”. Cartonear sí, pero organizados en una cooperativa.

ZARATE, Setiembre 18, (PUNTO CERO) Sergio Camejo, presidente de la Cooperativa de Cartoneros “La nueva confianza”, contó cómo es trabajar en la selección de los residuos en el basural a cielo abierto donde se depositan 200 toneladas diarias de desechos sólidos urbanos. También explicamos cómo es el proyecto municipal del nuevo relleno sanitario que se construirá en los mismos terrenos y que estará a cargo de una sociedad anónima con el 51% de las acciones en manos de los municipios de Zárate y Campana.

El día es agradable.
l sol de la primavera que se acerca brilla y calienta tenuemente la piel. Pero allí todo es diferente. Montañas enormes de basura despiden un olor pestilente. Y subidos sobre ellas los cartoneros husmean los desperdicios buscando cualquier cosa que luego pueda ser vendida a un chatarrero.Estamos en los terrenos que los municipios de Zárate y Campana alquilan para arrojar diariamente las más de 200 toneladas de basura que generan ambas ciudades.
Kilómetro 84, al costado derecho de la ruta 9, en la mano que va para Capital Federal. Todos los días más de 100 cartoneros se levantan a las 5 de la mañana y recorren más de 10 kilómetros para llegar hasta el lugar y rescatar la mercadería que pueda tener algún valor de mercado.Cartones, papeles, vidrios, plásticos, hierros, chapas, aluminio. Casi todo sirve...En el lugar no hay agua, ni baños, ni electricidad. Los más ágiles fabricaron refugios con madera y toldos. Allí se protegen de la lluvia y el sol. “Trabajamos sin las medidas mínimas de seguridad, no tenemos ni guantes, y cuando alguien se corta o lastima es una infección segura”.
El que habla es Sergio Camejo, presidente de la Cooperativa de Cartoneros “La nueva confianza”.

Salir a cirujear
Camejo es una víctima más de la debacle económica del país. Trabajó en Celulosa hasta 1998. Pasó por Siderca, hizo changas de albañilería y aprovechó su enorme estatura para trabajar en seguridad. Pero todo eso en el 2001 se terminó y para darle de comer a sus cuatro hijos, salió a cartonear junto a algunos vecinos de su barrio, el Pro Tierra.
Cansados de caminar las calles, iniciaron gestiones para poder reciclar directamente en el basurero a cielo abierto. Así fue como comenzaron a organizarse.“Había una explotación muy grande. La mercadería cada vez valía menos, el precio lo ponía el chatarrero a su antojo. Por eso decidimos organizarnos en una cooperativa y vender en mayor cantidad y poder pelear mejores precios”, recuerda Camejo.

La Cooperativa se llamó “La esperanza”.
Luego de recibir algunos subsidios del gobierno provincial con el que compraron algunas máquinas, entre ellas una prensadora, la cooperativa se disolvió.
Esta no era la única iniciativa de este tipo que había en el país. Muchos eran los municipios que trataban de organizar a los cartoneros que por esos años se contaban por miles.
Meses después, el programa provincial “Sin desperdicio” volvió a juntarlos y a proponerles la creación de una nueva cooperativa.Camejo cree firmemente que esta es la mejor forma de trabajar, que es un proyecto social. Cuenta que hubo semanas en que sólo ganaban 30 pesos. Hoy, organizados bajo ese régimen jurídico, no bajan de los 400 pesos mensuales. Pero quieren ir por más.
La mercadería reciclada sin procesar tiene un precio muy bajo. Si está prensada el valor sube. Y si, por ejemplo, se muele, el valor se multiplica por cuatro.
Actualmente, la cooperativa de cartoneros está gestionando la obtención de varios subsidios o donaciones, entre ellos del Ministerio de Producción de la Nación, de la Secretaría de Desarrollo Humano de la Provincia de Buenos Aires y de empresas de la zona como Monsanto. Con ese dinero y maquinarias, alquilarían un galpón cercano al basural y levantarían una planta de transferencia. “De esta forma, la gente va a trabajar en condiciones dignas y con medidas de seguridad adecuadas -informó Camejo-. A mayor proceso de la basura, mayor valor agregado y más puestos de trabajo. Si hoy somos 150, con esto podemos generar hasta 500 puestos de trabajo”.

Vida cartonera
Los cartoneros trabajan desde las 6.00 hasta pasado el mediodía. “El tipo que viene acá es buena gente, imaginate que de donde viene tiene vecinos que salen a robar, y él se levanta a las cinco para venir acá. Es gente que quiere salir adelante”, afirmó Camejo a este diario.
Los cartoneros agrupados en la Cooperativa se consideran subocupados porque no tienen obra social ni aportes jubilatorios.
“Esta gente no tiene nada, está muy cerca del delito porque sus vecinos o familiares no pueden ayudarlo y un hombre por un hijo con hambre hace cualquier cosa”, dijo Camejo.
El objetivo de la cooperativa, a partir de los subsidios que recibirán en los próximos meses, es que la mayor cantidad de trabajadores ingrese al sistema laboral y que goce de los beneficios que ello implica.

