La señora que ejerce el cargo de Presidente (Jefe Supremo de la Nación) fue designada por su marido que, siendo Presidente, usó los mecanismos autocráticos que la Constitución le otorga. Es el presidencialismo latinoamericano, origen del desorden político y social en que vive la región.
Si la estructura de poderes se hubiera basado en el sistema parlamentario, la señora difícilmente hubiera sido designada Jefe de Gobierno, porque sus parlamentarios habrían evaluado su idoneidad como “responsable política de la administración del país” y su lucidez para resolver los inevitables conflictos sociales.
Los conflictos sociales crecen en Argentina, y los legisladores oficialistas se autodestruyen, votando con argumentos mañosos las leyes que exige la Presidencia , sabiendo que sufrirán en carne propia el costo político. Son las reglas de juego de nuestro presidencialismo.
Si el sistema de gobierno fuera parlamentario, después de las elecciones del 28/6/09 que perdió la Presidente, el Parlamento, encabezado por los representantes oficialistas habría decidido su reemplazo, respondiendo a su percepción política, la voluntad del soberano y sin quiebre institucional.
Hasta tanto se elimine el sistema presidencial, el desorden político continuará con sus oprobiosas consecuencias para la Nación y sus ciudadanos.
Si la estructura de poderes se hubiera basado en el sistema parlamentario, la señora difícilmente hubiera sido designada Jefe de Gobierno, porque sus parlamentarios habrían evaluado su idoneidad como “responsable política de la administración del país” y su lucidez para resolver los inevitables conflictos sociales.
Los conflictos sociales crecen en Argentina, y los legisladores oficialistas se autodestruyen, votando con argumentos mañosos las leyes que exige la Presidencia , sabiendo que sufrirán en carne propia el costo político. Son las reglas de juego de nuestro presidencialismo.
Si el sistema de gobierno fuera parlamentario, después de las elecciones del 28/6/09 que perdió la Presidente, el Parlamento, encabezado por los representantes oficialistas habría decidido su reemplazo, respondiendo a su percepción política, la voluntad del soberano y sin quiebre institucional.
Hasta tanto se elimine el sistema presidencial, el desorden político continuará con sus oprobiosas consecuencias para la Nación y sus ciudadanos.
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