Los habitantes del barrio Centro se reunieron el viernes a la noche en las instalaciones del Club Sirio Libanés para analizar el problema que no les permite vivir tranquilos. Pidieron explicaciones a las fuerzas de seguridad y al secretario de Gobierno municipal, y tomaron la decisión de organizarse por su cuenta en procura de su resguardo.
Un grupo de vecinos autoconvocados se reunieron para desahogarse y buscar soluciones a la inseguridad que sienten todos los días. Invitaron a participar de la asamblea a los más altos funcionarios policiales y de la Municipalidad y charlaron por más de dos horas en la sede social del Club Sirio. El encuentro se realizó el viernes pasado a las 21:00 y concurrieron más de cien moradores de zona Centro, el lugar preferido por los delincuentes en las últimas semanas.
Un grupo de vecinos autoconvocados se reunieron para desahogarse y buscar soluciones a la inseguridad que sienten todos los días. Invitaron a participar de la asamblea a los más altos funcionarios policiales y de la Municipalidad y charlaron por más de dos horas en la sede social del Club Sirio. El encuentro se realizó el viernes pasado a las 21:00 y concurrieron más de cien moradores de zona Centro, el lugar preferido por los delincuentes en las últimas semanas.
A la hora señalada como el comienzo de la asamblea, la concurrencia alcanzaba las 50 personas, pero poco a poco el lugar se llenó de gente. Familias, madres e hijas, dueños de comercios, profesionales de distintos rubros, remiseros y otros vecinos de distintas edades, sexos y estratos sociales, se juntaron para tratar un tema común: la sensación de escalofrío en la espalda cada vez que salen a la calle o abren la puerta de sus casas, todo, producto de los violentos robos que sufren en el barrio.
La reunión fue convocada por Hugo González, un vecino que atiende una carnicería y que según contó a LA OPINION, decidió hacer el llamado a sus pares porque ve que cada vez la situación se agrava más y teme que la gente “comience a hacer justicia por mano propia”.
Apenas pasadas las 21:30 llegaron al lugar el titular de la Comisaría Primera, capitán Oscar Sequeira; el jefe de la Distrital Pergamino, Gustavo Adin Andurri; el jefe de la Departamental Pergamino, Osvaldo Castelli y el subdirector de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI), Mártir Herrera. Para ese entonces, ya estaba presente la concejal del Partido Justicialista, Mónica Filippini; la directora de Relaciones con la Comunidad del Municipio, Valeria Schütz; un representante del Foro de Seguridad; y también estuvo un momento el edil del Frente Grande, Julio Courtial. Minutos después arribó el secretario de Gobierno del Municipio, Gustavo Fernández.Entre los presentes se destacaba la cara lastimada de María Cecilia Safrán y su marido Carlos Fornasari, vecinos de la zona, quienes habían sido asaltados y golpeados hacía apenas tres horas, dentro de su local.
Estado asambleario Aunque los presentes fueron aproximadamente 150, las voces se multiplicaban por cientos. Así, la asamblea tuvo, básicamente, tres o cuatro tópicos: el triste relato de víctimas de la inseguridad sumado al miedo de muchos vecinos que contaban sus peripecias; la explicación por parte de las fuerzas de seguridad, en la voz del comisionado Castelli, sobre las medidas que toma la Policía; la desinformación por parte de muchos vecinos sobre los roles de los jueces, fiscales y de todo el aparato de seguridad; y la intención infructuosa de algunos pocos concurrentes de unirse junto a sus pares bajo la premisa de que “nos tenemos que organizar como vecinos y tenemos que pasar la organización de los cacos, porque los ladrones son muy inteligentes”.Durante mucho tiempo los habitantes del barrio basaron sus alocuciones en reclamar a la Policía que “haga lo que debe hacer”.
Mientras, desde la parte de los uniformados, se escuchaba que se hacía todo lo posible pero que era “necesario contar con la gente”. Un vecino relató que a su casa la habían marcado con una letra y un número: M19; mientras que a la de una pariente le pusieron M25. “No sé qué significa eso pero es algo”, opinó el señor, quien agregó que “el barrio es vulnerable porque no estamos organizados”.