El camino de la basura
La gente saca la bolsa de basura a la vereda sin separar los residuos orgánicos de los peligrosos (pilas) ni de los reciclables (como el papel, cartón, plástico y vidrio).
De acuerdo a la ordenanza municipal 0081/2005 de mayo de 2005, la Cooperativa de Electricidad es responsable de prestar el servicio de Recolección Domiciliaria de Residuos. La CEZ tira la basura adonde le indica el gobierno local. En este caso, en los terrenos que le alquilan por 18 mil pesos mensuales (9 mil Zárate y 9 mil Campana) a Hugo Concaro, ubicados sobre una ex tosquera.
Allí los cartoneros hacen su trabajo de hormiga. La mayoría llega en bicicleta y los mejor organizados en alguna camioneta.
Pero, ¿de quién es la basura?“La basura es del municipio”, afirmó Pablo Castelli, secretario de la Jefatura de Gabinete del gobierno local.
Un proyecto del Poder Ejecutivo bonaerense enviado a la Legislatura emplaza a los municipios a presentar, en un plazo de seis meses de aprobada la iniciativa, un plan de gestión integral para el tratamiento de la basura que producen, y cinco años para que progresivamente la reduzcan en un 30 por ciento.
También faculta a sancionar con severas multas a quienes incumplan la norma, a clausurar y erradicar los basurales a cielo abierto e impedir la apertura de nuevos lugares de deposición de los residuos domiciliarios sin tratamiento previo. Con un gasto total aproximado de 6.5 millones de pesos, los municipios de Zárate y Campana están en la etapa final del diseño del anteproyecto y del proyecto final de un relleno sanitario. “Nos llevará 2 o 3 meses más terminar con los detalles, sobre todo lo que atañe al presupuesto y a informes de impacto ambiental”, explicó Castelli, responsable local de llevar adelante este tema.
El relleno sanitario va a funcionar en el mismo lugar donde hoy está el basurero a cielo abierto. El predio tiene 75 hectáreas y las afectadas ahora son sólo 15. “Calculamos que allí tenemos para 20 años de relleno sanitario”, pronosticó el funcionario.
Para la concreción de la iniciativa, la Municipalidad implementará un sistema similar a cuando se traspasó agua y cloacas de la ciudad. Crearán una sociedad anónima donde el 51% será estatal y el resto de las acciones estará en manos de un privado, en este caso del propietario de los terrenos.
En primer término, se construirá una celda de 10 mil metros cuadrados. Esta tendría una utilidad aproximada de 1 año y medio.
Según Castelli, la inversión estaría a cargo de los municipios y sólo falta la tasación de los terrenos en donde se construirán las celdas. También están buscando el apoyo de la Unión Industrial para solventar la inversión, ya que en las nuevas instalaciones se arrojarían los desechos asimilables a los urbanos que generan las industrias de la zona.
Las ciudades de Zárate y Campana ya tuvieron cinco años atrás una experiencia similar con rellenos sanitarios que no terminó bien, no por causas ambientales sino por motivos económicos. La empresa que prestaba el servicio dejó de funcionar por falta de pago de los municipios.
En el nuevo relleno sanitario, la cooperativa de cartoneros tendrá un papel preponderante.“Queremos mejorar las condiciones de trabajo de la cooperativa para que puedan seleccionar mejor la basura”, señaló Castelli, quien se mostró comprometido con la suerte de los cartoneros que trabajan allí.

Problema cultural
Hoy existen en la Provincia de Buenos Aires, 208 basureros a cielo abierto que contaminan el medio ambiente en 134 distritos. En 24 municipios del conurbano hay 101 basureros clandestinos. En muchos de ellos se vuelcan, además, desechos tóxicos.
En los países más avanzados, el problema de la basura comenzó por solucionarse en cada hogar, discriminando los desechos y arrojándolos en contenedores diferentes.
Tanto Camejo como Castelli coincidieron en que llevar adelante este tipo de proyectos en Zárate y en el país sería una utopía.
“Separar la basura en origen es muy difícil porque existe un problema cultural, este país no da para hacer algo así. Sería lo ideal poder hacer un tratamiento integral de la basura, pero no estamos en condiciones económicas ni culturales”, manifestó Camejo.
“Hubo diferentes experiencias en varias ciudades de la provincia de Buenos Aires, pero ninguna dio resultado. Incluso acá tenemos pensado un proyecto para que los restaurantes y bares saquen la basura discriminada, pero vemos más dificultades que beneficios”, indicó Castelli. (PUNTO CERO).

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