El PJ matancero quedó dividido en tres sectores. Uno es comandado por el Intendente, otro por María del Carmen Cardo, esposa del ex gobernador, y un tercero liderado por el ex tesorero de Montoneros, Raúl Magario. El reparto de cooperativas, uno de los motivos de discordia.
Las elecciones del año pasado y el rotundo triunfo del kirchnerismo en octubre habían aplacado los ánimos en La Matanza. Pero con el correr de los meses, la interna del justicialismo fue tomando temperatura al tiempo que algunos dirigentes locales ya se animan a augurar unas feroces elecciones para dirimir la conducción local.
Los primeros síntomas se vieron el año pasado cuando el intendente, Fernando Espinoza, optó por Verónica Magario, hija del influyente Raúl Magario, como primera candidata a concejal en detrimento de la esposa de Alberto Balestrini, María del Carmen Cardo. Presionada por la tropa balestrinista, Cardo tomó la conducción del sector y asumió como secretaria de Acción Social del distrito.
Claro que la llegada de Verónica Magario a la presidencia del Concejo Deliberante avivó las divisiones aunque en el medio padre e hija también se distanciaron de Espinoza.
Así las cosas, el PJ mantancero quedó dividido en tres sectores. Uno es comandado por el propio jefe comunal, que, a pesar de algunos chispazos, mantiene a su lado al titular del bloque del FPV en el Concejo, Ricardo Rolleri.
El otro sector es el que lideran los Magario y al tercero, el balestrinista, lo capitanea Cardo junto con otros hombres fuertes del distrito como son Miguel Bampini, Luis Lata y el diputado nacional Luis Cigogna.
Según pudo saber La Política OnLine, en las últimas semanas hubo un gran revuelo entre los sectores por la continuidad del plan “Argentina Trabaja”, que en el distrito tiene unas 250 cooperativas con 60 trabajadores cada una.
Sucede que hasta el año pasado, el reparto de las cooperativas se venía haciendo equitativamente entre los tres sectores. Pero, según contaron fuentes municipales, con la caída de presupuesto y la inconsistencia en las obras realizadas, el número de cooperativas fue cayendo. Eso sí, según se quejan muchos dirigentes, el espacio del intendente mantuvo su número de cooperativas mientras que el resto ve mermado su poder territorial.
Las elecciones del año pasado y el rotundo triunfo del kirchnerismo en octubre habían aplacado los ánimos en La Matanza. Pero con el correr de los meses, la interna del justicialismo fue tomando temperatura al tiempo que algunos dirigentes locales ya se animan a augurar unas feroces elecciones para dirimir la conducción local.
Los primeros síntomas se vieron el año pasado cuando el intendente, Fernando Espinoza, optó por Verónica Magario, hija del influyente Raúl Magario, como primera candidata a concejal en detrimento de la esposa de Alberto Balestrini, María del Carmen Cardo. Presionada por la tropa balestrinista, Cardo tomó la conducción del sector y asumió como secretaria de Acción Social del distrito.
Claro que la llegada de Verónica Magario a la presidencia del Concejo Deliberante avivó las divisiones aunque en el medio padre e hija también se distanciaron de Espinoza.
Así las cosas, el PJ mantancero quedó dividido en tres sectores. Uno es comandado por el propio jefe comunal, que, a pesar de algunos chispazos, mantiene a su lado al titular del bloque del FPV en el Concejo, Ricardo Rolleri.
El otro sector es el que lideran los Magario y al tercero, el balestrinista, lo capitanea Cardo junto con otros hombres fuertes del distrito como son Miguel Bampini, Luis Lata y el diputado nacional Luis Cigogna.
Según pudo saber La Política OnLine, en las últimas semanas hubo un gran revuelo entre los sectores por la continuidad del plan “Argentina Trabaja”, que en el distrito tiene unas 250 cooperativas con 60 trabajadores cada una.
Sucede que hasta el año pasado, el reparto de las cooperativas se venía haciendo equitativamente entre los tres sectores. Pero, según contaron fuentes municipales, con la caída de presupuesto y la inconsistencia en las obras realizadas, el número de cooperativas fue cayendo. Eso sí, según se quejan muchos dirigentes, el espacio del intendente mantuvo su número de cooperativas mientras que el resto ve mermado su poder territorial.
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