Cuando Castelli se presentó y tomó la palabra, habló de los esfuerzos que está haciendo la Policía. Dijo que se reforzó la vigilancia en zona Centro y en otros lugares donde el delito está en alza. “Lo que yo les quiero hacer saber es que la Policía está a disposición de todos ustedes”, agregó Castelli frente a un auditorio al que no le bastaban las palabras. En la misma intervención el jefe de Policía avisó que iba a dejar su número personal para que todos pudieran comunicarse con él en caso de ser necesario. Uno de los concurrentes lo interrumpió y dijo que eso no podía ser, que no podían llamarlo todos los vecinos a él (por Castelli) y preguntó qué estaba haciendo la Policía por la prevención. Lo mismo había preguntado una señora un momento antes, quien opinó que no bastaba con hacer allanamientos, “lo importante es la prevención para que no sucedan los delitos”, dijo.
Castelli, por su parte, respondió que, “una cosa que se puede hacer es que los vecinos tengan los números de teléfonos de las personas que viven en sus cuadras y que, por ejemplo, avisen cuando se van de vacaciones, así los vecinos pueden llamar a la Policía si ven algo raro”. El comentario del comisionado desató la queja de los vecinos. Lo mismo sucedió cuando el jefe Andurri aportó que podían ponerse de acuerdo para salir a baldear la vereda, tirar la basura y cosas de ese estilo, todos a la misma hora. “Así los presos vamos a ser nosotros”, comentaron varios concurrentes.
Desde el fondo del barullo, un vecino indicó: “Los ladrones no se meten porque sí en una casa, antes estudian la situación, cosa que nadie los vea. Si los vemos, no nos damos cuenta y contra eso hay que luchar”. Otro aportó como agravante que “además, en esta zona, circula permanentemente gente que no conocemos. ¿Cómo sabemos quién es extraño y quién no?”. Y por último alguien preguntó “¿por qué se ha intensificado el delito en esta zona?”.
Castelli respondió que los delincuentes han puntualizado en algunos sectores: “Nosotros hemos identificado a los autores de tres de los hechos de la zona que hoy están con pedido de detención. Hay dos personas involucradas que están presas. Tenemos que maximizar los esfuerzos y detener al resto”. Balas y culpables Mientras las horas pasaban y la reunión se volvía cada vez más confusa y tensa, las opiniones comenzaron a endurecerse o a irse por las ramas. De a poco, la culpa de todo la tuvieron los jueces y fiscales. Los primeros por soltar a los presos, los segundos por no “calentarse” y hacer su trabajo.
Más tarde les tocó a los senadores y diputados por no hacer leyes que sirvan y así se llegó a decir que la edad de imputabilidad debía bajar hasta los 8 años. Los jefes policiales hicieron lo suyo para que la responsabilidad caiga sobre la ley y no a ellos, que deben hacer cumplir lo que está escrito. Esto lo hicieron, por ejemplo, cuando contaron que un reciente detenido en Arrecifes tenía libertad condicional otorgada por la Justicia. Detrás de estas declaraciones se escuchó: “La culpa no es de ustedes, es de los jueces que los dejan libres”, acompañando la intención del uniformado.
En tanto, desde un rincón, una señora, obviamente dominada por la impotencia y la bronca de la situación que se vive, deslizó con suspicacia a los policías si “no se les puede escapar una bala cuando atrapan a un ladrón”. Otro vecino aseguró que uno de los mayores problemas es que “no les conocemos las caras a los ladrones, y quizás los vemos pasar y para nosotros es un vecino más”.Después de un rato, la reunión volvió a su cauce. Lucas, un vecino, propuso ser solidarios y aceptar la propuesta de hacer una lista de teléfonos para ayudarse en caso de ver algo extraño.
Otro vecino dijo que era necesario estar unidos. La tensión máxima se vio entre dos posturas: los que escuchaban a la Policía pero estaban presurosos de organizarse como vecinos, y los que querían, con exigencia, que las fuerzas de seguridad les dijeran cómo iban a solucionar su problema. Mientras se acercaba la medianoche, las voces aún rebotaban por el salón de Sirio. Muchas opiniones, algunas propuestas, el informe del Municipio sobre lo hecho, también el de la Policía. Posiciones extremistas, otras lábiles. Sobre el final circulaba una hoja en la que los vecinos anotaban sus teléfonos, retomando la propuesta del señor que había dicho al principio: “Nos tenemos que organizar, nosotros vivimos en forma individual y tenemos que vivir en forma colectiva. Tenemos que llegar delante del delito”.
Los testimonios de los protagonistas
Héctor Martínez, vecino“Concurrimos a esta reunión que convocó un vecino. Vinimos como autoconvocados porque nos sentimos totalmente inseguros y queríamos entre todos los habitantes pedir por favor una colaboración de todo tipo y a todo tipo de autoridad para que nos permita tener algo de tranquilidad dentro de la intranquilidad que se vive. No sé si de aquí saldrá una asamblea de vecinos, no creo, pero lo que sí estamos buscando es poder ayudarnos entre todos y además poder colaborar con la Policía. Creo que es muy necesario. De todos modos es cierto que también necesitamos que la Policía colabore con nosotros. Hay que esperar a que la reunión termine para saber cuáles serán las soluciones propuestas”.
Los testimonios de los protagonistas
Héctor Martínez, vecino“Concurrimos a esta reunión que convocó un vecino. Vinimos como autoconvocados porque nos sentimos totalmente inseguros y queríamos entre todos los habitantes pedir por favor una colaboración de todo tipo y a todo tipo de autoridad para que nos permita tener algo de tranquilidad dentro de la intranquilidad que se vive. No sé si de aquí saldrá una asamblea de vecinos, no creo, pero lo que sí estamos buscando es poder ayudarnos entre todos y además poder colaborar con la Policía. Creo que es muy necesario. De todos modos es cierto que también necesitamos que la Policía colabore con nosotros. Hay que esperar a que la reunión termine para saber cuáles serán las soluciones propuestas”.
César, vecino“Hay dos problemas: uno es el urgente y otro es el importante. El urgente es que nos dejen de robar y ponernos de acuerdo entre todos para no ser vecinos que estemos viviendo uno al lado del otro sin conocernos sino que tengamos los teléfonos y avisarnos. Obviamente los ladrones hacen sus trabajos de inteligencia pero alguien los ve, no pasan desapercibidos. Pero el ‘no te metás’ que pasa siempre en Argentina, hace que como le pasa al otro, yo no haga nada. Pero si seguimos así, un día me va a tocar. Por eso hablo de solidaridad.
Por otro lado, lo importante es lo que quieren hacer los vecinos, que vayamos contra los jueces y está bien, pero no nos van a dar una solución en forma inmediata”.
Raul Basanta, comerciante
“Nosotros vivimos en forma individual, tenemos que vivir en forma colectiva. Tenemos que llegar delante del delito y ganar la calle, porque la calle la hemos perdido, nos hemos metido atrás, y atrás no se puede vivir. Yo no sé quién tiene la culpa, pero tengo una propuesta concreta: organicemos una lista de los nombres y teléfonos de los vecinos que estamos acá y saquemos fotocopia de esos números y hagamos nosotros mismos vigilancia. No hay que dudar, tenemos que comprometernos. Si hay que llamar al 101 y luego piden que vayamos a la comisaría, hay que ir a la comisaría y listo. Esto es compromiso porque es muy cómodo lo que hacemos nosotros: nos quedamos en el molde y le echamos la culpa a otro”.
Hugo González, quien convocó a la reunión “Lo organicé porque tengo una carnicería y me han robado cinco veces y me han roto los vidrios, pero esos eran hechos menores. Ahora lo que pasa es mucho más grave y los casos son mucho más seguidos. No queremos que lleguen las personas a tomar un arma y matar a un ladrón y que ese ciudadano sea el que vaya preso. Sabemos que ellos entran y salen cuando quieren pero la persona de bien, no. Yo no sé cuál es la solución pero estoy contento con esta reunión porque la idea era tocarle el timbre a las autoridades para que nos den ‘un poco de bolilla’, después cada uno expondrá lo que le pasa”.
Marcela, abogada
“Nosotros podemos hacer muchas cosas, pero la seguridad está a cargo de la Policía. Los responsables son ellos. Nadie nos va a devolver lo que sufrimos, ni el daño psicológico, ni el moral, ni el patrimonial, pero yo quiero que no le vuelva a pasar a nadie en mi barrio. Quiero que me digan cuáles son las medidas que están tomando para prevenir el delito. Hay un montón de hechos con la misma modalidad y los delincuentes no están detenidos. No digo que la Policía tenga la culpa, sólo digo que no es suficiente lo que hacen”.
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